Sergio Crivelli

La pelea con CFK por las candidaturas dejó a Alberto Fernández políticamente solo. Toma medidas espasmódicas e ineptas. Massa, que no pudo con la inflación, ahora no puede con la deuda 

En la Fiesta de la Vendimia Patricia Bullrich se sacó una foto rodeada de los más importantes dirigentes del radicalismo. Esa imagen pegó fuerte en la interna del PRO, porque excluía a Horacio Rodríguez Larreta. Un influyente senador de la UCR explicó la situación con pocas palabras: a Patricia la apoya el 80% del radicalismo. 

Se acumulan las señales de la desconexión del presidente con la crisis así como de las tensiones dentro de la coalición peronista y de las nulas posibilidades de bajar la inflación. 

La causa decisiva del triunfo de la fórmula Fernández-Fernández en 2019 fue la unidad del peronismo. Cristina Kirchner dio un paso al costado, ubicó en la Casa Rosada a un apoderado e hizo las paces con Sergio Massa, beneficiario del voto populista "racional" que ella ya no podía captar. Resultado: 48%. 

Mientras Rodríguez Larreta daba el paso inicial de su larga marcha a la Rosada, el presidente trasmitía la viva imagen de su soledad desde la Antártida y la vice perdía cuatro senadores 

La histórica 'columna vertebral' del peronismo fueron los sindicatos que con la vuelta de la democracia en los '80 comenzaron a ceder ese protagonismo a los intendentes del conurbano. El fenómeno obedeció a dos causas convergentes: el debilitamiento gremial por la caída del trabajo registrado y la desindustrialización y el fortalecimiento de la 'rama' política del PJ por la continuidad de las prácticas electorales. Votar ininterrumpidamente terminó convirtiendo a los políticos en pieza clave de la 'república corporativa'. 

La vicepresidenta y Sergio Massa saben que no tienen ninguna chance electoral defendiendo al presidente. Quieren borrarlo de la campaña como lo borraron del manejo de la economía 

El descontrol de la inflación, la pérdida de reservas, la caída del poder adquisitivo de salarios y jubilaciones, el persistente deterioro de la mayoría de las variables macro no sólo muestran la incapacidad de presidente Alberto Fernández para enfrentar la crisis económica y social. Muestran también que la gestión del peronismo ya terminó.

Por falta de un liderazgo indiscutido en el peronismo y en la oposición se demora la proclamación de candidatos a solo cinco meses de las PASO. La clave está en la “bomba” de la deuda 

"Hemos vuelto a los tiempos de Babel; pero no se trabaja ya para un monumento común de confusión; todos erigen su torre a su propia medida". -Chateubriand, "Memorias de ultratumba". Libro XXII, Capítulo XXI. 

Aunque la situación económica será decisiva para definir las elecciones, el oficialismo sigue sin armar un plan contra la inflación. Usa toda su energía en la pelea por las candidaturas 

La lucha abierta entre Cristina Kirchner y Alberto Fernández creció en los últimos días con una intensidad proporcional a la cercanía de las definiciones electorales: más cerca está el armado de las listas de candidatos, más descarnado es el enfrentamiento. 

Usó ese foro de regional en su interna con la vice, que a su vez trató de armar una cumbre paralela en el Senado, pero sin suerte. El juicio político a la Corte despertó al macrismo 

El dólar pasó los $380 y no lo pueden bajar. Con suerte la inflación de enero viene con un 5 delante y tampoco fue derrotada, a pesar de la guerra que le declaró Alberto Fernández, que ahora parece atribuir el alza de precios sorprendentemente a un problema alucinatorio. 

El presidente, la vice y Massa tienen expectativas y proyectos distintos. La falta de un poder y de una estrategia unificados conspira contra cualquier intento de poner freno a la crisis 

La imagen en todos los medios de sindicalistas recorriendo las góndolas con cara de matones fue un mensaje simple y directo, pero dejó una incógnita: ¿a quién iba dirigido? 

La estrategia del presidente tiene dos ejes: abrir el Congreso para confrontar con una Corte Suprema que no puede voltear y embestir contra su antecesor para recrear el escenario de 2019. 

Partidarios de Jair Bolsonaro que desconocen el triunfo de Lula invadieron las sedes de los tres poderes del Estado en Brasilia el 8. Fueron rápidamente controlados, pero evocaron un fenómeno similar: el asalto de partidarios de Donald Trump al Capitolio un año antes: el 6 de enero de 2021. 

El intento de descabezar a la Justicia no genera un conflicto de poderes real porque Fernández carece de los votos para lograr su objetivo. Lo que intenta es manipular la agenda electoral. 

Alberto Fernández se ha convertido en un experto en dar soluciones erróneas a problemas que él mismo crea. Usó una vez más ese don calamitoso en su conflicto con la Ciudad de Buenos Aires por la coparticipación. 

Millones de personas se movilizaron espontáneamente por un triunfo deportivo. Una muchedumbre jamás vista sin ningún partido político que la liderase, sin guía ni control, tomó calles, avenidas y autopistas en un intento caótico por ver a la selección. Varios datos significativos de un fenómeno extraordinario. 

Al acto por sus tres años en el poder no concurrieron ni la vice, ni Sergio Massa. La gestión continúa por inercia, sin respuesta para la crisis. Se afianza el gobierno de los jueces 

Un clima de escepticismo imperó el lunes en la reunión de gobernadores peronistas y jefes sindicales realizada en el CFI. Los mandatarios provinciales se retiraron convencidos de que Cristina Kirchner, su pasivo político más dañino, no será candidata el año próximo, pero dará batalla para definir las listas 

En medio de la crisis socioeconómica la figura con más votos del peronismo fue condenada y anunció que no competirá en 2023. Abrió así la puerta a una interna de pronóstico reservado. 

La condena de Cristina Kirchner a 6 años de prisión e inhabilitación perpetua por corrupción es consecuencia de por lo menos tres circunstancias. La primera es que el tribunal que la juzgó soportó las fuertes presiones políticas a pie firme, no se dejó intimidar y le aplicó la ley vigente. Ese temple ha dado como resultado un progreso institucional semejante al del juicio a las Juntas en los ochenta. 

El martes el tribunal que juzga a Cristina Kirchner en la causa por corrupción con la obra pública emitirá sentencia. La vice instaló un escenario de conflicto en el Congreso y en la calle. 

El peronismo empezó el ajuste interno de cuentas con vistas a las elecciones. Lleva la delantera Cristina Kirchner que intenta asegurarse el control de la provincia de Buenos Aires, vital para su supervivencia política.

Ante la proximidad de las elecciones y la falta de nuevas figuras se puso en marcha en el peronismo la reparación y puesta en valor del desgastado liderazgo de Cristina Kirchner. 

La actual disputa entre el Presidente y su vice tiene tres causas: el fracaso de la gestión del primero, el desgaste del liderazgo de la segunda y la nula posibilidad de ser candidatos de ambos. 

Las principales figuras del oficialismo y la oposición comenzaron a definir sus estrategias electorales de cara a las presidenciales. Por el peronismo lo hicieron Sergio Massa y Cristina Kirchner. Ambos recurrieron a versiones contradictorias del pasado, aunque formen parte del mismo gobierno. 

La crisis desarticuló al oficialismo en tres sectores (CFK, Alberto y Massa) cada uno con su propia agenda, mientras Macri y Rodríguez Larreta se enfrentan por el liderazgo opositor 

La dirigencia política no registra la crisis que está arrojando a cada vez más argentinos a la indigencia. Vive en su planeta, bien provista de fondos estatales, ya se trate de oficialistas u opositores. 

La vice quiere imponer las candidaturas como en 2019, pero el peronismo está fragmentado por la crisis. Por su parte Rodríguez Larreta sigue sin bajar una línea política clara y Macri avanza 

El gobierno se desmorona ante la apatía general. Los ministros ni esperan los botes salvavidas, se tiran directamente al agua. El poder del presidente es recortado por el ministro de Economía y la crisis no tiene horizonte; pero el primer ítem de la agenda oficialista es hoy la interna. 

El peronismo festejó un 17 de octubre atípico. Está en el poder, pero sus facciones hicieron actos separados para pelearse públicamente. 

Sergio Massa necesita el apoyo de Georgieva en el FMI, de JxC en el Congreso y de los “gordos” de la CGT en las paritarias. El kirchnerismo las va de opositor, pero sin soltar las “cajas” 

Una nueva crisis de gabinete acaba de barrer a tres ministros irrelevantes para reemplazarlos por otros tres también irrelevantes. Esos cambios revelan que el presidente Alberto Fernández está aislado y sin respuestas; que la alianza en el poder está en vías de disolución y que el desastre económico seguirá intacto, imperturbable. 

Facundo Manes y Horacio Rodríguez Larreta arrancaron al mismo tiempo sus campañas con estilos y necesidades distintas pero el mismo objetivo: ganar protagonismo atacando al ex presidente. 

A menos de sesenta días del cierre de las sesiones ordinarias y a menos de noventa del comienzo del año electoral el oficialismo no tomó todavía una decisión sobre las condiciones en que se harán las próximas presidenciales: si habrá o no PASO. 

La inflación del 100% alimentó una violenta reacción sindical de izquierda y de piqueteros que amenazaron la producción y el orden público. CFK comenzó a tomar distancia de Massa 

Hasta la salida de Martín Guzmán había un presidente que corría detrás de los problemas. Después de la salida de Guzmán continúa corriéndolos desde atrás, pero si los alcanza, no los puede resolver porque carece de poder. La sensación de anarquía que se está instalando obedece a esa percepción generalizada.

Cristina Kirchner, Alberto Fernández y Sergio Massa tienen intereses y objetivos diferentes, lo que deriva en una gestión inconexa y con pocas chances de encontrar una salida a la crisis. 

Todas las encuestas, tanto oficialistas como opositoras, registran un humor social negativo, en particular respecto de la economía. Es récord la cantidad de argentinos que creen que la situación económica será igual o peor en el futuro. 

La vice gira a la derecha. El ministro logra el apoyo de Biden frente al FMI. La “embajada” se convierte en una insólita meca kirchnerista. Dos fotos que dicen más que dos mil declaraciones 

La elección del domingo en Marcos Juárez enseñó, en primer lugar, que la grieta entre peronismo y oposición se amplía; que un acuerdo entre dirigentes para continuar con el modelo que llevó a la presente crisis es inviable y que los responsables del desastre económico difícilmente puedan revertirlo. Un pacto con el peronismo sólo beneficiaría al peronismo que se ve fuera del poder el año próximo. 

Cuando comenzaba a perder la batalla en Tribunales, Cristina Kirchner lanzó una furiosa contraofensiva que le permitió alinear al PJ y llenar la plaza para presionar a la Justicia. 

Los disturbios frente a la casa de Cristina Kirchner se convirtieron en una prueba de temple que Horacio Rodríguez Larreta no superó. Debió mostrar decisión para preservar el orden público y responder a la barbarie con la policía, pero temeroso de aparecer como “represor” prefirió negociar con el kirchnerismo que, como era previsible, lo estafó.

El pedido 12 años de prisión a Cristina Kirchner por megacorrupción con la obra pública era previsible. No lo parece tanto el impacto que tendrá sobre el frágil gobierno del que es principal socia y que atraviesa una crisis económica de desenlace incierto. 

Preocupado por la crisis que desencadenó el propio gobierno Marc Stanley propuso el armado de una coalición política sin CFK. Los frentes de tormenta que convergen sobre Sergio Massa 

El gobierno del Frente de Todos ha derivado por obra de la crisis en una poliarquía en la que todos mandan menos el presidente y en la que todos obedecen cada vez menos, excepto el presidente, marginado del poder sin protestar.

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