“Horacio ya logró sumar a más del 80% de la estructura del PRO a nivel nacional detrás de su candidatura presidencial”, aseguran en la sede del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Mientras tanto, en la vereda de enfrente sostienen que Patricia Bullrich “tiene el respaldo de los votantes de Juntos por el Cambio y se nota en cada recorrida que hace en cualquier ciudad del país”.
Las dos fotos que logró Horacio Rodríguez Larreta la semana pasada con la mayoría de los referentes del partido amarillo de la provincia de Buenos Aires y luego con los jefes de todos los territorios del interior del país lo exhiben como el candidato con más adhesiones y volumen político dentro de esa estructura partidaria. “Patricia solo pudo mostrar las incorporaciones de Joaquín De la Torre y Cristian Ritondo y fotografiarse con Alfredo Cornejo que tiene una parte del radicalismo de Mendoza y nada más”, agregan con entusiasmo desde el larretismo, que ya tiene listas las oficinas del equipo de campaña en el Barrio Chino de Belgrano.
“Horacio está preocupado porque en todas las encuestas aparece detrás de Patricia y muchos de los que se sacan las fotos están jugando a dos puntas, por miedo a perder el financiamiento van a Uspallata, pero en sus territorios están con nosotros”, replican los colaboradores de la campaña de la presidenta del PRO. Incluso aseguran que Mauricio Macri no está siendo neutral y finalmente va a respaldar a Bullrich por las diferencias que mantiene con Larreta. “A Mauricio no le gustan sus coqueteos con los radicales y con Sergio Massa, por eso le dio la orden a sus allegados de jugar con Patricia”, agregan.
La descripción que hacen en los dos cuarteles generales se parece para muchos dirigentes de origen peronista a la previa de la histórica interna del PJ entre Antonio Cafiero y Carlos Menem en 1988. El entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires tenía el aval de todos los gobernadores, a excepción de José Octavio Bordón y La Rioja donde gobernaba Menem. A su vez, el expresidente tenía escasas adhesiones de la dirigencia del peronismo en todo el país. Fue solo contra el aparato partidario. Los únicos apoyos destacados eran el de Eduardo Duhalde, quien administraba Lomas de Zamora, y las 62 organizaciones que lideraba Lorenzo Miguel.
Bullrich y algunos de sus allegados conocen muy bien lo qué pasó en esa interna ya que militaban con la renovación peronista que cayó derrotada. “Ella sabe que tiene que asumir el rol de Menem en el vínculo con la gente para romper el aparato partidario y por eso se tiene que desmarcar de manera permanente del kirchnerismo para que Larreta siempre quede cerca de la Casa Rosada como pasó durante la cuarentena”, explica entusiasmado un vocero de la exministra de Seguridad.
En el entorno del jefe de Gobierno porteño discrepan en forma contundente con esa comparación histórica. En primer lugar, sostienen que “Bullrich no es Menem y Horacio no es Cafiero, que no fue precisamente un buen gobernador de la provincia de Buenos Aires, no tenía una gestión para mostrar”, explican. Y además aseguran que les acaba de llegar una encuesta presencial de muchos casos en todo el país de la consultora Poliarquía donde Larreta le gana con comodidad a Patricia. También sostienen que Macri sigue midiendo mal y que “no existe la recuperación que cree el círculo rojo”. Y no se olvidan de destacar que finalmente los radicales van a jugar con ellos. La única incógnita que plantean es si se suspenden las PASO. “Ahí nadie sabe lo que puede llegar a ocurrir, no hay que descartar ningún escenario, incluso el de atomización como en 2003”, aceptan en privado.
Alberto “Beto” Valdez