Y si se tiene en cuenta el peso específico de la provincia de Buenos Aires, el placer debe ser doble, al verificar que la gobernadora María Eugenia Vidal es la figura con mayor imagen positiva, con un 66% de valoración en ese sentido.
Y lo que sólo y muy pocos amigos saben es que Macri no sueña con la reelección sino con la historia.
A diferencia de viejos caudillos políticos que encontraban a la democracia en sus entrañas, “el soberbio multimillonario elitista” no es nada de eso. Sueña mucho más simple. Suela con que su pequeña Antonia lea con orgullo -al finalizar sus estudios primarios- que su padre, luego de afianzar el triunfo de Cambiemos en las legislativas de 2017, proyectó algo distinto que la vieja política.
Y que a principios de 2018, en lugar de jugar la cómoda reelección, pateará el tablero y la historia caduca, frustrada y resentida de los últimos setenta años de la Argentina.
Más que esto no podemos decir.
En cambio sí podemos decir que la nuestra Argentina desde hace sólo doce meses comenzó salir del infierno tan temido.
Éramos para el mundo aquel deudor insolvente que sacaba la chapa de numeración de su domicilio para evitar que el oficial judicial cumpliera con la tarea de notificarlo de un embargo, un alquiler impago o una sentencia firme de remate.
O aquel otro que trabaja con tres celulares diferentes que paga con tarjeta y de acuerdo al número que llama atiende o no atiende.
Varios artículos del código penal de defraudaciones y estafas nos tipificaban con absoluta justicia.
Hasta que recuperamos la República ultrajada por 4.581 días de asociación ilícita bajo una política iniciada por el finado y continuada por Cristina Kirchner y sus secuaces para vaciar económicamente todo lo que del Estado se pudiera vaciar.
¡Hasta llegamos a tener a nuestra honorable y querida Fragata Libertad detenida en el oscuro puerto africano de Ghana!...
Las deudas internacionales incumplidas por la corrupción económica encabezada por Axel Kicillof que hoy se hermana con Sergio Massa y su “padrino” Roberto Lavagna –mentor de la criatura devaluatoria de Duhalde que –por burla hacia el pueblo- envían al triste brulote de Aldo Pignanelli denostar a todo opositor que se le presente y no admitir cualquier pensamiento contrario (vgr. Fernando Iglesias, Martín Tetaz o el mismísimo Jorge Lanata), rememorando desde sus entrañas el viejo oscurantismo del primer peronismo que Pignanelli, por su ignorancia y fanatismo aún no supo ni sabrá superar.
La foto del “tren fantasma” en la que Massa no aparece ya que él la habría sacado (hecho no confirmado) es el cajón de Herminio del neo peronismo 2017. Nadie la olvidará en las próximas elecciones de medio término…
¿Y pueden pretender cínicamente que el gobierno de Cambiemos reduzca a cero tan sólo en un año la tasa laboral de ganancias cuando la promesa fue para todo el período presidencial?
¿Nadie fue capaz de llevarle el oído a algún funcionario que esta propuesta era para el mandato completo y no para el primer año de gobierno?
Allí se encuentra el gran pozo negro del gobierno. Hace, promete, comienza, inaugura…y nadie se entera.
Para Marcos Peña basta con las redes sociales. Olvida el grado etario de la población que aún sólo recibe información por radio y televisión.
No basta con regalarle o financiarles tablets a los jubilados. Pero ellos hicieron lo que ningún gobierno ha hecho: la reparación histórica no prometida en campaña y ejecutada en el primer año de gobierno.
Hemos visto muy pocas veces en televisión la publicidad “Empezamos” donde se muestran las virtudes del “Plan Belgrano” y demás obras de infraestructura en todos los lugares –antes olvidados- de nuestro extenso territorio. De las ampliaciones y remodelaciones de los Aeropuertos de Tucumán y Mendoza pocos argentinos se han enterado.
Del Metrobús que se está construyendo en Gregorio de Lafferrere, menos aún.
Creen que vale con que se enteren los beneficiarios directos y se equivocan. Todos los argentinos nos alegramos que los indios wichi en el Chaco pronto tendrá agua potable, que el Río Salado no causará estragos en la Provincia de Buenos Aires, que La Plata no tendrá más muertos ocultos por Scioli y que Luján no será más la Venecia kirchnerista.
Sarmiento decía que gobernar era poblar y gran razón tuvo. Gracias a él muchos nietos de inmigrantes gozamos de nuestra bendita Patria.
Macri aún no aprendió que gobernar es hacer e informar.
Humberto Bonanata
Buenos Aires, Diciembre 11 de 2016