Hablemos de Historia


 

“Cambiando lo que se debía cambiar”, tal parece el lema de los virus que mutan para tener más posibilidades de sobrevivir. Como la forma más primitiva de vida, los virus tienden a eternizarse. El sentido de la vida es la capacidad de transmitir sus genes a la próxima generación, más si han demostrado ser exitosos para sobrevivir en un mundo hostil.

 

“Ganarás el pan con el sudor de tu frente”, es la condena bíblica que se origina cuando Dios expulsa a Adán del Paraíso. Sin embargo, el Creador le tenía reservado a su desagradecida creación un castigo mayor: los impuestos que deberá pagar sobre el fruto del sudor de su frente. Y el más ingrato de estos castigos (aunque esto es casi una cuestión de gustos por la variedad de impuestos que nos hostigan) es el llamado impuesto a la renta y sus variables.

 

 

 

 

El sistema sanitario mostró sus déficits y debilidades, y los médicos sufren una constante devaluación de su trabajo

 

 

Hoy nadie lee a Aristóteles y menos los políticos, a pesar de haber escrito un libro sobre el tema que funda las bases de la democracia, y señala la peligrosa tendencia a la demagogia. Fue Aristóteles el autor de la frase insigne del general Perón aquella que establecía el estrecho vínculo entre la verdad y la realidad.

 

 

 

El 16 de diciembre de 1773 un grupo de colonos americanos disfrazados de indio arrojaron a la bahía de Massachusetts 342 cajas de té importados por la British East India Company. Fue la primera manifestación independentista de los súbditos de Gran Bretaña en América reclamándole a la Corona la imposición de cualquier gravamen sin la debida representación de los colonos en el Parlamento. Como nos enseña la historia, los impuestos son la causa más frecuente de conflictos y rebeliones.

 

 

 

Para 1776 los crímenes denunciados en Londres se habían cuadruplicado. En 1688 solo se habían reportado 50 casos de robos, en 1776 se había llegado a los 220.

 

 

 

La Argentina es una pobre niña rica, una joven malcriada confiada en su destino de opulencia.

 

 

Los griegos hacían una diferencia entre drama y tragedia. El drama (que significa “actuar”) responsabiliza de las consecuencias adversas a los mismos protagonistas, los hombres. En la tragedia, el destino fatal es obra de los dioses, de fuerzas superiores.

 

 

Desde hace unos meses está en boca de todo el mundo el Proyecto Artigas, que propone la adjudicación de predios rurales a personas de escasos recursos.

 

 

Sabemos que son muy pocas las personas que acceden al poder con la intención de dejarlo, y Cristina y su corte, no son una excepción.

 

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