La tragedia sucedida hace horas en París por el ataque de criminales fundamentalistas de Al Qaeda frente a periodistas y ciudadanos inocentes no encuentra calificativos fáciles de definir.

El mundo civilizado en su conjunto reaccionó con estupor y unidad. Luego de la lógica reacción humana ante la barbarie, la civilización desató su unidad frente a la barbarie.

Pocos países fueron renuentes a reconocer al terrorismo criminal como tal cual es.

Rusia, Venezuela y Argentina, en sus "diplomáticos comunicados" de pesar encontraron un "pero" a la supuesta real malicia periodística del semanario "Charlie Hebdo", objetivo civil de la cobardía fundamentalista.

La sinrazón luce razonable en regímenes autoritarios como el que regirá en nuestro país por once meses más, luego de doce años y siete meses de despotismo. Stalin y Hitler parecen reencontrarse en el infierno tan temido de la historia para amalgamar el crimen de inocentes con una supuesta causa de dominación colonial.

La interpretación más increíble provino de parte de los panelistas del programa ultraoficialista 678 que se emite por la TV Pública, que anoche emitieron un informe titulado “La ultraderecha pide pena de muerte”, en relación a los terroristas que mataron a 12 periodistas.

“A uno le quedan muchas dudas de la factura de esto”, dijo Edgardo Mocca, uno de los penalistas. “El incendio del Reichstag en Alemania fue el comienzo de la barbarie nazi; acusaron a los comunistas de incendiar el Reichstag y a partir de allí se desató el vendaval criminal que terminó en lo que todos sabemos”, agregó.

“No sea cosa que esto del periódico este sea el incendio del Reichstag, no sea cosa que haya manos raras”, advirtió Mocca y añadió: “Porque las minas manos que armaron a estos núcleos fundamentalistas para pelear contra la Unión Soviética en Afganistán tranquilamente pueden estar atrás de esto”.

No resulta nuevo para nosotros encontrar justificaciones dislocadas frente a la aldea global. En otro caso criminal como la muerte del pequeño Néstor, chaqueño de siete años, a causa de la desnutrición, Jorge Capitanich alzó su cinismo para redoblar la apuesta en que "su" Chaco ha reducido el índice de mortalidad infantil en esta década encuadrando la muerte del niño en un caso aislado.

En el pensamiento de una banda en retirada toda justificación impropia puede autojustificarse.

Recuerdan que Carlos Menem, al año de abandonar su segunda presidencia fue preso por orden del ex Juez Jorge Urso, uno de los ahijados predilectos de la servilleta de Corach.

Claudio Bonadío, sobreviviente de aquella camada, aparece como el principal enemigo judicial del régimen kirchnerista en su propio núcleo encabezado por la actual inquilina de la Casa Rosada.

Falta poco para el vencimiento del contrato de alquiler y Cristina Fernández y Familia temen que El Calafate no sea su lugar final en el mundo.

Cierto que sólo pueden continuar por dos motivos al decir de Ernesto Sanz: por miedo o por fragmentación opositora. El miedo lo hemos perdido desde septiembre de 2012 cuando nos autoconvocamos a través de las redes sociales en todo el país; la fragmentación opositora es el deber inamovible de evitar por quienes aspiran a representar al 70% del electorado no kirchnerista.

Fracasaron en 2011 cuando CFK triunfó por 37% de diferencia.

Ahora están obligados a no volvernos a condenar al neokirchnerismo.

Humberto Bonanata
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Buenos Aires, Enero 11 de 2015