La Unión Cívica Radical siempre se caracterizó por tener líneas internas, desde yrigoyenistas y antipersonalistas. Aunque el mayor impacto se generó de la mano de Raúl Alfonsín y la Junta Coordinadora como brazo juvenil. En los últimos tiempos irrumpió una corriente interna como Evolución, que a algunos les trae reminiscencias de la JCN aunque se perfila con un proyecto de poder más pragmático y menos ideologizado.
Si bien la cara más visible es el senador Martín Lousteau, lo cierto es que el jefe de esta línea interna en franco crecimiento es el diputado Emiliano Yacobitti, el dirigente radical que más influencia y poder ha acumulado en tan poco tiempo. Persiguen un proyecto nacional y probablemente en algunos años terminen quedándose con el control de la UCR y con algunos cargos electivos en municipios y provincias. Yacobitti conduce la única línea interna dentro del partido con proyección nacional.
Yacobitti se forjó en la militancia universitaria en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Desde la presidencia del Centro de Estudiantes de esa casa de estudios llegó a ser secretario de Hacienda del rectorado, luego vicedecano de Económicas y actualmente vicerrector de la universidad.
Paralelamente consolidó su trabajo territorial en la UCR porteña con la corriente interna “Cantera Popular”, que logró nacionalizarse con cuadros provenientes de la militancia universitaria. Así llegó finalmente Yacobitti a la presidencia del Comité Capital de la UCR. Y de ahí, aliado a Lousteau, comenzó a armar una construcción territorial en todo el país sobre la base de exmilitantes de la Franja Morada.
Casi todos aquellos que militan o pasaron por el mítico brazo universitario del radicalismo se han transformado en la columna vertebral de la instalación de Evolución. Así como siempre se dijo que en cada pueblo hay un cura y un comité radical, Yacobitti también tuvo en cuenta la proliferación de exmilitantes de la Franja en sus localidades. Eso explica la irrupción de dirigentes con inserción y prestigio en sus distritos. Paulatinamente se fueron incorporando referentes con peso en el mundo académico de sus provincias y municipios, como la diputada Danya Tavella, vicerrectora de la Universidad del Noroeste de Buenos Aires. De la misma casa de estudios es Juan Pablo Itoiz, probable candidato a intendente de Junín; y también se sumó Pablo Domenichini, rector de la Universidad Nacional Guillermo Brown. En el interior bonaerense se desataca Nacho Palacios, que apunta a quedarse con el municipio de 9 de Julio o Pablo Yannibelli en Azul. Un trabajo artesanal, distrito por distrito.
Las apuestas para el 2023 de Evolución pasan por Maxi Pullaro, con serias chances de transformarse en gobernador de Santa Fe; Rodrigo De Loredo, quien apunta a pelear la intendencia de la capital de Córdoba; Lousteau en CABA; el economista Martín Tetaz en la provincia de Buenos Aires y Pablo Cervi en Neuquén. Pero más allá de los cargos electivos que consigan, creen que van a ampliar su base de sustentación en todo el país. “El año que viene es el punto de inflexión para dar el zarpazo en 2027”, dicen en Evolución. Y no descuidan el armado puertas adentro de la UCR: controlan CABA, un 50% de Córdoba y aseguran que tienen el 30% de la provincia de Buenos Aires. También tienen peso en Santa Fe y Corrientes.
¿En qué se parece la corriente de Yacobitti a la Junta Coordinadora? Hay diferentes respuestas, pero la dirigencia en general cree que son incomparables, aunque coinciden en la presencia de muchos jóvenes. Sin embargo, la JCN tenía varios jefes: Enrique Nosiglia en CABA junto a Marcelo Stubrin, Jesús Rodríguez y Facundo Suarez Lastra; Federico Storani en la provincia de Buenos Aires; Carlos Becerra en Córdoba y el Changui Cáceres en Santa Fe. Cada referente tenía su peso y además existían diferencias entre ellos, con lo cual al ser una organización colegiada nunca se ponían de acuerdo respecto al proyecto de poder que querían construir. Probablemente esa fue una de las razones del fracaso y la desaparición de la Coordinadora.
El primer mérito que le reconocen propios y extraños a Evolución es que han impulsado una construcción sin un liderazgo nacional que traccione como el de Alfonsín. “Quieren el poder en serio, no tienen pruritos ideológicos y manejan fierros y recursos provenientes de las universidades y de las cajas que han logrado congelar mediante el acuerdo en CABA con el larretismo”, dicen los correligionarios que los miran con desconfianza. ¿Yacobitti representa la renovación y el cambio? Impulsa, sin duda, el recambio generacional, la duda es si apunta a cambiar los métodos actuales de hacer política para acumular poder. Por algo lo comparan con Nosiglia, a quien quiere jubilar.
Alberto “Beto” Valdez