Lunes, 28 Agosto 2023 11:18

ADICCIONES “Un emergente de nuestra realidad social” - Por Ernesto Edgardo Trivisonno

Escrito por Ernesto Edgardo Trivisonno

Difícil es hacer un análisis de un tema tan complejo y extenso como las adicciones, pero haremos hincapié en algunos aspectos puntuales.

En un mundo ya consolidado como una aldea global que lúcidamente anticipo Marshall Mc Lughan, el consumo de drogas no podía escapar a ese efecto generalizador.

Durante las ultimas dos décadas la situación con respecto al consumo de drogas ilegales u legales empeoro drásticamente, convirtiéndose en un fenómeno en aumento en todo el planeta.

Como no podía ser de otra manera, los expertos hablan de “globalización” del uso indebido de drogas.

Sin embargo, advertimos que la historia de las adicciones es tan antigua como la historia de la humanidad. Es bien conocido que existen un sin fin de ejemplos, como el hábito de fumar opio en el lejano oriente o en ciertas comunidades indígenas de nuestro continente el uso de sustancias alucinógenas extraídas de distintas especies vegetales.

Vale la aclaración, que seguramente el significado en aquel mundo era diferente al que se vive actualmente.

Pero la pregunta crucial es por que en nuestro mundo actual se ha convertido en uno de los peores males de nuestro tiempo.

Se pueden tejer varias conjeturas, vale recordar que la palabra ”adicto” viene del latín y significa “devoto de” y que por definición no es solamente un adicto aquel que consume drogas llamadas mayores (marihuana, éxtasis anfetaminas, cocaína, crack, heroína, opioides, ketamina, tusi, crack, L.S.D. ), sino aquellas que en nuestra cultura están aceptadas socialmente como el hábito de fumar tabaco o beber bebidas alcohólicas.

Un párrafo aparte merece el consumo de psicotrópicos, sedantes, tranquilizantes, antidepresivos, etc que se utilizan indiscriminadamente en la práctica médica diaria. Existen datos interesantes al respecto según las estadísticas, cada dos norteamericanos uno consume algún tipo de estas drogas habitualmente, además hay 25 millones de alcohólicos.

No menos preocupantes son los datos que se registran en nuestro país, en 1995 había 300 mil consumidores de los cuales el 80% eran jóvenes menores de 25 años (fuente secretaría de programación para la prevención y lucha contra el narcotráfico), se estima que esta cifra se multiplico por 10 alcanzaría a más 3 millones en los últimos años.

Esto está relacionado a una mayor oferta de droga en el país. Sin duda dejamos de ser una de las plazas fuertes como lugar de tránsito para ser de producción y consumo.

Es obvio que cada vez hay más “mercaderes de la muerte en la Argentina”.

Más allá de las estadísticas no hay registros serios de cuántas personas hacen abuso del tabaco, aspirinas, analgésicos, café y otros fármacos. Tampoco sabemos a ciencia cierta cuántas personas se automedican o son medicadas por personas no idóneas. Pareciera una constante de nuestro tiempo que las personas encuentren en una pastilla o en una sustancia el “remedio” para cada sensación que experimentan

La situación es delicada, porque queda en evidencia la falta de educación y la desinformación o la mala información que tiene acceso el común de la gente.

Por otra parte en una sociedad cada vez más compleja, tremendamente fragmentada, con la imposición de una cultura del consumo de bienes, que son solo para unos pocos como corolario de una concentración excluyente de la riqueza y una pésima distribución del ingreso.

Paradójicamente la droga se ha instalado entre los niños y jóvenes pobres que sufren la consecuencia de la exclusión y la violencia estructural sin ninguna red de contención social con un Estado ausente y gobernantes indiferentes baste citar el problema del “PACO” y la instalación de verdaderos “carteles” en los barrios más carenciados de la capital, el conurbano bonaerense, Rosario etc

La realidad nos demuestra que el hombre se ha alejado de su naturaleza y de su sano desarrollo.

Podemos definir a las adicciones como el mal de la cultura. Es como si se quisiera, y en muchos casos se logra, anestesiarse de una realidad que se vuelve cada vez más displacentera.

En medio de la “crisis” que vivimos los argentinos, la deshumanización se ha instalado con fuerza. La falta de políticas de educación, salud y fundamentalmente de campañas de prevención masivas que tienen que darse al niño desde el pre escolar sumado a la desintegración de esa micro sociedad llamada familia, que por décadas fue uno de los pilares más arraigados en nuestra sociedad, fue paulatinamente desmoronándose.

Después de todo, una estructura de personalidad no es producto del azar, sino que más allá de nuestra herencia genética, está estrechamente ligada a nuestra estructura familiar y social.

Es probable que la crisis de roles, la falta de modelos, dentro y fuera de la familia, tienda a producir seres humanos cada vez más “narcisistas” con estructuras de personalidad psicopáticas proclives a caer en algún tipo de adicción.

Sumado a esto, el peligroso mensaje que reciben los adolescentes y jóvenes a través de los medios masivos de comunicación donde se los estimula a conductas perniciosas.

Las propagandas por ejemplo mandan mensajes tóxicos sobre el alcohol o el tabaco a sabiendas de la falsedad del mensaje. Ni el alcohol trae aparejado un mayor rendimiento sexual, todo lo contrario; así como el cigarrillo es dañino para la salud y en particular para actividades que necesiten de una mayor oxigenación.

No solo es preocupante aquellos que enfermaron y quedaron atrapados por las drogas mayores, sino de aquellos que con un desconocimiento hacen abuso de las aspirinas, los tranquilizantes o cualquier otro medicamento que como tal puede tener efectos adversos aún mortales.

Este no deja de ser un problema de la praxis médica.

El problema de la ingesta de alcohol en grandes dosis, cada vez en edades más tempranas, un problema de inseguridad y autoestima de nuestros adolescentes que necesitan estimularse para poder relacionarse con el otro sexo.

¿Y la pregunta que surge inmediatamente es qué sociedad le estamos dejando? ¿Qué hacemos para solucionar este flagelo? ¿Qué esta haciendo el Gobierno para frenar esto, o se pretende que directa o indirectamente nuestros jóvenes estén anestesiados?

No se trata que haya más CENARESOS o más comunidades terapéuticas privadas, se trata de una fuerte intervención del Estado con campañas de prevención y de acabar con el narcotráfico que son “mercaderes de la muerte”.

Solo depende de una decisión política para enfrentar este flagelo.

Para finalizar es una responsabilidad de todos en mayor o menor grado construir una sociedad más sana con cambios culturales profundos con “un modelo de estado de bienestar diferente” que tenga que ver no tanto con lo que se tiene, sino con lo que se es.

Para este logro, deberemos ser todos más creíbles, como país y como sociedad, propiciando un futuro a las nuevas generaciones y un estado que garantice igualdad de oportunidades para todos teniendo derecho a la educación deporte y al trabajo para realizarse como persona y ciudadano.

Solo así podremos aspirar a combatir a uno de los peores males de nuestra época.

(#) Ex Subsecretario De Salud (GCABA)

MN 57015

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