Domingo, 16 Octubre 2022 09:54

Crece la tensión y tambalea el acuerdo entre Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa - Por Rubén Rabanal

Escrito por

El kirchnerismo duro sabe que con el actual nivel de inflación no habrá diciembre en paz y menos un 2023 electoral. Massa resiste los pedidos de congelamiento de precios porque lo alejan de una pretendida normalidad que quiere mostrar. Dólar Qatar y el efecto no deseado. 

Un mes en el que puede cambiar todo. Así define el mercado el tiempo que viene en la Argentina y que desde este fin de semana tomó otra dinámica. 

Sergio Massa le envió un mensaje directo a Cristina Fernández de Kirchner a través del video con el que se presentó en IDEA mientras aún estaba en Washington. Utilizó ese momento para anunciar que no estaba de acuerdo en avanzar con un congelamiento de precios, y hasta utilizó una referencia habitual en el lenguaje kirchnerista al alegar que “no existen soluciones mágicas” para calmar la inflación. El ministro sabe que no puede pretender mostrar intentos de normalidad económica ante el mercado y el FMI si al mismo tiempo recurre a esas herramientas que le pide el kirchnerismo. Por otro lado, también es cierto que el tiempo se acaba.

Este conocido episodio del viernes pasado es la base para entender qué está sucediendo dentro del Frente de Todos. El albertismo extremo, un núcleo cada vez más íntimo y cerrado alrededor del presidente, está convencido de que Massa utiliza la apelación a Cristina Fernández de Kirchner como pantalla protectora ante cada decisión que toma. Es cierto que el ministro de Economía mantiene reuniones con la vicepresidenta con tanta o más asiduidad que con Alberto Fernández, pero la intensidad de esas relaciones está más que en duda.

Esas relaciones terminaron de ponerse en juego cuando desde La Cámpora comenzaron a escucharse los pedidos para avanzar en el congelamiento de precios, esencialmente de alimentos. El kirchnerismo duro cree que Massa logró frenar una crisis con consecuencias impredecibles reforzando las reservas del Banco Central por la doble vía de lograr desembolsos pendientes de organismos como el BID y Banco Mundial y con el dólar soja a $200 que logró una liquidación del agro de U$S 8126 millones, el mejor mes para la entidad en materia de ingresos desde el 2004.

Para lograrlo debió contar con un waiver del kirchnerismo que le exigía dar menos ventajas al campo o al menos compensarlas con más distribución en asistencia y planes. Aún está en veremos cuántos bonos realmente se harán efectivos de todo ese festival que se anunció de aquí a fin de año y que incluye desde un pseudo IFE para calmar a Juan Grabois y Eduardo Belliboni, hasta un pago extra especial a trabajadores privados, todo un dolor de cabeza a negociar con empresarios.

El problema es que el kirchnerismo sabe que nada de esto servirá para cambiar el humor de fin de año y menos el que reinará durante la campaña, si la inflación no baja de entre 6 y 7% mensual. Creen, entonces, que el rol de un Massa salvador como cuasi presidente está agotado y que en materia de inflación no tiene más nada por hacer, si es que en algún momento el ministro pensó seriamente en instrumentar un plan para calmar los precios. En estas condiciones tampoco quieren oír hablar de segmentación de tarifas, una medida que calentará aún más el ambiente en diciembre.

Es en ese sentido que el kirchnerismo pide un congelamiento, medida que nunca sirvió y por el contrario fue antecedente de futuras explosiones inflacionarias, como herramienta de emergencia para llegar al 2023. Allí hay que leer la nueva crisis que amenaza al Gobierno y a la relación entre las tres patas que lo comandan.

Massa tiene otro elemento en juego que rápidamente se está volviendo en contra del sentido que se le quiso dar al nuevo dólar tarjeta. El esquema que se anunció hace prácticamente imposible comprar pasajes o servicios en el exterior y no solo por el encarecimiento del precio o la prohibición de financiarlos en cuotas, sino también por la imposibilidad técnica de pagar muchos de esos viajes en efectivo desde Argentina. El impacto en algunos sectores medios es directo, sobre todo porque el dólar Qatar que hoy está a $315, trepará hacia enero a $350 y eso impactará también en un incremento de la demanda del turismo local. Es decir, que quien nunca soñó con veranear en el exterior, pero si pensó en hacerlo en algún destino local también verá impactado su bolsillo.

Otra duda. Mañana entrará en vigencia el SIRA, el nuevo sistema para registrar importaciones que lanzó el Gobierno. Los empresarios se enteraron de la letra chica de ese esquema mientras circulaban por los pasillos del Coloquio de IDEA en Mar del Plata. De acuerdo a la consultora ABECEB, el SIRA necesitará unos días para su implementación, alrededor de una semana lo que impactará en un freno en las importaciones que podría afectar el ingreso de mercaderías por U$S 2000 millones. El parate de esos días para la economía puede ser importante.

Rubén Rabanal

Top
We use cookies to improve our website. By continuing to use this website, you are giving consent to cookies being used. More details…