Las palabras del presidente pusieron el foco en la verdad y la transparencia. La manipulación de datos y la reiterativa difusión de relatos ficticios que caracterizaron a las administraciones anteriores eran una muestra inequívoca de la falta de respeto de las autoridades por sus conciudadanos, a los que trataban como a niños a los que se les pueden narrar las historias más ilusorias.
Pero tan malo como eso fue que tales gobiernos terminaron por consumir las mentiras que vendían, con efectos desastrosos para las políticas públicas. Solo a partir de la verdad, por dura que sea, podremos superar el estancamiento y sentar las bases de un desarrollo sostenido.
Fue muy ponderable, asimismo, la insistencia en la necesidad de erradicar la pobreza, lo que se logrará mediante la creación de empleos genuinos estimulados por las mayores inversiones, pero también por un muy ambicioso plan de infraestructura social, que lleve agua corriente, calles, caminos, iluminación a todos los argentinos. En el mismo sentido, el llamado a una revolución educativa es una pieza esencial de la efectiva ampliación de la igualdad de oportunidades.
El presidente marcó, con mesura pero también con entusiasmo de estadista, las bases del nuevo rumbo de la Argentina, una Argentina para todos, sin sectarismos ni conflictos artificiales, que trabaja en la solución concreta de los problemas, que hace y construye, en lugar de poner a las palabras en el cómodo centro de la acción política.
En cuanto al discurso de apertura de las sesiones ordinarias de la Legislatura porteña, es destacable el alto nivel conceptual y la precisión de los datos aportados por Horacio Rodríguez Larreta, así como el acento puesto en el contacto personal con los vecinos, que no es una mera declamación, sino una forma de concebir la gestión democrática que aquel ya practicaba cuando era Jefe de Gabinete de Mauricio Macri. Es el camino para conocer de primera mano las necesidades y las ideas de nuestros mandantes. También fue muy importante la relevancia que le dio a la urbanización de las villas de emergencia, para que quienes viven en ellas sean en todo sentido ciudadanos, con el mismo acceso a los bienes públicos que el resto de los habitantes de la ciudad.
El diálogo con los vecinos es vital para consolidar un mejor gobierno en todas las áreas de las políticas públicas. Así, el reciente programa 'Comisarías abiertas' permitirá planificar de manera más adecuada la seguridad. Los propios ciudadanos llevarán sus inquietudes a las autoridades policiales y podrán verificar el cumplimiento de los objetivos trazados.
Por lo demás, la enorme cantidad de obras destinadas a favorecer el transporte público y privilegiar los espacios públicos de calidad dan cuenta de cómo se pueden realizar todos los días acciones concretas que mejoren efectivamente la calidad de vida de los porteños cuando los recursos se emplean racional y honestamente, con prioridades que tienen en cuenta el interés general. En definitiva, escuchamos del Jefe de Gobierno un detallado informe del estado de la Ciudad y un programa de transformaciones que continúa y profundiza las grandes líneas trazadas por Mauricio Macri. Fue un discurso completo y sistemático, que abordó las principales cuestiones urbanas, expuesto con respeto institucional hacia los legisladores de todas las bancadas.
Ambas exposiciones, la de Mauricio Macri y la de Horacio Rodríguez Larreta, son ejemplos elocuentes de un nuevo tiempo. La ficción ha sido sustituida por la verdad; la enunciación de eslóganes, por programas de gobierno; la empobrecedora fijación en el pasado, por el entusiasmo vital que despierta poner la vista en el porvenir.
Dr. Jorge R. Enríquez
Subsecretario de Justicia de la C.A.B.A.
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