Domingo, 18 Abril 2021 09:17

El Presidente Fernández - Por Omar López Mato

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Si alguna vez alguien tuvo la peregrina idea que el presidente Alberto Fernández podría ser una instancia superadora para la política nacional, ya se habrá percatado que lo único que podemos esperar de él y su gobierno es hipocresía y obsecuencia hacia su gestora, un sometimiento servil destinado a satisfacer las ansias de venganza de Cristina y los suyos.

 A su desmedida capacidad de promover y decir disparates, debemos agregar su natural habilidad a mentir sin sonrojarse y contradecirse casi al ritmo de su respiración. El presidente Fernández es el mejor ejemplo del axioma de Einstein: La infinitud del universo y de la estupidez humana …

El presidente Fernández repite viejas fórmulas pensando que darán distintos resultados como el control de precios para tratar de bajar la inflación galopante (un clásico peronista que hace medio siglo que da pocos resultados) mientras emite billetes como si se tratase de papel picado ....

El presidente Fernández es la cara (caradura diría) de un gobierno con una notable falta de gestión que promete lo que sabe que no podrá cumplir: ha prometido vacunas que no puede comprar y cuando la situación apremia permite que Caba las provincias, de la noche a la mañana, salgan a mendigar vacunas como parias por el mundo, arrastrando los tango en busca del mango que le dé inmunidad ….

No contento con la agotadora cuarentena que llevó a la mitad del país a la pobreza, sin la menor autocrítica y repartiendo culpas a diestra y siniestra, una vez más cierra la economía condenando al resto del país a la quiebra. El futuro es ominoso, ya que sin vacunas no se podrá crear inmunidad y todo lo que se ve es muerte y desolación.

El presidente Fernández cree que todo se maneja por decreto y que los recursos son inagotables, empezando por la paciencia de la gente. El encierro es un recurso limitado. La historia demuestra una y otra vez que la gente prefiere morir antes de ser privada de su libertad.

El presidente Fernández ha logrado dejar a los abuelos sin vacuna (a pesar de la épica de los vuelos a Rusia), a los padres sin trabajo destruyendo fuentes laborales (que serán difíciles de recrear) y a los hijos sin educación –. ¿Qué más le podemos pedir? Pues el presidente Fernández está dispuesta a hacer otro esfuerzo para tratar de destruir lo que queda en pie de la nación.

Aún le falta dejarnos sin justicia – ya lo envió al López de los bolsos a su casa. Aún le falta llevar al país a un nuevo default.

Aún le falta destruir algunas industrias, dejarnos sin energía, destruir la ganadería argentina y continuar hostigando al campo (nuestra única fuente de ingresos).

El presidente Fernández ya agredió a los médicos que se juegan la vida, hablando de “relajo”. En su cabeza no le entra la idea de demanda contenida, que si encierra a la gente en su casa por un año se va a enfermar de otras cosas que no sean COVID. El cáncer, los infartos y la diabetes continúan progresando a pesar de los decretos presidenciales. Sin imaginarlo, ni sospecharlo, se está generando una crisis sanitaria de envergadura, porque a los males ya expuestos deberán agregarse neurosis, adicciones, obesidad, hipercolesterolemia, maculopatías, trastornos visuales y otros desórdenes que le costarán al país millones y millones en asistencia y discapacidad, además de ausentismo.

El presidente Fernández con ese ánimo de compadrito, de barrio, no tiene mejor política internacional que la agresión y la mentira. Si esta capacidad destructiva se limitase al país, sería una más de las bravuconadas politiqueras a la que estamos acostumbrados los argentinos, pero el presidente Fernández avanza hacia el plano internacional agraviando a países vecinos y aun distantes.

Gracias al presidente Fernández estamos a poco de reincidir en un clásico nacional: las cuasi monedas. La avalancha de billetes no ha encontrado espacio donde ubicarse en el mundo financiero, razón por la cual  ,tarde o temprano los gobiernos provinciales comenzarán a emitir papelitos de colores con nombres autóctonos .Está vez tendremos yacarés ,carpinchos , zorritos , lechuzones y demás fauna como sueldos de los millones de empleados públicos que debemos mantener con nuestros impuestos pagados en pesos pero que por obra y gracia de la ineficiencia y falta de capacidad de crear confianza ,se transforman en poco más que pañuelitos de papel .

El presidente Fernández ahora amenaza defender su ineptitud con las Fuerzas Armadas desarmadas (un oxímoron digno de sus íntimas contradicciones). Va a usar a las mismas Fuerzas Armadas que ha denostado y menoscabado para remediar el caos que generó al agotar el recurso del encierro y fracasar en la campaña de vacunación (en la que ya tiene gastados billones y no ha podido organizar). Esta es la misma gente que quiere gestionar a las empresas públicas y no podría organizar una kermes ...

El presidente Fernández, en un alarde de ignorancia institucional, ha cometido el delito de abuso de autoridad (Art 248 de código penal que debería conocer como "profesor").

El presidente Fernández decretó un toque de queda sin la autorización del Congreso.

El presidente Fernández no es quien para vulnerar la Constitución ni dejar de respetar la división de poderes.

El presidente Fernández deberá considerar a quien le debe lealtad, si a la Justicia y el bien común de los argentinos o si permanecerá fiel a los sátrapas que hicieron posible su elección y que tanto criticó en su momento.

Sino que Dios y la Patria se lo demanden.

Omar López Mato

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