Carlos Berro Madero

Muchos individuos hablan convencidos que conocen todo lo que concierne al análisis “académico” de las ciencias sociales, utilizando una retórica viciosa con silogismos ridículos del tipo: “ningún animal es insensible; los peces son animales, luego no son sensibles”, o “todo metal es mineral, el oro es metal, luego es mineral” (Balmes).

 

Algunas características constitutivas de la “dupla Fernández”, eran más que evidentes desde que se formó la misma bajo los auspicios de uno de los tantos caprichos de Cristina, quien constituye un penoso modelo de obsesiones psicológicas enfermizas.

 

La guerra entre Rusia y Ucrania ha desatado el espanto en casi toda la comunidad internacional, por lo virulenta, imprevista y cambiante, dejando a todo el mundo haciendo cálculos sobre cómo preparar un futuro al que habrá que adaptarse sin manuales previos de funcionamiento.

 

Bien decía el poeta estadounidense Henry W. Longfellow -con humor y cierta resignación-, que lo mejor que podemos hacer cuando llueve es dejar que llueva sin rezongar inútilmente, porque en algún momento parará.

 

“La esperanza no consiste en la convicción de que algo saldrá bien necesariamente, sino en la certeza de que sea sensato, de cualquier modo, que resulten las cosas finalmente”
- Václav Havel, ex Presidente de la República Checa

 

David Hume señalaba que existe una tendencia general entre las personas, para concebir a los demás atribuyéndoles cualidades o defectos acordes a su imagen y semejanza.

 

Si hay algo que sorprende en la actitud de muchos kirchneristas -por inmadura y extemporánea-, es el conflicto que mantienen respecto de sus responsabilidades, tratando de justificar la gestión ambigua e insoportable de su gobierno e Intentando demostrar que su ineficiencia no es más que una mera conjetura de la oposición.

 

Existen muchos jóvenes que creen tener siempre más derechos que obligaciones, pensando erróneamente que pueden demorar el cumplimiento de cualquiera de ellas hasta llegar a la madurez, eximiéndose a sí mismos del compromiso de asumirlas. 

 

Con la curiosidad propia de quienes no logramos entender el sentido de las habituales acrobacias y extravagancias de Cristina Fernández, e interpretar mejor qué podemos esperar de ella luego del reciente pre acuerdo celebrado con el FMI, hemos consultado diversos trabajos de psiquiatras y psicólogos clínicos sobre los procesos mentales inconscientes de las personas.

 

Uno de los logros mundiales más significativos frente a la pandemia del Coronavirus y sus derivaciones, consistió en haber puesto en evidencia algunas virtudes de una nueva productividad en países que trasladaron rápidamente gran parte de las labores remuneradas en la industria y el comercio a la nube digital, en cuanto caso fuese posible, suturando estratégicamente la emergencia.

 

“En los sistemas autoritarios, la mentira no es solamente una de las armas del poder político o de los intereses corporativos, sino que TAPIZA Y ACOLCHA LA VIDA PÚBLICA EN SU TOTALIDAD”
- Jean Revel

 

En momentos en que América Latina se tortura con intensos debates sobre las calificaciones y descalificaciones de nuevos líderes políticos que asoman su cabeza para dirigir los destinos de sus países, nos parece oportuno volver sobre algunos conceptos olvidados. 

 

Los encuentros y desencuentros de la competencia discursiva desatada entre miembros del Frente para Todos y Juntos por el Cambio, han adquirido la categoría de una verdadera obscenidad, al proyectar sus fantasmas privados sobre el resto de la sociedad. 

 

Los que peinan canas y conocieron a Alberto Castillo, recordarán seguramente al médico canta-autor cuando invitaba al “baile” a sus oyentes entonando una melodía incitante. 

 

Existe actualmente un poder despótico ejercido por el kirchnerismo que intenta someter a toda la sociedad a una indigna servidumbre, merced a las “maniobras” de un joven imberbe y sin ningún antecedente de fuste para desempeñar su actual cargo político:

 

 

Una Cristina desaforada como siempre, pero esta vez incoherente y maliciosa, demostrando que siente los efectos de la polvareda dejada por quienes se alejan de ella, demostró en su alocución de Plaza de Mayo del viernes 10 del corriente, que vive agazapada como una auténtica francotiradora, con el objetivo de fulminar a enemigos que elige caprichosamente.

 

 

El proceso de formación y clasificación de imágenes en la mente de un individuo está ligado siempre a su educación, porque es ésta la que le permite revisar y/o afirmar sus conclusiones personales frente a la realidad, impidiéndole chocar contra los límites que ésta impone.

 

 

No hace falta ser un experto en cuestiones ontológicas, para percibir cuál es el verdadero sustrato de las elipsis discursivas del Presidente y su Ministro de Economía, que oscilan entre el cinismo y la mediocridad.

 

 

Las últimas elecciones han puesto en evidencia que resulta absolutamente imperioso abandonar ciertas adhesiones políticas que nos han colocado al límite de la desintegración social, dejándonos presos de emociones viscerales que parecen haber nublado nuestra mente.

 

 

Hasta ausente, Cristina Fernández mantuvo una suerte de centralidad ridícula mientras se desarrollaban las elecciones legislativas del domingo próximo pasado, mientras algunos “movileros” de la TV machacaban sobre su eventual presencia ante lo que iba apareciendo como una segura derrota del Frente de Todos.

 

 

La velocidad de los cambios de ánimo de nuestra sociedad en estos últimos meses ha sido de una hondura fenomenal.

 

 

“Pocos son los hombres que se sobreponen completamente a las circunstancias que los rodean; pocos los que arrostran un gran peligro por la sola causa de la verdad; pocos los que en situaciones críticas no buscan una transacción entre sus intereses y su conciencia. En atravesándose riesgos de mucha gravedad, el mantenerse fiel a la verdad es heroísmo, y el heroísmo es cosa rara”
-Jaime Balmes

 

 

El solo hecho de reconocer que el “frente” que gobierna es una bolsa de gatos que hacen sus deposiciones en los lugares que les place, no significa que hayamos encontrado aún el método para enterrar definitivamente un tipo de “militantismo incivilizado”, del que habla el filósofo francés Luc Ferry, un luchador implacable por el logro de una articulación educativa que permita elevar el nivel de la cultura política.

 

 

El gobierno petulante y pretencioso de “los Fernández” evidencia que sus integrantes se consideran a sí mismos una suerte de “misioneros divinos”, presunción fatal que los lleva a incurrir en toda suerte de desaguisados, sin someter a prueba de eficacia alguna a ciertos experimentos políticos nacidos en el seno de un fanatismo excluyente y muy perverso.

 

 

“Cuando no somos capaces de cambiar una situación, deberíamos pensar si no estamos desafiados por la realidad para cambiar nosotros mismos”
-Víctor Frankl

 

 

“Ninguna causa puede producir lo que de suyo es imposible absolutamente”
-Jaime Balmes

 

 

El kirchnerismo está constituido por fanáticos que suelen utilizar las palabras como si fuesen precipitaciones pluviales, dando pábulo a las suposiciones de Adolfo Bioy Casares, cuando decía: “detrás de cada una de estas manifestaciones de afectación, ligeramente sorpresivas y ridículas, ha de haber un señor vanidoso, que se desvive porque lo admiren”.

 

 

La crisis del Frente para “Todes” parece que se resolverá por el momento mediante un cambio de figuritas, como parte de una vulgar “opereta” más del kirchnerismo que se ha ido convirtiendo en una verdadera tragedia política, sin solución a la vista.

 

 

Hoy nos preguntaban algunos observadores y periodistas ansiosos ante las últimas noticias sobre renuncias masivas, supuestamente “depurativas”: “pero entonces, ¿quién manda? ¿Cristina o Alberto?

 

 

En medio de una ceguera y soberbia coronadas por la efigie similar a la de un “león rampante en campo de gules”, – como diría un aficionado a la heráldica-, el kirchnerismo ha sufrido un porrazo fenomenal.

 

 

Cuando nos asomamos al mundo de la política con el fin de descifrar qué ofrecen ciertos candidatos que ventilan sus ideas con pomposidad “académica”, nos encontramos con Máximo Kirchner, quien siguiendo los delirios de su madre propone políticas que atrasan, cuanto menos, un siglo.

 

 

 

“El hombre se realiza únicamente en la medida que sabe imponerse exigencias a sí mismo”
- Jean Guitton

 

 

Siguiendo los pasos ideológicos de un marxismo posmoderno (hoy llamado populismo), los máximos dirigentes “K” creen profesar una suerte de ciencia que versa sobre la evolución de la naturaleza y de la sociedad.

 

 

El filósofo español Ortega y Gasset, definía en su tiempo al que llamaba “señorito satisfecho” como “el hombre vulgar, antes dirigido, que ha resuelto gobernar el mundo. Este contentamiento consigo”, señalaba, “le lleva a cerrarse para toda instancia exterior, a no escuchar, a no poner en tela de juicio sus opiniones y a no contar con los demás.”

 

 

Muchos argentinos creemos saberlo todo y no solemos distinguir la diferencia que existe entre la verdad y la veracidad.

 

 

En épocas de crisis suelen surgir algunas personas que, amparadas en discursos alambicados, irrumpen en el escenario social alardeando de poseer una supuesta “ficha limpia”, que las convertiría automáticamente en una suerte de candidatos políticos “iluminados”.

 

 

Si quienes nos gobiernan hoy insisten con sus rituales y jaculatorias archiconocidas, corremos el serio riesgo de retornar a los tumultuosos escenarios del año 2001.

 

 

Toda época de crisis política suele arrasar con ciertos principios inamovibles de la economía, haciendo olvidar a muchos ilusos que los cuerpos doctrinarios deben contemplar siempre determinados códigos morales, a fin de que la misma tenga efectos positivos para toda la comunidad.

 

 

El escenario político recibe hoy, más que nunca, la influencia perniciosa del hedonismo que caracterizó siempre a Cristina Fernández. 

 

El kirchnerismo comienza a inundar nuevamente los medios audiovisuales con informaciones inexactas, que son lanzadas a la opinión pública como un torrente, aprovechando las dificultades que existen para reparar en su falsedad en estos tiempos de “encierro virósico”.

 

 

En uno de sus interesantes escritos sobre cuestiones de fe, Fernando Savater nos recuerda que los sociólogos hablan dedos tipos de conducta que caracterizan la personalidad de la raza humana. 

 

“La comunicación suele ser a menudo todo lo contrario de la información”
- Jean Revel

 

En los 70, el sociólogo estadounidense Alvin Toffler advirtió que durante el transcurso de los años siguientes millones de seres humanos sufrirían una brusca colisión con el futuro.

 

La presidente entre las sombras del actual gobierno kirchnerista –Cristina Fernández-, está convencida que sus teorías políticas son una “ciencia probada” sobre la evolución de las leyes de la naturaleza y la revolución de los explotados, constituyéndose en una guía para la solución de todos los problemas económicos, sociales, políticos e intelectuales de nuestro país…y del mundo entero.

 

Las expresiones de indignación popular frente al abismo al que nos asomamos por la falta de rumbo del gobierno requerirán más esfuerzo aún de nuestra parte, vista la obstinación del kirchnerismo que intenta mantener un statu quo “a su medida”, en medio de una tormenta social en ciernes.

 

 

“Si te enfermas viendo lo que hacen y dicen algunas personas, nunca pierdes el recurso de mover tus pasos en otra dirección” - Elwyn Brooks White, escritor y ensayista estadounidense

 

El historiador polaco Leszec Kolakowski señala que la palabra “problema” implica por lo general que existe una técnica para resolverlo, y que, con mayor o menor dificultad, podemos llegar a encontrarla. En tal punto, agrega, el susodicho problema dejará de ser tal.

 

Vivimos un momento en que las grandes ideas políticas –que movieron a varias generaciones ilustres-, han sido reemplazadas por un rosario de desatinos puestos en marcha por sucesores de aquellas que intentan reactivar -por ahora sin éxito-, el ánimo de una sociedad fatigada, absorta y profundamente angustiada.

 

“El mendigo dista de sentir su miseria con tanta intensidad como la finge, si quiere vivir de la mendicidad”  
- Frederich Nietzsche

 

 

 

Hemos recordado especialmente al magistral Ortega y Gasset en estos días, cuando alertaba acerca de que “una sociedad dividida en grupos discrepantes, cuya fuerza de opinión queda recíprocamente anulada, no da lugar a que se constituya un mando.

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