Loris Zanatta
Milei todavía no asumió en la Casa Rosada y ya quieren desalojarlo; si fuera por ciertos activistas políticos, culturales y gremiales, ni siquiera tendría que tomar posesión
Empresas protegidas, sindicatos privilegiados, militantes subsidiados: cada golpe de motosierra provocará una reacción corporativa. El presidente electo tendrá que mostrar dotes de político y estadista para responder a las demandas y expectativas que cosechó.
Ni el juicio es final ni la historia tiene un rumbo fijo; ¿qué queda después del triunfalismo o la exaltación? El abismo entre hablar y gobernar, entre los sueños y la realidad; nada es para siempre y la sociedad tiene anticuerpos
Predije que el ascenso de Milei favorecería un repunte peronista. Pero no pensé que ocurriría tan pronto.
¿Se puede hacer con las urnas lo que otros hicieron con las armas? ¿Con consenso popular y respeto a la democracia lo que en otros lugares se hizo con hierro y fuego, muerte y tortura? Está claro que Javier Milei sueña con la réplica argentina de la vía chilena a la economía abierta, con una especie de pinochetismo civil destinado a abrir de par en par las puertas de la libertad y el progreso. Pero ¿será posible? ¿Deseable, oportuno, correcto? ¿O la forma cambia el contenido, el contenido debe adaptarse a la forma?
La grieta argentina es más profunda y de otro tipo: enfrenta a un supuesto pueblo contra un supuesto antipueblo, uno y otro con su derecha y su izquierda.
El voto a Milei expresa la revuelta de la clase media, que explotó y contagió aun a las más pobres; a sus muchos daños, los populismos suman el de fabricarse adversarios opuestos, pero parecidos
"La democracia es un concepto relativo”, según Lula da Silva. Puede ser. Jair Bolsonaro, su enemigo, no podría decirlo mejor. Donald Trump tampoco. Ni hablar de Putin. Sagrada cuando estaba en la cárcel, la democracia le parece aleatoria ahora que está en el poder.
Los peronistas esperan no perder postulando al menos peronista. Los no peronistas ¿esperan ganar votando al más peronista? Lo dirán las PASO. ¿Por qué no? ¿Acaso las elecciones no se ganan “en el centro”? ¿No sería el paso hacia una grosse koalition? ¿Hacia un gobierno sólido con amplia mayoría parlamentaria y fuerte mandato popular? ¿El ansiado fin de la grieta?
Iglesia: mientras su predicación suene partidista, su autoridad moral será mermada; mientras consideren al peronismo más legítimo que los demás partidos, habrá grieta y más grieta
¿Qué busca Cristina Kirchner? ¿Por qué? El acto del 25 de mayo impone la misma pregunta de siempre, fuerza las mismas respuestas. Ella suena, nosotros bailamos. Se vé que funciona.
En el feudalismo no hay gobierno de la ley, sino ley del gobierno, y puede darse en vastas dimensiones, como Formosa o Santiago del Estero, con comunidades cerradas y pueblo en lugar de individuos
Aquí vamos de nuevo: después de nosotros, el diluvio. ¡Como si no diluviara ya y la Argentina no tuviera agua al cuello! Aníbal Fernández nos lo recordó, por si lo habíamos olvidado, Juan Grabois lo anunció hace meses: o ganan ellos o habrá “sangre y muerte”.
Bergoglio parece anunciar la muerte del “colateralismo” de la Iglesia con el peronismo, como murió hace tiempo el que existía en Italia entre la Iglesia y la Democracia Cristiana
Jorge Bergoglio sabe jugar diferentes roles al mismo tiempo, ser a la vez democristiano italiano y peronista argentino, cruzado anticapitalista y cultor del mercado social, populista y popular
Los argumentos de la Carta de Madrid replican, invirtiéndolos, los de la orilla opuesta: el Grupo de Puebla.
El ataque a la Corte no es un plato del día sino la sopa de siempre, la reedición del juicio político de 1947 con el que Perón se cocinó un tribunal a la medida
Sus jugadores dan vueltas al mundo y en el mundo compiten, la competencia los mejora, las mejoras dan resultados y animan a emularlos, el éxito genera confianza y libera energía estimulando el progreso. Lo contrario de la Argentina nacional popular, tan cerril y autárquica.
En la cultura política peronista, en el sistema de valores de la tradición populista, el victimismo es un sabroso capital político; escapar de la ley de los hombres es la vía más eficaz para invocar la ley de Dios
El futuro del peronismo es siempre el pasado. No el pasado como historia, sino como mito, reluciente y perfecto. Un invento.
Alrededor de la Reina hay un clima de bajo imperio, de sálvese quien pueda.
Sujeción o ciudadanía, obediencia o responsabilidad; de esto se trata en Ucrania ahora como en Polonia antes, con Putin como con Hitler, en la Argentina ayer y hoy; no es una cuestión de “derecha” o “izquierda”
No es por “amor” que el peronismo aprovechó para exprimir del crimen hasta la última gota; fue para sacar ventaja política, deslegitimar a la oposición, atacar al Poder Judicial, rehacer su maquillaje
La política por mano judicial conduce a la justicia por mano política. Y viceversa. Un desastre para el estado de derecho.
No es raro que algunas fotos nos recuerden el pasado menemista de tantos kirchneristas puros y duros de hoy; ¿quién dice que varios no estén listos para hacer el mismo viaje al revés, para subirse al bote salvavidas de Massa antes de que se hunda todo el barco?
Evitismo: nada en esa mentalidad económica promueve la autonomía personal, la movilidad social, la iniciativa individual; todo fomenta la dependencia, el oportunismo, el clientelismo
De Heráclito a Hitler, de Platón a Marx, de Esparta a La Habana, el profetismo siempre incubó el totalitarismo; la historia, en el mejor de los casos, es el doloroso viaje de la humanidad entre errores y correcciones
No se puede tener un estado de bienestar de país escandinavo con un sistema productivo de socialismo real y un sistema sindical de corporativismo fascista
Para entrar en la UE, Portugal y España tuvieron que completar la transición democrática; para la comunidad latinoamericana, la democracia parece opcional; ¿es el mensaje de la polémica por las invitaciones a la Cumbre?
Si fuera sólo un vicio kirchnerista, paciencia, uno más o uno menos, cambia poco. Pero es una costumbre extendida en las diversas latitudes políticas y en todos los estratos sociales.
El año pasado, cuando mi hijo, un joven estudioso de cosas rusas, me mostró un breve ensayo sobre Alexandr Dugin, me morí de risa: ¡otro peronista! ¡Ruso esta vez! Pobre hijo, le tomé el pelo, te fuiste a las antípodas para “matar al padre” y caíste en el mismo embudo. Es así: todas las historias son locales, todos los fenómenos son universales.
Las sociedades occidentales son un revoltijo de libertad y vulgaridad, generosidad y mezquindad, creatividad y superficialidad, pero no pretenden obligar a nadie a ser un pueblo, un país, una cultura, al mando de un jefe, claro
Las reacciones ante la guerra iniciada por Vladimir Putin. Referentes regionales de la izquierda toman distancia de Nicolás Maduro.
La Argentina necesita al FMI porque gasta mucho y mal, recauda poco y produce menos, castiga a inversores y exprime a ahorristas, destroza la moneda y oculta el déficit con inflación, fábrica de miseria
¿Firmará el Gobierno un acuerdo con el Fondo Monetario? Seguro que el culebrón durará un rato más, en un crescendo teatral, entre indiscreciones y escándalos, frases grandilocuentes y gestos para la platea.
En noviembre marchó para celebrar la derrota electoral y ahora amenaza con apoyar una marcha contra la Corte Suprema; las marchas son los San Perón del siglo XXI
Todo cambia en la historia, pero nada desaparece por completo; mitos e ideas, odios y amores que animaban a ambos extremos van y vienen, se desvanecen y vuelven
Combatir la inflación congelando los precios es como eliminar el tráfico eliminando los semáforos. ¡Inténtenlo! Los precios no son de plastilina, no se pueden manipular a voluntad: si lo hacés, te pasan factura. Tampoco son el demoníaco diseño de especuladores voraces.
Es más fácil disparar contra el Estado que proponer su reforma, llamar a cruzadas que tejer alianzas, negar el cambio climático que enfrentar sus desafíos.
La “platita”, las heladeras y la comida preelectorales, en la tradición de las citas de Eva con el “pueblo”
En cualquier democracia occidental, es difícil imaginar una explícita intervención eclesiástica en la coyuntura política; no es el caso de la Argentina
Todo surge de una derrota electoral. El que gana canta y festeja, el que pierde llora y desespera.
Arrojada del tren de la Ilustración al que intentaba subir, la Argentina fue devuelta por el peronismo a la carroza de los Reyes Católicos
Como Castro y Perón, Chávez y Morales, Castillo es hijo legítimo de la cristiandad hispana; en su nombre se combaten el racionalismo ilustrado y la secularización
¿De veras el Gobierno tardó tanto en contratar Pfizer y otras vacunas porque son producidas en Estados Unidos? ¿Por las diabólicas multinacionales farmacéuticas? ¿Porque son “occidentales” y “capitalistas”? Pasó meses agarrándose de los clavos y poniendo excusas, pero cuanto más tiempo pasa, más evidente parece: ha comprado o descartado vacunas con base en criterios ideológicos. Como aquellos que no beben Coca-Cola ni escuchan rock porque son “imperiales”; no lo son ni más ni menos que el cine o el motor eléctrico, la teoría de la evolución o la de la relatividad, casi todo lo que usamos y consumimos cada día.
La hegemonía de la “nación católica” es el lastre que pesa sobre el desarrollo de un país donde la política y la economía no se emanciparon de la teología
No se necesita un telescopio para ver cómo avanza el tsunami populista y se tambalean por todos lados las instituciones republicanas.
La campaña de vacunación avanza a paso de tortuga. Por todos lados se oyen acusaciones y coartadas, reclamos y justificaciones, ataques y contraataques. El Gobierno está en el banquillo, pero no puede quejarse: suya es la responsabilidad, suyas las expectativas desatendidas. Es fastidioso recordarlo, pero apenas ha pasado un año de las famosas filminas, poco menos desde que el Presidente anunció triunfal el acuerdo con AstraZeneca: ¡la Argentina iba a liderar la cruzada contra el virus! Pensándolo ahora, en verdad sí hay de qué sonrojarse. El tiempo no perdona. El príncipe debe ser amado y temido, escribió Maquiavelo, nunca caer en el ridículo. ¿Quién volvería a respetar su autoridad?
La encrucijada es la de siempre: reforma o redención, pragmatismo o mesianismo, democracia o autocracia. No son diferentes matices de una misma cosa, sino cosas opuestas, visiones del mundo alternativas.
Es hora de desacralizar la política, de emanciparla de la teología, de secularizarla; que la inteligencia colectiva prime de una vez sobre el capricho del caudillo “popular”