La tregua política entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner comenzó a dar signos visibles de fatiga. Los funcionarios más cercanos al Presidente comenzaron a sentir y a expresar en privado que la vicepresidenta comenzó a marcarle la cancha al ministro de Economía, Sergio Massa, y a los principales funcionarios del Presidente, que sienten hartazgo. Actúa arrinconada por la presión de su electorado más ideologizado y por su delicada situación judicial.
Según pudo saber A24.com, la vicepresidenta también le está marcando el tiempo de descuento a los ministros de Trabajo, Claudio Moroni, de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, y de Seguridad, Aníbal Fernández. Por ahora todo se maneja en el disimulo, pero el malestar crece dentro del oficialismo. Esta película ya la vieron con Martín Guzmán.
“Si fuera por nosotros, llegaríamos a un acuerdo con Juntos por el Cambio en educación, trabajo y producción para los próximos 20 años, pero tenemos el enemigo adentro y es La Cámpora”, dijo a A24.com un ministro que responde al Presidente en forma incondicional. Sienten en el albertismo que todos están en la mira de Cristina.
Luego de que el dólar blue trepó a 350 pesos, Cristina Kirchner había elegido avalar en público el ajuste del “Plan Massa” y el ordenamiento de la macroeconomía. Pero algo parece cambiar en el paisaje oficialista. Incluso, hay malestar en Economía porque el kirchnerismo comenzó a nombrar gente en el Estado ante la posible derrota en 2023.
Cristina Kirchner comenzó a marcar el tiempo de descuento de Massa
La demora de resultados tangibles, la publicación de los índices del Indec de inflación al 7% (95% a fin de año) en agosto, y anteayer la pobreza al 36,5% y la indigencia al 8,8%, la llevaron a mostrar los dientes con una señal de alarma dirigida a calmar a sus propias bases radicalizadas de izquierda peronista. Pidió a Massa más firmeza con los empresarios para negociar los precios, porque a su juicio tuvieron ganancias exorbitantes.
En el oficialismo, algunos entrevén que el avance de las causas judiciales también lleva a la vicepresidenta a alentar su perfil combativo para que el conflicto permanente y la puja distributiva eclipsen las noticias sobre el procesamiento en la causa de transporte de muebles en el avión presidencial y la posible condena en la causa Vialidad.
“Cristina aceptó el ajuste de Massa que es peor que el que proponía el ex ministro Martín Guzmán, pero en realidad no le gusta nada”, señalaron a A24.con en la Casa Rosada.
Massa no lo ve como un ataque y dice que conforma a su electorado
“No lo vemos como un ataque. Cristina y Massa están muy bien. Hablan todo el tiempo incluso después de sus tuits. Ella apoya el ordenamiento de la economía que estamos haciendo y tenemos que satisfacer cada uno a su electorado: Massa es de centro y Cristina es de izquierda”, relativizaron a A24.com fuentes massistas. Señalaron que Massa comparte todo con la vicepresidenta y con Máximo Kirchner.
No obstante, el viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, salió a contestarle a Cristina Kirchner por Twitter y señaló que la culpa de los precios y las ganancias no son de las empresas sino de la macroeconomía. Y que sólo se solucionarán cuando se ordene el resultado fiscal, se reduzcan el gasto, crezcan los ingresos y los dólares, y baje la emisión monetaria. Dijo que si el Congreso elimina el déficit la inflación bajará abruptamente.
Massa no cree en un ajuste drástico, pero sí en una baja paulatina de la inflación hacia el verano: 5% mensual hacia la baja y con la economía en crecimiento.
Para despejar resistencias y evitar palos en la rueda, el ministro insiste en que no será candidato presidencial en 2023 y ahora incorporó que éstos son sus “últimos pasos por la función pública”, porque su gestión será medida por los resultados económicos: el orden fiscal frenará la inercia inflacionaria pero forzosamente tendrá un costo político que hay que asumir con mucha seriedad, dice. No se puede ser candidato tras un ajuste.
El fantasma de la renuncia atormenta a Moroni
Moroni y Zabaleta están cerca de dar un portazo. Tal como anticipó A24 la semana última, el ministro de Trabajo siente que el conflicto del Sindicato Único de Trabajadores del Neumático (Sutna), que dirige Alejandro Crespo, está fogoneado por el jefe de Camioneros, Pablo Moyano, y que atrás está La Cámpora, el diputado Máximo Kirchner y la vicepresidenta.
El conflicto de marras paralizó no sólo a la industria del neumático, sino a las terminales automotrices y a las gomerías. Más de 400 mil trabajadores en total. No descarta irse si no obtiene resultados favorables.
Muy equivocado, al parecer, no estaba Moroni. Con los días, Moyano terminó negociando a cara descubierta este jueves con el Presidente en la Casa Rosada y junto al jefe de los canillitas, Omar Plaini. Estaba también el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello. Moyano apoya a Crespo y busca desgastar a Moroni, aunque se reunió en secreto varias veces con el titular de Trabajo. Moroni considera que Moyano quiere ser ministro en su lugar.
“Moyano y Crespo quieren pudrirla porque tuvieron muchas oportunidades para negociar porque los empresarios cedieron”, señalaron muy cerca de Moroni. “El Presidente buscó ayudar a solucionar el conflicto”, señalan en Olivos.
Zabaleta también evalúa dejar el ministerio y volver a Hurlingham
En tanto, Zabaleta también entrevé al kirchnerismo detrás del conflicto social que tiene a la Unidad Piquetera, dirigida por Eduardo Belliboni (Polo Obrero), acampando en la avenida 9 de Julio y la ciudad paralizada. Si bien este jueves levantaron el corte, la semana que viene lo retomarán.
“Hemos descubierto miles de irregularidades en los planes sociales, pero cuando los damos de baja, el kirchnerismo y La Cámpora nos acusan de ajustadores, y Juntos por el Cambio nos apoya”, se lamentan ante A24.com cerca de Zabaleta. También admiten que falta poco para renunciar y volver a Hurlingham. Zabaleta visualiza al kirchnerismo detrás de Belliboni, pese a que este no es K, y de la figura de Juan Grabois, líder del Frente de Trabajadores Excluidos.
Aníbal Fernández, en cambio, no piensa en renunciar. El ministro de Seguridad tiene el cuero duro. Sin embargo, más de un funcionario en la Casa Rosada interpreta que el recrudecimiento del conflicto mapuche también es agudizado por La Cámpora. El principal desgaste lo sufre Aníbal Fernández.
Las comunidades pseudo-mapuches de Villa Mascardi balearon e incendiaron esta semana un puesto de Gendarmería y usurparon las viviendas de Diego Frutos y de Luis Dates, dos vecinos emblemáticos. Las fuerzas federales de seguridad y la Justicia federal se mantienen al margen.
La secuencia del nuevo enfrentamiento entre Cristina y el peronismo
El contrapunto entre Massa y el kirchnerismo comenzó este martes. El ministro había advertido al sindicato de neumáticos, Sutna, que habilitaría la importación de cubiertas si persistía el conflicto para no paralizar la actividad que afecta a 150.000 trabajadores y al sector automotriz, que es uno de los motores que imagina para captar dólares. Ni las automotrices ni las fábricas de neumáticos se beneficiarían con eso, pero Massa desafió a Sutna.
Crespo y Moyano respondieron con más conflicto. En un hilo de tuits, Cristina Kirchner intervino: elogió a Massa por el duro ajuste, pero lanzó la advertencia de que hay que ser “más firmes” contra los empresarios de los alimentos en la negociación de los precios, ya que tuvieron ganancias a su juicio desproporcionadas, y pidió crear instrumentos para garantizar la seguridad alimentaria. Les atribuyó así la suba de la indigencia del 8,2 al 8,8%.
En su estilo, la vicepresidenta abrazó a Massa, pero al mismo tiempo le marcó el terreno: así habían sido las primeras advertencias a Guzmán allá por 2020. El paso siguiente de Cristina suele ser un “yo lo avisé” y en una tercera etapa apela a la crítica directa e hiriente. La vicepresidenta, en otras palabras, avala a Massa, pero habilita el conflicto social tanto por la vía del conflicto sindical como de la puja piquetera.
Preparando la retirada, el kirchnerismo suma “ravioles” y “ñoquis”
Mientras ocurre esto, el kirchnerismo que está alojado en el Estado comenzó a nombrar militantes en planta permanente y a incorporar nuevos empleados transitorios. Se los conoce como "ravioles" los que ocupan casilleros en el organigrama y "ñoquis" los que aparecen el 29 para cobrar sueldos. Dicen que en el Ministerio de Economía crece el malestar, porque uno de los pilares del ajuste fue el decreto 426, que congeló los nombramientos en el Estado y no se estaría cumpliendo.
En el Boletín Oficial suelen publicarse muchos nombramientos en los últimos días. Este jueves mediante la resolución 1254 el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) nombro 50 nuevos agentes en un anexo. Sólo un caso.
El Ministerio de Justicia, que dirige el kirchnerista Martín Soria, también publicó nuevos nombramientos y fuentes de la cartera aseguran que, mediante otra resolución, la 741, habilitó el proceso de Valoración por Evaluación y Mérito para la promoción de Nivel para el personal. Es un proceso de ascenso a cargos jerárquicos a trabajadores de los escalafones más bajos que se replicará en otros ministerios.
“Durante el año que queda hasta 2023 nombrarán miles en cargos altos para que el gobierno que viene, si es opositor, no pueda gobernar”, señalan en el Estado.
En la AFIP, se desarrolla otro conflicto sindical
En la AFIP, su director ejecutivo, Carlos Castagnetto, ultrakirchnerista, también tiene conflictos abiertos. La Unión del Personal Superior de la AFIP, que dirige Julio Estévez, emitió un comunicado en el que informó que el personal del organismo recaudador denunció presiones de la conducción K a funcionarios de planta para que renuncien a sus cargos. En estas horas Estévez se reunirá con Castagnetto.
Por otra parte, el sindicato de ATE (trabajadores del Estado), que dirige Hugo “Cachorro” Godoy, cercano al kirchnerismo, inició un plan de lucha con paros y marchas por el microcentro porteño en reclamo de aumentos salariales y la incorporación a planta permanente de 30 mil agentes. En su embestida, acusó a la CGT de los “Gordos” de “comer asados” en Olivos. Uno de sus blancos fue el titular de los estatales de UPCN, Andrés Rodríguez.
Se refería a la reunión de Olivos del lunes, cuando los “gordos” Héctor Daer, Carlos Acuña, José Luis Lingieri, Gerardo Martínez, Armando Cavalieri y José Sola excluyeron a Pablo Moyano y éste estuvo a punto de dejar la conducción de la CGT. Fue disuadido por Mario (Paco) Manrique, de Smata, y el propio Plaini. Nuevamente la grieta comienza a profundizarse en el oficialismo y es por la puja salarial. El peronismo y el Presidente contra el kirchnerismo y Moyano.
“Esto no es una coalición de gobierno, La Cámpora cree que gobernar es imprimir billetes y nosotros creemos en la gestión. No me siento identificado con Cristina, que cree en una forma de hacer política que no va más, con estas ideas que tienen estos tipos es imposible”, se lamentó Zabaleta entre funcionarios cercanos.
Mariano Obarrio