No tenemos un sistema de cobertura universal.
Hay 20 millones de argentinos que no tienen acceso a la salud, van perdiendo su adhesión a la seguridad social y ya no pueden pagar la cuota del prepago y no les queda otra cosa que atenderse en el hospital público.
Los financiadores reciben el dinero, dilatan el pago y un profesional que se formó en un recurso humano calificado, lo cobra a los 3 o 6 meses. Es indigno.
Las clínicas y sanatorios no quieren atender más porque cobran dilatado y la inflación es una máquina de hacer pobres.
El gobierno que venga, va a tener que hacer una reforma de salud.
El camino va por una cobertura universal que cada argentino tengo un seguro de salud y un fondo de redistribución para las patologías complejas.