Lunes, 06 Septiembre 2021 11:21

A un año del salvataje económico del gobierno de Alberto Fernández - Por Carlos Burgueño

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En septiembre del 2020 comenzó una corrida abortada a tiempo, y que hubiera llevado a un fin de año política, económica y cambiariamente insostenible para el país. En medio de una Pandemia. ¿Qué pasó? ¿Ya se superó? y, fundamentalmente, ¿cuándo puede volver la normalidad?

Hace un año, en medio de una peligrosa corrida que llevó el Blue a los 195 pesos; el gobierno decidió llevar el cepo a la compre de dólares por parte de los particulares a un nivel extremo y tremendamente impopular. Con esto evitó que las reservas perdieran por esta vía unos 750 millones de dólares mensuales, según el ritmo acumulado a agosto de 2020; nivel que podría haberse acelerado hasta superar los U$S 900 millones hacia el último trimestre del año pasado.

Como las reservas del Banco Central proyectaban medir para ese momento unos 5.000 o 6.000 millones de dólares líquidos; esa decisión impidió que el gobierno de Alberto Fernández sufriera la crisis económica, financiera, cambiaria, más grande de su gestión; y se evitó que el país llegara a chocar nuevamente hasta dimensiones dantescas. Ya han pasado 12 meses de aquel momento. La gran pregunta que se hacen los mercados es la obvia: hasta cuanto continuarán las restricciones.

La respuesta desde el oficialismo es simple: no antes de diciembre de 2023. O dicho de otro modo; durante todo el gobierno de Alberto Fernández persistirán las trabas a la compra de dólares por parte de los particulares; y la única esperanza posible es luego de esa fecha, y ante la segura presión del Fondo Monetario Internacional (FMI), que insistirá en plantear por escrito metas claras de apertura del tipo de cambio para cerrar el Facilidades Extendidas Reloaded que está negociando Martín Guzmán por estos tiempos.

¿Qué llevó a que el gobierno adoptara una serie de restricciones al acceso a las divisas del tono "Hard", medida absolutamente impopular y más en tiempos de cuarentena y pandemia? ¿Y porque hay que continuar aplicándolas?

En economía se puede opinar. Se puede especular. Pero siempre, antes, hay que hacer y mostrar números. Y estos son indiscutibles. En agosto de 2020, el BCRA tuvo que vender divisas por unos 750 millones de dólares; con una tendencia creciente de entre 100 y 150 millones mensuales. Si ese camino se hubiera sostenido y profundizado desde septiembre 2020 hacia fin del año pasado, es posible que la demanda de divisas hubiera crecido hasta muy cerca de U$S 1.000 millones mensuales desde octubre; sin el ingreso de divisas correspondiente que le haga equilibrio.

Si se tiene en cuenta que el Banco Central contaba con menos de U$S 6.000 millones líquidos para hacer frente a un aumento en la demanda; hacia fin de 2020 la entidad que maneja Miguel Pesce hubiera quedado con no más de U$S 3.000 millones líquidos para cerrar el ejercicio. Si se tiene en cuenta la historia económica, financiera y cambiaria de la Argentina moderna, cuando los mercados hubieras olfateado la situación; lo que venía era una corrida clásica de las habituales, sin que el gobierno hubiera tenido armas más o menos serias para enfrentarla.

Lo que hubiera aparecido luego era un gobierno de tinte populista, rabioso contra la economía en general, tomando medidas desordenadas, inversores huyendo del mercado de capitales local, la aparición especuladores de siempre (tan negativos como inevitables), estallido inflacionario, bonistas vendiendo a precio de megadefault sus títulos públicos en pesos y divisas y una economía real angustiada  por la desorientación.

Todo esto en medio de una pandemia donde día a día se contaban los muertos. Era entonces imprescindible actuar, con medidas drásticas e impopulares. Así se hizo y se mantendrá hasta que la realidad muestre que hay reservas suficientes como para enfrentar la situación. También hasta que los mercados entiendan que hay una política cambiaria seria.

Para esto es imprescindible un acto anterior: que el país muestre que seriamente está en camino de conseguir superávits gemelos. Esto es, un nivel de gastos que se acerque a menos del 1% del PBI y prometa que será menor a los ingresos en no más de tres ejercicios contabilizando desde 2022; y un nivel de superávit comercial que no baje de los U$S 15.000 millones anuales. Nunca menos. Y si se puede, mucho más.

La evolución de aquella medida de hace un año mostró la siguiente evolución de la salida de divisas por parte de los particulares, se redujo drásticamente desde el primer mes de aplicación. Nunca volvió a crecer. Así, la evolución de las compras de dólares por parte de los particulares tuvo durante este año de vigencia de las restricciones una evolución positiva, pero controlada.

En septiembre 2020 se registraron U$S 630 millones, para luego pasar a la siguiente progresión: 199 millones de dólares en octubre, 174 en noviembre, 157 en diciembre, 137 en enero de este año, 90 en febrero, 58 en marzo, 46 en abril, 50 en mayo, 75 en junio, 124 en julio y 122 en agosto. En los últimos dos meses hubo algunos contribuyentes que pudieron reingresar en el registro permitido, lo que explica el alza. Si se tiene en cuenta que el promedio anterior a septiembre 2020 era de una salida promedio de más de 700 millones, en un año el ahorro de reservas por esta vía fue de unos 600 millones mensuales. O, dicho de manera agregada, el BCRA evitó una salida de más de U$S 7.000 millones, algo más de dos DEGs. Igualmente, esta situación no hubiera ocurrido. Antes las reservas se hubieran agotado, y el país se hubiera dirigido a ese crash inevitable que se mencionaba más arriba.

Hoy se considera que pese a lo irritable de las restricciones y las consecuencias inmediatas negativas sobre los mercados alternativos luego de su aplicación el 15 de septiembre el objetivo final se logró. Fue darle al Ministerio de Economía más tiempo para que se pudieran elaborar políticas monetarias y fiscales de estabilización del tipo de cambio, lo que la cartera de Martín Guzmán finalmente logró a base de negociaciones con los fondos de inversión que dejaron de presionar sobre el CCL y aceptaron la propuesta oficial de una salida ordenada en pesos; proceso que terminará de concretarse entre este mes y noviembre; cuando terminen de vencer los bonos dólar kinked emitidos durante el macrismo.

En estos tiempos de plena campaña, la estabilidad cambiaria (midiendo el oficial), parecería darle la razón a los funcionarios que impulsaron hace un año estas restricciones. Sin embargo, no eran pocos los de dentro y fuera del Gobierno que anticipaban tormentas de todo tipo para la última parte de 2020 y el primer trimestre del 2021. Luego, la llegada de los dólares sojeros y los DEGs cambiaron el panorama.

Las consecuencias de las restricciones no son de una impopularidad extrema. Y llevaron a una realidad insostenible en el tiempo. Los niveles de dólar Blue, el único al que el público tiene acceso de manera libre, navegan en un precio de algo más de 180 pesos; un valor que en términos históricos representa valores africanos. O, dicho de otra manera, de país subdesarrollado.

Carlos Burgueño

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