Sin embargo, la exagerada aceleración inflacionaria que se gatilló en los últimos meses volvió inviable el congelamiento. Y así, el boleto de transporte se subió a la carrera furiosa del resto de los insumos para los ciudadanos de a pie.
Ese efecto pudo verse especialmente reflejado en las provincias, donde a diferencia del AMBA los subsidios llegan a cuenta gotas. Todo gracias a un esquema de reparto pensado en términos electorales, apuntando a favorecer a la mayor cantidad de votantes posible.
En ese orden, Córdoba fue una de las grandes víctimas del aumento de los boletos. Tras el periodo electoral de junio, julio y agosto, el transporte urbano de la segunda ciudad más grande del país se ubicó en los 120 pesos y generó un gran costo para los usuarios. Aún así, las empresas prestadoras de servicios continuaron sus reclamos diciendo que ni con ese precio se alcanzan a cubrir los costos operativos.
El transporte puede sufrir subas en Córdoba.
Por eso mismo, y a mediados de septiembre, las empresas abrieron un nuevo frente de diálogo con la Municipalidad de Córdoba para volver a elevar el precio del boleto. El número presentado por las compañías es escalofriante: 320 pesos de mínima para que el servicio sea operable.
Esa insólita cifra estaría fuera de discusión. Pero el aumento real no quedaría tan distante.
En la Municipalidad de Córdoba están a la espera de coordinar las subas con sus pares santafesinos. Una práctica política que permite morigerar el impacto "electoral" a pesar de que las elecciones ya pasaron.
La cifra señalada por la Municipalidad ad de Córdoba para un próximo aumento sería de 185 pesos. Con eso, las empresas aseguran que podrían sostener los servicios en condiciones, aunque no realizar una renovación de flota que no se produce hace tiempo.
Para Martín Llaryora, el intendente saliente y gobernador electo, la nueva suba implicaría el noveno aumento de su gestión. Casi 275% desde su asunción, contra él más de 500% acumulado de la inflación.
A pesar de que el aumento sería grande y seguiría generando corrosión al bolsillo trabajador, el transporte se encuentra en su piso de precio histórico del siglo XXI. Actualmente, consumiría el 4% del salario mínimo en Córdoba.