Lunes, 28 Mayo 2018 21:00

El tiempo, ni vuelve ni tropieza

Escrito por

 

Si hay algo que ha desatado Cambiemos con su “gradualismo” poco académico, es la restitución de la imagen pública de un peronismo experto pescador en río revuelto, que ha reinstalado sus conocidas ambigüedades con las cuales pretende arrimarse nuevamente a la luz, no para ver mejor, SINO PARA BRILLAR MÁS.

 

Quizá el Presidente olvidó al asumir un antiguo consejo del ilustre Ortega y Gasset: “el destino no consiste en aquello que tenemos ganas de hacer, más bien se reconoce y muestra su claro, riguroso perfil, en la conciencia de TENER que hacer lo que NO tenemos ganas”.

Y parecería que a Cambiemos le faltaron ganas para confrontar desde el inicio con un pasado turbulento que le explotaría entre las manos a poco andar, creyendo que las elecciones ganadas le permitían desplegar las velas de su catamarán para convertirlo en un transatlántico donde tripulantes y pasajeros aceptarían de buen grado las disposiciones de un “nuevo orden”.

De otro modo no se explica bien por qué omitió comunicar a la ciudadanía EN TIEMPO Y FORMA acerca del estado en que había encontrado la “torta envenenada” que heredó de un movimiento siniestro que nos obligó durante años a que aceptásemos sin chistar una realidad tergiversada sin misericordia.

Con sus mentiras, lograron que las masas populares -a las que recurrieron sin disimulo como sostén de sus barrabasadas-, creyeran que la democracia es un sistema de gobierno con el que se obtiene la posibilidad de conseguir todo sin esfuerzo, lucha, duda, ni riesgo alguno.

De lo que se trataba, según su criterio, era de apretar el botón electrónico que pondría en funcionamiento una máquina portentosa que impediría que fueran perturbadas las ambiciones personales de quien fuere sin límite alguno.

Hoy queda claro que fue un error no haber puesto en evidencia “en blanco y negro” desde el vamos, los efectos de una realidad catastrófica que ocultó un kirchnerismo, que utilizó al Estado en su provecho como utensilio que permitiese ofrecer un cierto bienestar popular durante un tiempo, PARA QUE FINALMENTE TODA LA SOCIEDAD TERMINARA VIVIENDO PARA ESE ESTADO QUE CARECÍA DE CAPACIDAD DE “ALMACENAJE” SUFICIENTE.

Una forma de ver la política de acuerdo con la máxima mussoliniana que sostenía: “todo para el Estado; nada fuera del Estado; nada contra el Estado”.

Por otro lado, la masa popular adherente a sus políticas trasnochadas había llegado a conformar, a fines de 2015, una lánguida escuadra dividida en grupos discrepantes, cuya fuerza quedaba recíprocamente anulada por los desequilibrios provocados por quienes convirtieron el arte de gobernar en un vodevil, donde los asuntos en trámite iban cambiando cada día según el humor de los dirigentes y la “prepotencia de su opinión”, vertida en las insoportables cadenas oficiales de la autotitulada “faraona egipcia”.

El actual gobierno no advirtió que todo aplazamiento del ejercicio del verdadero poder en el campo de la política, implica demorar un cambio inmediato que logre tener gravitación histórica, y que hubiese sido necesario destruir en un mismo acto toda la arquitectura de falacias de los K, que habían llegado a consolidar un poder “espiritual” sin límites, contribuyendo a la “idiotización” popular.

La verdad es que a través de nuestra historia, la sociedad nunca ha estado prevenida “contra los males de sí misma”, como decía Ortega, al creer que esto podía significar una autocensura que le impediría el progreso, sin aceptar así la verdad y las reglas de juego que ésta impone.

Las masas populares, las clases medias y aún las altas, no han deseado convivir jamás con la realidad, ni tolerar siquiera una tibia convivencia con ella, tratando de aplastar su naturaleza, mientras nos hemos abrazado a un destino totalmente incierto y “fantástico” que nos llevaría, supuestamente, al Olimpo que “merecemos” (¿), ignorando que las “revoluciones” que hemos intentado coronar sobre nuestra supuesta “grandeza” TERMINARÍAN DEVORANDO A SUS PROPIOS HIJOS.

Todo lo antedicho no excluye que los políticos que creen ser una alternativa a Cambiemos estén aprovechando algunos errores conceptuales del gobierno para tratar de reinstalarse en la consideración popular, como señalamos al inicio, mientras palmean cínicamente las espaldas del Presidente y complotan en la sombra para “destronarlo”.

“Corsi e ricorsi”, la historia se repite, diría Benedetto Croce.

Por ahora, sin embargo, lo más urgente consiste en rezar con la debida unción para que el FMI nos tire una soga que le dé tiempo adicional a un gobierno que ha demostrado buenas intenciones pero está obligado a “cambiar” EN SERIO, a fin de paliar el tiempo perdido.

A buen entendedor, pocas palabras.

Carlos Berro Madero
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Top
We use cookies to improve our website. By continuing to use this website, you are giving consent to cookies being used. More details…