Marcos Novaro
Santa Fe es el tercer distrito en importancia por número de votantes. Y es bien representativo del electorado del centro del país, donde el Gobierno nacional está obligado a sacar una buena diferencia para que la reelección de Macri sea posible.
El índice de marzo, 4,7%, asusta, es el más alto desde 2002 y ya esa comparación evoca los peores temores. Y, encima, daña un poco más nuestro ya muy golpeado orgullo nacional.
En medio de una intensa batalla entre bancadas y barras que disputaron la escena con aplausos, abucheos e interrupciones varias, el presidente atravesó la que, por ahora, es su última inauguración de sesiones legislativas.
Como avanzan las investigaciones sobre la corrupción K y estamos en año electoral, trabaja a todo trapo la máquina de inventar casos de irregularidades que involucrarían al resto de los dirigentes.
Hasta los populistas italianos marcaron distancia con el régimen chavista. Nadie quiere quedar pegado a la catástrofe, o casi nadie: la agrupación de intelectuales K dio ejemplo de consecuencia.
Hasta fines del año pasado, el régimen chavista venía controlando la situación. Pero los opositores están logrando superar la impotencia: haciendo pie en la Asamblea Legislativa como última fuente de legitimidad, pueden dejar de soñar con que los militares se dividan, se rebelen o suceda otro milagro.
Se descarta que habrá fuertes protesta en la cumbre de presidentes y será clave que las fuerzas de seguridad puedan contenerlas eficazmente.
En una contienda electoral polarizada, hay cinco factores que ayudan para ser optimistas, y otras para no serlo tanto.
Una ola de repudio a la figura y de rediscusión de la memoria del fundador del kirchnerismo se extiende por el país y fuera de él. Los kirchneristas la sufren, la rechazan.
Plantearse esta pregunta es la parte más virtuosa de la iniciativa oficial: si seguimos como vamos, gastando lo mínimo en mantener a los militares, sin darles nada que hacer, para que no se note que no tenemos la menor idea de qué hacer con ellos y tampoco nos importa demasiado, seguiremos perdiendo esa gran o pequeña porción del presupuesto público (imposible decirlo, dado que no hay un para qué), el poco equipamiento que les queda, e invalorables vidas humanas cada vez que se hunde un submarino o un barco, se cae un avión o un helicóptero.
¿Por qué un simultáneo y virulento ataque de furia contra Macri, la Cámara de Diputados y los medios? El motivo inmediato es, claro, la media sanción de la ley de despenalización, que sorprendió a muchos en la Iglesia. Pero hay mucho más que eso.
Durante varios meses del año pasado, un conjunto bastante amplio sostuvo la hipótesis de que el Estado de Derecho en Argentina estaba en extinción. Había habido un desaparecido y el gobierno nacional era el responsable.
En la Asamblea Legislativa el Presidente habló de poco de economía, que aunque crece no detiene el malestar. El efecto de las expectativas.
La ausencia de la expresidenta en la apertura de sesiones del Congreso fue solo uno de los gestos. El Presidente no se refirió a la famosa "herencia recibida", le habló a la opinión pública y se centró en nuevos temas de agenda.
El uso abusivo de la administración pública no es algo nuevo y cambiar eso exige una reforma estructural que plantee objetivos, fije reglas claras y las haga cumplir
No alcanza con detener a los corruptos, es necesario someter a crítica su justificación social y moral
En su hora final los kirchneristas se sacan la careta y se comportan abiertamente como barra brava, émulos de los trotskistas y de la RAM se vuelven una fuerza abiertamente antisistema, que a los piedrazos clama porque la repriman, mejor todavía si hay muertos de por medio
La RAM usa la acción radicalizada para sus reclamos y no se va a frenar por la pérdida de vidas. El Estado debe cambiar su estrategia para no llegar a este límite.
Cooperación y confianza entre los argentinos son los ejes del nuevo programa del oficialismo, que deberá sortear históricos escollos
¿Qué fue lo que llevó a los mapuches de RAM a mentir sobre la suerte de Santiago Maldonado y lo que había sucedido en el río Chubut el primero de agosto de este año?
Las elecciones legislativas consolidaron a Cambiemos como identidad y coalición política. El peronismo, en tanto, enfrenta una crisis de identidad y conducción.
El esclarecimiento de los hechos ayudará a dejar atrás la manipulación política de la tragedia
El gobierno de Macri apuesta a que la verdad y el buen sentido lo conducirá al éxito.
La pregunta clave es si los líderes del hoy debilitado partido, que no van a entregarse sin pelear, acabarán colaborando con el Gobierno o complicándole la vida
Lo que Macri va a significar en nuestra historia, un gobierno de transición o uno reformista, y si es lo segundo con qué programa, se define en estos meses. Por lo tanto, también lo que será la política argentina tal vez por muchos años para adelante.
El expresidente brasileño fue condenado por corrupción, mientras que la exmandataria es investigada en varias causas por irregularidades. El impacto en la campaña.
Tal vez se vuelva uno de los casos más demostrativos del carácter estructuralmente corrupto del kirchnerismo. Aunque compite por subir a ese podio con varios otros episodios de escalas parecidas, o hasta mayores.
La actividad electoral tendrá un doble sentido: por un lado terminará de definir la disputa entre el kirchnerismo y el macrismo y, por el otro, preparará el terreno para la siguiente presidencial.
La pregunta sigue estando en el aire: ¿Macri necesita a Cristina tanto como se dice o le conviene que pase a retiro para que surja un peronismo que espante menos a los inversores; que le permita, para empezar, que la Argentina deje de ser considerada una economía impredecible?
Por décadas los que gobiernan no han sido en Argentina los dueños del capital, ni han tenido fácil entenderse con ellos.
Creo que el cansancio o los cansancios de los que hablamos son, a la vez, o al menos pueden ser, grandes motores del cambio.
Representa la radicalización a la que pudo llegar el FpV si se lo dejaba actuar a voluntad. Expresa mejor que nadie la dinámica de constante radicalización y el desborde.
Se asume como un reclamo sentido, pero uno que no tiene solución a la vista.
Pasó el segundo Bicentenario y Cambiemos le imprimió su sello, menos faccioso y excluyente que el de seis años atrás. Aunque la discusión por la herencia recibida gravitó demasiado en el discurso presidencial.
Ellos toleraban que el gobierno anterior hiciera evaluaciones similares básicamente porque sabía que no iba a difundir sus resultados.
Si a algo se parece esa ilusión, que vive todavía en la cabeza de los chavistas tanto como en el ánimo de los kirchneristas es a las reducciones jesuíticas del siglo XVII y su promesa de restablecer una comunidad de ensueño perdida hacia siglos, culpa de los blancos y la historia.