En el corto plazo, por ejemplo, se ha reflejado en el alza del dólar; el peso siguió como una sombra la caída de la libra esterlina en vísperas e inmediatamente después del decisivo referéndum. El brexit ayudó al gobierno a aliviar la presión de los exportadores – venían quejándose de una apreciación del peso que les quitaba competitividad- sin necesidad de que el Banco Central interviniera comprando dólares. Si la tendencia se extiende y el peso se sigue devaluando tal vez tenga que salir a vender, porque ese curso conspiraría contra las ya desbordadas metas de inflación (iba a ser del 25 por ciento anual y por el momento registran u 40 por ciento).
Otra dimensión del brexit que nos interesa: la nueva situación de Gran Bretaña introducirá cambios en la situación de Malvinas. En un diferendo territorial con Londres que tiene algunos rasgos de semejanza –por el Peñón de Gibraltar- España reaccionó con velocidad reclamando, e un período de soberanía compartida como paso a la recuperación definitiva. Cierto es que, en este caso, puede contar con el interés de la población de Gibraltar que –tras el brexit- verá a España como un puente que le permita conservar las ventajas de ser parte de la Unión Europea. Los isleños de nuestras Malvinas están obligados a reflexionar (y nuestra Cancillería, también).
Un costado más curioso de las repercusiones argentinas del referéndum británico pasa por España. Sin duda el brexit ejerció un influjo para acentuar la decepción de la izquierda española agrupada en Unidos Podemos, que soñaba con arrebatarle al PSOE el segundo puesto y forzarlo luego a una coalición de gobierno para desplazar al Partido Popular . La atmósfera generada en Europa por el brexit indujo un voto cauteloso de los españoles, le dio la victoria al PP, sostuvo al PSOE como escolta y castigó a la izquierda, restándole más de un millón de votos.
El toque argentino de este acontecimiento es doble: los líderes de Podemos se habían confesado admiradores del kirchnerismo y lectores atentos de uno de sus héroes intelectuales, el politólogo Ernesto Laclau (que vivió más de la mitad de su vida en Inglaterra y murió en España) , y connotados kirchneristas como Axel Kicillof y el ex Secretario de Estado de Pensamiento Nacional Etc., Ricardo Forster, estuvieron en Madrid imaginando una fiesta izquierdista para terminar sufriendo allí su segunda derrota electoral en siete meses. El filósofo era más que un visitante entusiasta: parece que cuando quedó cesante en Argentina se consiguió un conchabo en la madre patria como asesor de Podemos.
Este mismo Forster es, junto a Horacio González, una de las plumas selectas de Carta Abierta, la corporación de intelectuales K que hasta diciembre se reunía en la Biblioteca Nacional, gerenciada por el segundo. Esta semana este grupo rompió un comprensible silencio con nuevo documento. Vale la pena destacar esta entrega, porque–tal vez inspirados por la intemperie política- los escribientes kirchneristas admiten en él, por primera vez, elementos de la realidad.
Es cierto que para descubrir esas perlas hay que nadar por los intersticios de un texto de 3993 palabras que bien podría pesar la mitad si lo despojaran de algunos kilos de adjetivos. Pero, así sea encubiertas por el denso velo retórico, se encuentran admisiones, confesiones, revelaciones que estos exfuncionarios culturales no se permitían pocos meses atrás.
Por ejemplo, el escrito se inicia mencionando a José López y (tácitamente) a sus bolsos repletos (“El vergonzoso caso de José López podría hacernos vacilar…”) y menciona, antes de pasar al segundo párrafo, “la pegajosa palabra en juego: corrupción”. Toda una novedad en ellos. “Lo ocurrido con López -agregan- nos obliga a preguntarnos, es evidente, por los sobornos”. Tarde piaste.
El texto evalúa, inclusive que “López no sea solo un individuo sino una triangulación, una amalgama, una asociación o una teoría de los conjuntos”, pero considera que “el inmenso juicio a cielo abierto y sin anestesia, al que es sometido lo sucedido (…) puede describirse como la violación alegórica de la Nación”. Se nota el padecimiento.
Por cierto la mayor porción las 8 carillas de Carta Abierta es una reiteración algodonosa del viejo “relato”, pero aquí se destaca lo novedoso aunque escondido. Hay otras cosas flamantes asordinadas por el alambique literario. Se alude a “veloces constricciones que amparan nuevas mayorías en Diputados y Senadores” para hablar de la paulatina centrifugación de los bloques K en el Congreso o, indirectamente, de la toma de distancia de los dirigentes territoriales (peronistas o “transversales”) que se mudan (o planean hacerlo) del Frente para la Victoria.
En fin, casi en puntillas, se esboza incluso un cuestionamiento al liderazgo actual de la Señora de Calafate: todo este deslizamiento vertiginoso ocurre -rumian o lamentan los intelectuales kirchneristas- “sin que se evidencien los signos de una conducción general efectiva”. Todo un atrevimiento, así sea tardío, así sea en voz baja, así sea en esperanto. ¿Otro brexit en puerta?
Jorge Raventos
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Twitter: @jorgeraventos
Gentileza para