Hablemos de Historia


 

Cuando el mismo Diosdado Cabello advierte que lo que está pasando casi al mismo tiempo en Perú, Chile, Ecuador, Argentina y Honduras “no es una brisita, sino el comienzo de un huracán”, no nos conviene escudarnos en la comodidad de una teoría conspirativa, sino, por lo menos, calzarnos las botas de lluvia. Bien visto lo de Diosdado no es una advertencia, es una declaración de guerra.

 

“Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”.
-Mateos 22: 15-21

 

 

Nos toca un revival de los ’70. Como nunca aprendimos nada de nuestros errores, estamos obligados a repetirlos, casi con precisión matemática.

 

 

Tuve la oportunidad de conocer al Dr. César Vidal hace varios años, cuando vino a presentarnos su libro sobre la revolución rusa. Doctor en historia, teología y derecho, ha escrito numerosos textos, donde expone su pensamiento y sus conocimientos con claridad meridiana.

 

El día que el Tío asumió la presidencia con los votos prestados.

 

 

En todos los tiempos hubo conversos, hipócritas y traidores, parte ineludible de la condición humana. Los tiempos procelosos, constituyen el momento necesario para generar estos individuos que radicalizan sus discursos, y buscan la forma de lograr “consenso popular”, para mostrar su ferviente adhesión a causas que hasta ayer nomás, le eran ajenas.

 

 

Decían que los argentinos descendemos de los barcos; de hecho, nos conocernos por el origen de nuestros ancestros: somos rusos, gallegos, vascos, tanos, yankies, gringos, turcos, paraguas, bolitas…

 

 

En realidad, serán 77 días en Buenos Aires para esperar la próxima elección, pero no podía dejar de hacer la analogía con la notable película de Samuel Bronston (1963) en la que cuenta como las delegaciones internacionales son sitiadas en el Palacio Imperial por las inmensas masas de “boxers”. Resisten a lo largo de esos 55 días mientras se acercan las tropas de distintos países que vienen a rescatarlos.

 

 

Más allá de una victoria electoral, más allá de los votos, de quien gane o sea derrotado en las urnas, hay algo que cada día me resulta más claro: estamos perdiendo la batalla en la contienda cultural.

 

 

Al Dr. Favaloro lo conocí cuando intervino a mi padre. Había pedido que él lo operara de una obstrucción de la coronaria descendente anterior. Por entonces, Favaloro acababa de publicar un libro sobre San Martín. En las entrevistas que mantuve, después de interiorizarme de la evolución de la cirugía de mi padre, tuvimos una breve charla de historia. René idolatraba la figura del Libertador. Tenía una imagen canónica de San Martín, algo edulcorada e idealizada para mi gusto, pero que en él actuaba como guía rectora.

 

Página 11 de 22

Top
We use cookies to improve our website. By continuing to use this website, you are giving consent to cookies being used. More details…