Miércoles, 24 Enero 2018 21:00

El oscuro deseo de Z

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Zaffaroni cultiva la propensión a escandalizar a sus objetores con declaraciones y a veces con fallos, pero en esta oportunidad les ha hecho un servicio, porque no es igual que exprese sus deseos de que Mauricio Macri se vaya en helicóptero una senil Hebe de Bonafini que lo haga alguien tenido por jurista famoso.

 

Eugenio Zaffaroni expresó días atrás su deseo de que el actual presidente de la Nación no termine su mandato. Su franqueza escandalizó a voceros del oficialismo y fue considerada "golpista" de manera sin duda exagerada por la ministra Patricia Bullrich. Se trató en realidad de un episodio minúsculo y penoso pero con un mérito: le puso nombre, apellido y cara a la mentalidad autoritaria de un sector importante de la oposición peronista y de la izquierda antisistema. A esa suerte de patología cultural antidemocrática contra la que se suponía que el grueso de la sociedad había quedado vacunada tras la experiencia de la última dictadura militar.

Después de 34 años de votar para elegir presidentes de manera ininterrumpida, es aún significativa la persistencia de esa mentalidad que protagonizó o acompañó con su aquiescencia los golpes militares. Políticos, sindicalistas, empresarios e intelectuales fueron en muchos casos asociados y en otros propiciadores de la inestabilidad institucional. No sólo los militares. La mayoría, además, se identificó con el peronismo. Desde Rico y Seineldín hasta el piquetero D’Elía. La única novedad es que se haya sumado a ese "colectivo" un ex juez de la Suprema Corte y miembro de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Nadie ignora que este último tribunal es uno de los pocos baluartes sobrevivientes de la izquierda en el hemisferio, pero la sinceridad de Zaffaroni ha puesto a sus integrantes en una situación incómoda, porque pueden hacerse los desentendidos frente a, por ejemplo, la barbarie del régimen de Maduro, pero ¿cómo guardar silencio ante expresiones incompatibles con la democracia republicana de uno de sus propios jueces? ¿De un juez que, al menos en teoría, debe velar por el Estado de Derecho, ser independiente, imparcial y moralmente irreprochable?

PROPENSION A ESCANDALIZAR

Zaffaroni cultiva la propensión a escandalizar a sus objetores con declaraciones y a veces con fallos, pero en esta oportunidad les ha hecho un servicio, porque no es igual que exprese sus deseos de que Mauricio Macri se vaya en helicóptero una senil Hebe de Bonafini que lo haga alguien tenido por jurista famoso. En ese sentido sus palabras ponen de manifiesto de manera involuntaria el grado de decadencia, desorientación y pesimismo que domina hoy a la oposición conducida por Cristina Kirchner.

Pesimismo que apela a la violencia como ocurrió fuera y dentro del recinto de la Cámara de Diputados en ocasión de la reforma previsional y que también es expresado por las torvas amenazas de sindicalistas a punto de ser investigados. Para echar a Macri no les preocupa abatir simultáneamente a la democracia.

La violencia de los piqueteros y de los diputados kirchneristas tiene algo en común con el anhelo de Zaffaroni. Privilegia los fines a los medios. El juez lo explicó claramente. Quiere que Macri se vaya antes de lo que marca la Constitución para que "no haga más daño". Esa justificación omite, sin embargo, un detalle crucial: la democracia es fundamentalmente una cuestión de medios. Algo que los peronistas no aceptan y que los ha convertido históricamente en un riesgo para las instituciones tanto en el gobierno como en la oposición.

Sergio Crivelli   
Twitter:@CrivelliSergio

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