Alberto Fernández sabe que no existe ninguna posibilidad de que finalmente prospere el juicio a los miembros de la Corte Suprema de Justicia, una de las embestidas más estridentes y menos prácticas de los últimos tiempos. No se va a llevar a cabo ningún juicio, pero el presidente en privado aseguró desde diciembre, cuando se bosquejó la idea, que lo importante era que tengan que dar explicaciones, no otra cosa.
La comisión con Carolina Gaillard dio el puntapié inicial: "Hay elementos para confirmar el inicio de la investigación", dijo en la Comisión de Juicio Político del Congreso antes del mediodía, lo que generó 16 votos de los 31 del total para alegría del Gobierno. Así entonces, el pedido de Alberto se cumplió, no irán probablemente los ministros de la Corte al Congreso, pero sí deberán brindar explicaciones por escrito a medida que se certifiquen elementos probatorios de mal desempeño o, en el peor de los casos, corrupción.
Hay 14 proyectos y 60 hechos que se le atribuyen a los cuatro jueces que buscan enjuiciar, que son Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz, Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorenzetti. La apertura de sumarios, es decir la admisibilidad del expediente, significa la posibilidad de recabar pruebas que sostengan la acusación contra los cuatros jueces. A partir de ahora, el juicio político continuará con un periodo de investigación, recolección de pruebas y testimonios.
El Gobierno cree, al menos Cristina Fernández de Kirchner y Alberto Fernández, que el Poder Judicial está integrado casi al unísono a los pedidos de dirigentes opositores, por lo que quieren cristalizar ese vínculo antes de las PASO para dañar los candidatos de Juntos por el Cambio. "No vuelvo hablar nunca más con esos tipos, son un desastre", se le oyó decir al presidente en Olivos los primeros días de enero, cuando todavía las tapas de los diarios ni sabían que iba a comenzar la guerra contra la Corte.
Es tal vez el único punto de encuentro que tienen actualmente Kirchner y Fernández, prácticamente enfrentados a muerte de cara a las elecciones.
Pedro Paulin