Martes, 20 Agosto 2019 21:00

¿Hacia una nueva sociedad?

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Lo ocurrido el domingo 11 de agosto próximo pasado, requiere algunas reflexiones para entender su verdadera esencia. Una de ellas, está referida a la reaparición de una inestabilidad política –casi crónica-, sufrida por nuestra sociedad, que ha puesto en evidencia que no hemos llegado a reconocer aún que la sensatez –pilar esencial para procurarse una buena vida-, supone estar dispuesto A VIVIR “EN” LA REALIDAD, siendo esto válido para tirios y troyanos como suele decirse coloquialmente.

 

Después del cachetazo que una gran mayoría de ciudadanos propiciaron al gobierno en unas sorprendentes PASO, será fundamental que la sociedad deje de centrarse de una buena vez, como lo ha hecho por décadas, en los inciertos caminos de un “voluntarismo” al que tantos esfuerzos inútiles le hemos dedicado, para entregarnos en cuerpo y alma a atender los problemas de nuestro “ENTENDIMIENTO”.

Solo así podremos despejar los obstáculos que se irán presentando en los próximos meses, que exigirán mantener la mente abierta y sin descuidos, evitando la influencia negativa de quienes ya han comenzado a demostrar su perplejidad al analizar la coyuntura, para concentrarse en resolver SUS propias ecuaciones emocionales respecto de los efectos de la misma y confirmando que la sociedad en su conjunto sigue manteniendo un pánico histérico por la inseguridad, que nos lleva a comportarnos como “manada”.

En efecto, muchos periodistas, dirigentes y la ciudadanía en general miran hoy a su alrededor para encontrar razonamientos que les permitan mantener sus convicciones personales a como dé lugar, frente a un escenario inesperado que luce para ellos como una amenaza, sin comprender que en los tiempos actuales la realidad suele “explotar” impredeciblemente a cada rato según sean los factores de poder en juego.

La caía del Muro de Berlín, POR SUS FORMAS INESPERADAS, (aunque pueda sonar algo extremo como ejemplo), marcó en ese sentido un antes y un después en la historia contemporánea, como señaló con acierto Víctor Massuh en su tiempo.

¿La causa?

Quizá haya que buscarla en una explosión demográfica mundial, que ha afectado severamente la capacidad de aceptación de ciertos cambios violentos y determinantes, que obligan a “bucear” con más profundidad que nunca acerca de las razones por las cuales se ha invertido la relación de los hombres con los recursos que disponen para su subsistencia. Ese es el motivo principal que movió, en nuestro caso, a muchos ciudadanos desencantados a darle un portazo al gobierno hace unos días, al sentir que sus propuestas sonaban como una melodía demasiado lejana para resolver problemas económicos acuciantes.

En este punto, se nos ocurre recordar al teólogo estadounidense Francis Joseph Sheed, cuando decía que “la primera cosa necesaria en la vida consiste en saber de qué dispone nuestro ENTENDIMIENTO para interpretar la realidad, porque el mismo no es solo un atributo de las gentes especialmente dotadas, sino una pieza más de un equipo humano corriente -como la misma nariz-, a pesar de lo cual dejamos hundir muchas veces nuestra inteligencia por falta de musculatura adecuada para cultivarla”.

Es lo que puede denominarse filosóficamente como “pensamiento abstracto”, totalmente ausente en nuestra concepción habitual de la política, lo que nos lleva a vivir de figuras “imaginarias”, poniéndonos frente a escenarios que calificamos como “inimaginables” cada vez que terminan contrariando nuestras expectativas personales, confirmando finalmente que es NUESTRA PROPIA IMAGINACIÓN LA QUE NO ATINA A FORMARSE UNA REPRESENTACIÓN CLARA DE LA REALIDAD.

Lamentarse de que algo es inimaginable, viene a ser lo mismo QUE LAMENTARSE DE QUE EL AIRE ES INVISIBLE; y podría compararse metafóricamente con la idea de que “uno puede VER un hombre justo o un hombre injusto”, como señala Sheed, “pero la justicia en sí misma no puede verse con nuestros ojos. Ni olerla, ni pasarla por nuestro paladar. Solo intuir el valor de su existencia”.

Una inteligencia “perceptiva”, que ha ido creciendo muy débilmente por falta de ejercicio, sigue cediendo paso a ciertas emociones explosivas que nos llevan a rechazar todo lo que nos provoca una inquietud molesta, tratando de reemplazarla al instante con el auxilio de la señalada imaginación, LA CUAL TERMINA SIENDO, A LA POSTRE, UNA VERDADERA OBRA MAESTRA DEL INFORTUNIO.

Es evidente, si se mira el asunto con serenidad, que gran parte de la sociedad parecería haberle “picado el boleto” al Presidente Macri y su modo de hacer política “matemática”, lo cual no fue óbice para que muchos (no menos de los siete millones de personas y algo más que lo votaron) siguieran apoyándolo, rezando acaso alguna jaculatoria a San José para que produjese el milagro de lograr la “resurrección nacional” tan ansiada por todos.

No creemos, sin embargo, a la vista de los resultados, que haya vuelta atrás de lo acaecido por varias razones:

  • a) el peronismo se ha “enseñoreado” dentro de nuestra intimidad, merced a una consigna que nos agobia culturalmente desde hace años: sin él no parecería haber futuro posible para la sociedad;
  • b) al asumir Cambiemos, no se dijo con claridad, durante los tradicionales “100 días de gracia”, que deberíamos atravesar el desierto con poca agua y escasa comida por el desastre recibido;
  • c) el optimismo inicial (algo “sobrador” en sus términos sin duda) del Presidente Macri debe resonar hoy en los oídos de algunos desesperados, como una suerte de engaño sufrido, por hallarse frente a una realidad angustiosa para ellos;
  • d) existe una tendencia proverbial de la raza humana a encolumnarse siempre detrás de los eventuales “ganadores” en cualquier contienda y en este caso esa “bendición” alcanzará posiblemente a “los Fernández”;
  • e) la reacción pública inmediata del ingeniero Macri resultó brutalmente inadecuada cuando se conocieron los resultados del evento que analizamos; porque ¿cómo puede sonar razonable el enrostrarle a la gente que se equivocó al elegir, siendo el voto el único derecho instrumental que se tiene a la mano para expresar las preferencias de cada quien en un régimen democrático?
  • f) la experiencia histórica ha demostrada que los cuadros políticos “activos” del peronismo tienen una enorme capacidad para vender humo y ya han comenzado a emitirlo con promesas dirigidas a capturar emociones populares que les permitan confirmar en octubre la carísima encuesta que hemos realizado el día 11 del corriente con el rimbombante título de PASO.

¿Paso a dónde? ¿A los viejos apotegmas de la resentida “abogada exitosa”?

¿Qué más nos dicen las evidencias de la realidad?

  • 1) Que desde el resto del mundo no soplará por el momento el “viento de cola” habido entre 2002 y 2008, y que nuestros productos agrarios –el principal activo para una eventual recuperación acelerada-, no tienen hoy los precios internacionales de otras épocas, así es que el margen de los “moderados” que rodearán a Alberto Fernández en su eventual gobierno, será muy limitado y profundizará aún más algunos dolores que producirá el próximo parto ideológico.
  • 2) Que, si nos comportamos razonablemente ante la emergencia, desde los centros financieros internacionales nos tirarán casi con seguridad un nuevo “cable”, como ya lo han hecho en reiteradas ocasiones con los griegos (por dar un ejemplo cercano en el tiempo), quienes desde la época de Zorba siguen bailado con taparrabos en la playa junto a los descendientes de Anthony Quinn y Alan Bates. Lo que dependerá, por cierto, de cuánto le interese al resto del mundo mantenernos fuera de peligro hasta ciertos límites, recordando al respecto que los alemanes –por dar un ejemplo al azar-, no tienen sus Bancos inundados de bonos argentinos que deban rescatar como ocurrió con Grecia. 

Por lo expuesto, debemos estar “pertrechados” espiritualmente para manejar la continuidad de un escenario impredecible que llegó para quedarse quizá por un largo tiempo, durante el cual será necesario que la sociedad se reúna al fin en una sola voz, para salir de la decadencia cultural en la que vivimos, ACEPTANDO QUE ELLO SOLO OCURRIRÁ MEDIANTE EL DERRAME DE SANGRE SUDOR Y LÁGRIMAS, “creando una nueva sociedad. No una sociedad cambiada. No una versión ampliada de nuestra sociedad presente. Sino una nueva sociedad” (Alvin Toffler).

Mientras tanto, y para ser consecuentes con todo lo que hemos expresado hasta aquí, no debemos descartar de ninguna manera que octubre presentase nuevamente otro escenario impredecible. Aunque sean escasas las posibilidades de que ellas resulten favorables al actual gobierno teniendo a la vista lo ocurrido.

Ello significaría, al menos, que habríamos comenzado a aprender la lección.

A buen entendedor, pocas palabras.

Carlos Berro Madero
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