Daniel Bilotta
Cristina le puso un obstáculo en apariencias insalvable a la pretensión de Axel Kicillof. Imponer su reelección al aparato político que controlan La Cámpora y los intendentes del conurbano e inserto en su gestión después de las PASO de 2021. Al confirmar que no se postulará a ningún cargo, la vicepresidenta anuló el argumento principal para resistirse a ocupar la candidatura presidencial con la que vienen presionándolo desde el sector que lideran Máximo Kirchner y Martín Insaurralde. Esta semana volvió a quedar al desnudo el aislamiento político al que está sometido el gobernador.
Axel Kicillof transita horas decisivas. Este mes quedaría resuelto si Cristina lo habilita a competir por su reelección o lo señala para hacerlo por la presidencia. La incertidumbre que rodea a esta disyuntiva crucial quedó reflejada en la jura de cadetes de la escuela de policía Juan Vucetich, que encabezó el 4 de mayo en Vicente López. Solo lo acompañaron dos de los 19 ministros de su numeroso gabinete. Más que la ausencia de los ligados a La Cámpora y los intendentes del conurbano sorprendió la de los identificados exclusivamente con el gobernador.
Julio Alak celebró la disminución de la tasa de homicidio en 2022 reflejada en el informe anual de la Procuración General bonaerense. Sin resultados de gestión para exhibir en campaña, el ministro de Justicia decidió festejar los obtenidos por Julio Conte Grand, el jefe de los fiscales al que el gobierno de Axel Kicillof quiso someter a juicio político para proteger a Pablo Moyano, investigado por integrar una supuesta asociación ilícita con barras del club Independiente.
Sergio Massa logró convertirse en el funcionario más gravitante del oficialismo. Pero esa fortaleza está condicionada severamente por la debilidad del Gobierno. Su plan de ser el único candidato a presidente del Frente de Todos se desarrolla en esta situación contradictoria y depende de la habilidad para sortear obstáculos sin las facilidades que halló para forzar la renuncia de Alberto Fernández a la reelección. Una posibilidad en la que nunca creyeron quienes todavía responden al Presidente.
A los comisarios de la Policía Bonaerense les preocupa la fuga de detenidos en las comisarías. Su prioridad es evitarlas por el temor a que una de ellas deje trunca su carrera. Los presos de las comisarías de Villa Celina y González Catán se amotinaron casi en simultáneo al asesinato del chofer Daniel Barrientos. Pedían lo que obtuvieron: ser trasladados a los penales. Los policías no podrían hallar mejor solidaridad.
El intendente Fernando Espinoza teme que el escenario político del 2015 en la provincia de Buenos Aires vaya a recrearse este año en La Matanza. Sobre todo si la Iglesia activa su participación en la campaña electoral y si no puede disolver las tensiones que mantiene con La Cámpora y el Movimiento Evita. Dos corrientes internas del Frente de Todos que amenazan desafiarlo en las PASO y comprometer su reelección si no alcanzan antes un acuerdo que repare los que habría incumplido en los comicios de 2021.
Jorge Ferraresi llegó a Edesur con una misión difícil. Lograr que los electores del conurbano perciban antes de las PASO una mejora en el servicio capaz de revertir el malhumor con el gobierno por su interrupción en medio de la histórica ola de calor. Un malestar extensivo a AySA, forzada a suspender el envío de agua potable por su red por los cortes de luz que impidieron bombearla. Debería conseguir para eso que la firma ejecute un plan de inversión inmediato y sin esperar por los efectos de los ajustes de tarifas previstos para abril y junio.
Claudio Scapolan está provocando aglutinamientos y disidencias inesperadas en el Frente de Todos. Un proceso que tal vez se aprecie con mayor nitidez a partir del 28 de marzo, cuando comience el juicio político al fiscal de San Isidro que ocupó en Tigre la unidad a cargo de investigar delitos complejos y al crimen organizado. También es probable que desde entonces se puedan distinguir con claridad entre las fricciones derivadas de este reacomodamiento de intereses y las que está generando otro: la pelea por definir quién será candidato a senador nacional que libran Sergio Massa y Martín Insaurralde.
La apatía electoral pasó de ser una señal inquietante a convertirse en un riesgo estructural para el sistema democrático. El grado de desinterés por la política que expresa la ciudadanía es tal que los no identificados con alguna fuerza ni saben a quién votar representan a casi la mitad del electorado. Esa abrumadora mayoría que no parece dispuesta a creer en lo que se le propone, es la conclusión de los sondeos realizados en febrero que circulan en Juntos y el Frente de Todos. Ese dato está condicionando su oferta electoral.
Luis Silvio Carzoglio podría dejar de ser el juez de Garantías Nº 1 de Lanús y Avellaneda a partir de la semana que viene. Cobró notoriedad con ese cargo cuando se negó a firmar la orden para detener a Pablo Moyano en la causa en la que se lo investiga por supuesta asociación ilícita con barras del club Independiente. Carzoglio se aferró a ese hecho para sostener una falacia: que le pidieron juicios políticos por no detener a Moyano y que la forma en que procedió en ese caso le valió los tres pedidos de juicio político en su contra que podrían derivar en su destitución.
La desorientación frente a la crisis económica provoca la inversión de los polos en el campo magnético del oficialismo. Un efecto inesperado de la gestión de Sergio Massa en el Ministerio de Economía.
Alberto Fernández está consiguiendo lo que se propuso. Ganar tiempo para llegar al final de su gobierno sin que sea intervenido por Cristina y tener un rol relevante en la definición de candidaturas en el Frente de Todos. La vicepresidenta contribuyó involuntariamente al éxito de este programa con su renunciamiento a postularse. Desde entonces el kirchnerismo quedó relativizado como factor de poder. Es probable que el Presidente haya dado otro paso para cumplir esa meta con la mesa reunida anoche en la sede del PJ.
Alberto Fernández se propone terminar con el personalismo en el Frente de Todos. Es decir, con el método que utilizó Cristina para elegirlo como candidato a presidente sin consultar a nadie. El supuesto ciclo virtuoso que pondría fin a ese vicio se iniciaría con las PASO en las que él mismo no descarta competir por su reelección. O impulsar a alguien que lo suceda si eso no fuese posible. Cualquiera de esas opciones demostraría que el mal que pretende extirpar goza de buena salud.
A Cristina la inquieta que Alberto Fernández pueda hallar en la inflación un resquicio para su reelección. O, más bien, en la emisión monetaria, una de sus causas. Si se confirman los pronósticos de recesión que proyectan consultoras internacionales, ese flujo sería imprescindible para garantizar el financiamiento de las cajas del Estado en un año electoral y en medio del ajuste que ejecuta Sergio Massa. El temor a que el control de ese atributo sea una importante herramienta de poder es exacerbado por su entorno.
Cristina le devolvió algo de la alegría perdida el 7 de diciembre al núcleo más fiel de sus dirigentes. Veinte días después de anunciar que no sería candidata dejó abierta la posibilidad de revisar esa decisión si el 24 de marzo logra convocar a una movilización de envergadura. Es como interpretó ese grupo su mensaje en Avellaneda, donde calificó de proscripción y no de renunciamiento al anuncio efectuado la tarde que fue condenada por la causa Vialidad. Por las dudas, aseguró que nada en ella es fruto de la improvisación.
El clima de marcada indiferencia a cualquier propuesta política que caracterizó a la concentración para saludar al campeón mundial de fútbol encontró la mejor justificación a esa reacción en el comportamiento del oficialismo. Su capacidad de acción en el gobierno aparece limitada por la impugnación que practican entre sí las facciones del Frente de Todos que se disputan las candidaturas a presidente y gobernador en la provincia de Buenos Aires. Un proceso al que no escaparían sectores de la oposición.
Axel Kicillof está confiado en obtener la candidatura a gobernador en las PASO. Se lo había adelantado a Francisco “Paco” Durañona antes que Cristina anunciara que no será candidata en 2023. El senador provincial insiste con definir en primarias las postulaciones a los principales cargos ejecutivos para que el Frente de Todos recupere el volumen electoral perdido en 2021 con relación al 2019. Dos millones y medio de votos. Más de la mitad en la provincia de Buenos Aires. Ese debate recobró vigencia la semana pasada.
Cristina parece hacer aprestos para liderar al kirchnerismo en la oposición. Si se confirma el renunciamiento a cualquier candidatura en 2023, eludiría quedar asociada a una eventual derrota electoral del Frente de Todos. E, incluso, llegaría en mejores condiciones para postularse a senadora nacional en 2025. Los largos tiempos judiciales contribuirían a que no quede firme antes de esa fecha la sentencia por la condena que le dictó el TOF N°2 pero cuyos fundamentos se darán a conocer recién en marzo. El momento desde el que podrá apelar.
Sergio Berni insiste en que el fracaso del combate contra el delito es responsabilidad de la Justicia, una interpretación que redime a Axel Kicillof, pero que también revela su predisposición a omitir lo que no puede desconocer: los jueces no determinan la política criminal, lo hace el gobernador a través de su Ministerio de Justicia, la cartera conducida por Julio Alak, el único mencionado para sustituir a Berni en todas las versiones que circulan y que, tal vez por eso, se le atribuyen al propio Alak. Por supuesto, el ministro desmiente toda esa malicia.
Carlos Cisneros propuso esta semana que Juan Manzur y Sergio Massa compartan fórmula presidencial. Aunque aclaró la intrascendencia del orden que tengan, resulta obvio que al diputado por Tucumán le interesa que la encabece su jefe político: el gobernador. Esa expresión de deseo es una señal de amistad a Cristina. Marca una diplomática distancia con Alberto Fernández. Cisneros lo defendió de los ataques que recibe en el oficialismo, pero omitió citarlo entre los posibles candidatos. El jefe del Gabinete y los gobernadores no tienen dudas. Será difícil serlo sin el aval de Cristina.
Mauricio Macri les agradeció a los fiscales su presencia y los instó a cuidar los votos de Juntos en las elecciones. Horacio Rodríguez Larreta y Diego Santilli lo escucharon, igual que el resto de los asistentes a la jornada de capacitación que tuvo lugar el fin de semana pasado en Ituzaingó.
Andrés “el Cuervo” Larroque está afianzándose como maestro de ceremonias de Cristina. Expresa lo que ella piensa sobre asuntos en los que pronunciarse podría traerle inconvenientes. Sobre todo, por el complejo panorama electoral del conurbano.
Avanza Libertad y el Frente de Todos parecen intercambiar creencias. La decisión de Javier Milei de no dar quorum para suprimir las PASO lo transforma en el inesperado defensor de uno de los derechos ampliados que creó el oficialismo, pero que ahora se propone derogar con el argumento formal de reducir el gasto público. Hay algo más en este comportamiento que una aparente paradoja disparatada. Desnuda el temor de los dirigentes a ser abandonados por sus votantes más fieles si quedan asociados al gobierno, en un clima electoral de marcado rechazo a sus acciones.
Resulta comprensible el enojo de Cristina por el alza del 13,8 % en la medicina prepaga. Coincide con la de 30 puntos en la factura de energía eléctrica que pagarán este mes los usuarios residenciales. El efecto palpable de la primera quita de subsidios al consumo; habrá otras dos consecutivas en noviembre (30%) y diciembre (40%). Una medida que impactará sobre el 36 por ciento de los usuarios del conurbano. La zona donde residen sus electores más fieles.
Axel Kicillof podría establecer el colmo de un economista. No tener un contador que le firme el balance. Requisito indispensable para que el Tribunal de Cuentas presidido por su ex secretario Legal y Técnico, Federico Thea, le apruebe el presupuesto ejecutado este año. Un trámite de cierta rutina que debería completar la Contaduría General, pero cuya gestión está puesta en dudas por la tensión entre el gobernador y la Legislatura. Sobre todo desde que amenaza extenderse al oficialismo lo que hasta ahora caracterizaba la relación con Juntos.
Alberto Fernández auxilió inesperadamente a Sergio Berni. El cambio de gabinete forzó al kirchnerismo a desistir del repudio al ministro de Seguridad por el operativo policial del partido suspendido entre Gimnasia y Boca. Axel Kicillof debería agradecerle.
Facundo Manes cumplió una regla que parecen respetar quienes fueron o aspiran ser candidatos por Juntos en la provincia de Buenos Aires, pero cuya vida cotidiana transcurre lejos de allí: omitir cualquier referencia embarazosa al estado de sus servicios de Justicia y de seguridad. Algo extraño para quienes están lanzados de forma prematura al proselitismo.
Axel Kicillof mantiene en estado de crispación al peronismo bonaerense. Los intendentes del conurbano se sienten excluidos del ciclo de cierta bonanza económica que goza la provincia. Los recursos que dependen de la recaudación propia y representan la mitad de sus ingresos experimentaron en el primer trimestre una mejora real de 10 puntos, éxito que tendría al gobernador como beneficiario exclusivo gracias al ministro de Economía, Pablo López, encargado de ejecutar la política de goteo de fondos que esteriliza las posiciones que los jefes comunales ganaron en el gobierno bonaerense.
Sergio Massa tuvo esta semana la noticia que esperaba desde que asumió en el Ministerio de Economía. El milagro prometido comenzaría a insinuarse con la recuperación de su imagen en la opinión pública. En dos sondeos del gobierno porteño, aparece como el dirigente más valorado del Frente de Todos. Solo lo superan Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal y Javier Milei. Tres opositores. Un aparente cambio de expectativa en el gobierno que Juntos relativiza. No bastaría para modificar el escenario electoral que prevé favorable.
Mauricio Macri habría logrado superar el escollo que hallaba en los sondeos. La inelasticidad de su figura le impedía perforar el techo de los 40 puntos de aceptación. Una de las firmas que trabaja para la oposición registró un cambio de tendencia favorable al expresidente esta semana. Federico Aurelio, de Aresco, lo observa en una posición estable desde abril en torno a ese valor que, sin embargo, lo coloca como un candidato competitivo dentro y fuera de Juntos.
Ni el detalle de las imágenes difundidas sobre el atentado a Cristina Fernández de Kirchner bastaría para persuadir a la opinión pública de la veracidad de ese acontecimiento.
Horacio Rodríguez Larreta desperdició la oportunidad de revalidar su estrategia de campaña: proyectar desde la ciudad la figura de un dirigente con dimensión nacional. La oportunidad que se le presentó el fin de semana resultó inmejorable. Tenía enfrente a Cristina Fernández, la principal líder del Frente de Todos. Reducir el traspié del jefe de gobierno porteño a la controversia por las vallas en el domicilio de la vicepresidente supone omitir el desafío al principio de autoridad política implícito en el incidente.
A Cristina le resulta inadmisible que la Justicia avance en este gobierno con causas contra dirigentes oficialistas como no lo había hecho en el anterior. En su lógica, una anomalía. Pero poco novedosa. Por eso es difícil imaginar que el pedido de condena de los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola la haya sorprendido. Hace meses que allegados a la vicepresidenta recorren en silencio el país, y en particular el conurbano bonaerense, preparando el terreno para alertar sobre los efectos de esa decisión.
Elisa Carrió le ordenó a la Coalición Cívica reflotar en el Congreso el proyecto de ley de Ética Pública presentado por el gobierno de Mauricio Macri en marzo de 2019. Una forma de admitir el vacío legal del régimen actual que regula la incompatibilidad de actividades con la función pública. Lo que reduce a un planteo moral la crítica a ese comportamiento que campea detrás del vínculo entre dirigentes de Juntos y Sergio Massa con el que volvió a insistir la semana pasada, y que derivó en que algunos de los aludidos amenacen con iniciar acciones legales.
Sergio Massa depende de hacerse fuerte en un gobierno débil para alcanzar la meta que se propuso, ser el único e indiscutido candidato presidencial del Frente de Todos, pese a que sus actores más relevantes desconfían de él por tres antecedentes traumáticos. El triunfo electoral del Frente Renovador en 2013, tras romper con el Frente para la Victoria; su candidatura presidencial en 2015, que contribuyó a la derrota de Daniel Scioli, y la alianza con Cambiemos a través de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires.
Sin la aparente complicidad de tres funcionarios públicos, la banda detenida por extorsión a supermercados chinos en el conurbano sería un hecho policial sin otro relieve que los rasgos en común de su líder y tres secuaces: nacionalidad china y dueños de comercios en ese ramo. Aunque hay otro que es sorprendente. El supuesto cabecilla es el titular de la Cámara de Comercio china en Almirante Brown. Para entenderlo: quien debía defender el interés de su comunidad es sindicado como el ideólogo de vulnerarlo.
Cristina Kirchner pretende transformar la incertidumbre de su futuro electoral en el argumento político más potente para defenderse en las causas judiciales donde es investigada. Una variante del lawfare que esbozó en Twitter con la supuesta proscripción a su eventual candidatura presidencial que tramaría la Corte fallando en su contra. A esa teoría adhieren por necesidad propia dirigentes de su círculo, como Mario Secco. El Tribunal Oral Criminal (TOC) N° 2 de La Plata fijará fecha en agosto para el juicio oral y público del intendente de Ensenada.
La presencia de Alberto Fernández en Berazategui esta semana tiene un alto valor simbólico. Dedicó la primera actividad oficial posterior a la del Día de la Independencia a visitar el conurbano, la única región del país donde se invertiría el escenario electoral proyectado por la consultora Aresco en todo el país para las PASO 2023. Con una victoria de Juntos sobre el Frente de Todos por siete puntos. El Gran Buenos Aires le permitiría al oficialismo emparejar la ventaja que la oposición tendría en el resto de la provincia y aspirar a retener ese gobierno.
Daniel Scioli agitó esta semana un fantasma muy temido en la oposición: ser asociada al oficialismo si los hilos de la supuesta trama que vincularía a segmentos de Juntos con el Frente de Todos quedan expuestos a la luz pública. Una posibilidad opacada parcialmente por la corrida cambiaria que dejó en un segundo plano la decisión del juez de Garantías N°6 de La Plata, Jorge Grispo de anular la elevación a juicio de la causa donde el exgobernador y una decena de sus funcionarios son acusados de negociaciones incompatibles con la función pública.
Aldo Cantone podría ser sentenciado a seis meses de prisión en suspenso. La pena mínima del Código Penal al delito de usurpación para el que prevé hasta tres años de reclusión. Las condenas inferiores o iguales a esa carga temporal no tienen cumplimiento efectivo. Son excarcelables. Cantone ocupó ilegalmente una vivienda en pleno centro de Pinamar en abril de 2020. Esa intrusión en el momento más duro del aislamiento obligatorio dispuesto por la cuarentena fue descubierta por el secretario de Seguridad, Lucas Ventoso, gracias al aviso de un vecino.
Si las elecciones de 2023 fuesen ahora, el Frente de Todos vencería a Juntos por tres puntos en la provincia de Buenos Aires. Casi la misma ventaja que la oposición obtuvo sobre el oficialismo en las PASO de 2021, pero que se redujo a menos de uno en los comicios generales. Confirmado por tres encuestadoras líderes, este dato es el que está ordenando las decisiones que debaten en esas dos coaliciones para tomar posición en el conurbano, territorio que concentra casi al 40 por ciento de los electores.
Marco Lavagna le daría al kirchnerismo una noticia peor que el índice de precios al consumidor en mayo. El censo poblacional del Indec demostraría que La Matanza no tiene 2,4 millones de habitantes como volvió a repetir en marzo su intendente, Fernando Espinoza, al habilitar las sesiones ordinarias en el Concejo Deliberante.
Axel Kicillof introdujo un elemento novedoso en la relación oscilante que mantiene con Juntos. Dar publicidad a la agenda que negocia con Martín Insaurralde en la Legislatura bonaerense y no repetir la traumática experiencia que atravesó para que Federico Thea sea designado en el Tribunal de Cuentas.
Macri rescata la gestión de Vidal en la provincia de Buenos Aires, donde el estrés de Juntos por la candidatura presidencial desnuda situaciones desesperadas
Al menos 11 de los 16 gobernadores peronistas que proponen ampliar el número de miembros en la Corte Suprema prevén adelantar las elecciones en sus provincias para que no coincidan con los comicios presidenciales. La intención que insinúan es mucho más sofisticada que el enunciado de esa reforma.
Alberto Fernández refleja en la diplomacia los rasgos principales de la política doméstica. A excepción de la secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra, el Presidente viajó a España y Francia con los funcionarios de su gobierno en los que deposita mayor confianza. Liderada por el canciller Santiago Cafiero, esa comitiva fue integrada por el secretario General, Julio Vitobello, el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz, la secretaría de Relaciones Económicas Internacionales, Cecilia Todesca y la vocera presidencial Gabriela Cerrutti.
A Mauricio Macri le preocupa el desperfilamiento del Pro en la provincia de Buenos Aires y especialmente en el conurbano. La caracterización del expresidente con el rol de los dirigentes de ese partido es bastante indulgente. Otros miembros de su entorno rotulan la situación con mayor crudeza.
Cristina Fernández de Kirchner necesita que Alberto Fernández sea su principal opositor. Una función que el Presidente se resiste a cumplir.
La urgencia por bloquear el funcionamiento del Consejo de la Magistratura obligó a Cristina Fernández de Kirchner a sabotear el intento de colocar a Mauricio Macri en el centro de la escena política que Axel Kicillof había insinuado un día antes. “Macri los cagó” dijo en un Congreso organizado por la UOM en Mar del Plata.
Axel Kicillof le adelantó a los gobernadores del PJ las críticas de esta semana al gobierno nacional en la reunión que mantuvieron el 30 de marzo en el Consejo Federal de Inversiones (CFI). Ámbito inapropiado para la catarsis, por la desconfianza mutua que reina entre los asistentes. No acostumbran a revelar eventuales pasos futuros por temor a que sean aprovechados por otro para congraciarse con el Poder Ejecutivo, único facultado a distribuir los preciados fondos coparticipables y de otros programas con los que se puede establecer premios y castigos.