Jueves, 12 Agosto 2021 11:04

Nada es tan lineal en estas elecciones - Por Vicente Massot

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Siempre es conveniente conocer cuál es el terreno que pisamos, los puntos que calzamos, la sociedad de la que formamos parte, las instituciones que nos envuelven, los distintos grupos humanos que conforman el país, la Justicia que tenemos, la clase política que nos dirige y la manera como decidimos vivir.

 

Antes de pasar revista a las encuestas de opinión, que han brotado en los últimos días como si fueran hongos; al talante de los candidatos; a las estrategias puestas en marcha por las distintas fuerzas en pugna; a las preocupaciones que campean a un lado y al otro de la grieta, y a los posibles resultados de las PASO, resulta imprescindible no perder de vista el escenario completo que -de más está decirlo- excede con creces lo específicamente político. La enumeración a mano alzada de determinados hechos -muy significativos- que se han sucedido en el curso de la semana pasada y comienzos de la presente nos pondrá en autos de la realidad de una nación que en menos de cuarenta días marchará al cuarto oscuro con el propósito de votar en unas internas abiertas de singular importancia. No se busque, en el listado que sigue, un orden de prioridad ni una correlación estricta. Son pinceladas que dan una idea de la situación que nos aqueja. 

  • 1) En Mendoza, el juez con competencia electoral Walter Bento debió haber cesado en sus funciones sin más trámite que una notificación que así lo hubiese dispuesto. Hasta un menor en edad escolar se habría percatado de la catadura moral del personaje, procesado por enriquecimiento ilícito, lavado y coimas varias. El escándalo de su permanencia al frente de un juzgado de tamaña importancia está a la vista y -sin embargo- seguirá en su cargo hasta después de que se hayan substanciado los comicios fijados para el 12 de septiembre. Nada asegura que, cumplido el trámite electoral, se lo ponga de patitas en la calle o que marche preso. Entre otras razones porque ha sido funcional al kirchnerismo. Viene de avalar las colectoras K en esa provincia y de dictar un fallo en contra del gobernador de origen radical.
  • 2) Por su parte, Amado Boudou está libre y aspira a dejar sin efecto la inhabilitación para ejercer cargos públicos que le fuera impuesta cuando se lo halló culpable en el caso Ciccone.
  • 3) La Sala 1 de la Cámara de Casación Penal de la Capital Federal validó la audiencia en la cual Cristina Fernández pidió la anulación de la causa por el pacto con Irán. Así dejó abierta la posibilidad de que la ex–presidente se salga con la suya en este particular asunto. El detalle que da que pensar no reside en el fondo de la cuestión
  • -sobre el que ese tribunal no se expidió- sino en que una audiencia de ese tipo no figura en el Código Penal. Creatividad de los jueces, que le dicen.
  • 4) El presidente de la fábrica de auto- móviles japonesa Toyota, Daniel Herrero, puso el dedo en la llaga el jueves pasado cuando confesó que no encuentra 200 personas con secundario completo que sepan interpretar textos de corrido. Otro tanto reconocieron varios de sus pares del comercio, la industria y los servicios. En el oficialismo nadie de algún peso dijo esta boca es mía. - ¿Y el señor Baradel? -Bien gracias.
  • 5) La causa de los cuadernos de la corrupción empresarial-kirchnerista está paralizada por falta de fondos lo cual no quita que el emprendedor chino al cual el presidente de la República adujo no conocerlo -aunque formó parte del séquito que festejó en plena pandemia el cumpleaños de su mujer en la quinta de Olivos- haya ganado una licitación tras otra sin demasiados antecedentes de peso.
  • 6) En cuatro provincias -Formosa, Misiones, La Rioja y Santiago del Estero- los salarios privados formales -en blanco- no alcanzan a cubrir el costo de una canasta básica de $ 60.873. De su lado, en Catamarca, Chaco y Corrientes los sueldos apenas superan por 1,5 % ese ingreso mínimo familiar.

El principal interrogante que se recorta ante cualquier analista que desee abrir opinión acerca de lo que pueda pasar dentro de pocas semanas, cuando se desempolven las urnas y la ciudadanía forme fila para introducir en esas vetustas cajas de madera las papeletas correspondientes, es si los hechos enumerados más arriba y muchos otros de tanta o mayor gravedad habrán de tener algún peso en el ánimo de los votantes.

La lógica indicaría que si, en razón de que no son la excepción entre nosotros, sino la regla diaria. No resultan episodios aislados o poco comunes, que sólo ocurren de vez en cuando. Por el contrario, se repiten a lo largo y ancho de la república, sin solución de continuidad. Claro que a veces la lógica sirve de poco o nada a la hora de entender qué es lo que prima en la mente de las personas en el cuarto oscuro. Si hubiese una relación de carácter directo entre desbarajuste institucional, corrupción pública, marginalidad social, auge de la miseria e inflación por las nubes, el oficialismo de turno -no importa cuál fuese su coloratura ideológica- estaría condenado a perder. Y no siempre es así.

El gobierno llegará a las elecciones del 12 de septiembre próximo con más de cien mil muertos a cuestas, fruto de su irresponsabilidad e incapacidad para administrar la crisis sanitaria generada por el Covid; una inflación acumulada del orden más de 50 % anual; con más de 65 % de la ciudadanía que confiesa estar peor este año que el pasado y que supone que el que viene será aún más severo, y un índice de desempleo que ha trepado a los dos dígitos. Las cifras son elocuentes y no dejan lugar a dudas. Pero las cosas no son tan lineales al momento de dar una explicación sobre las tendencias electorales. A estar a los relevamientos de la opinión pública que se han difundido en estos días -y hay para todos los gustos- parece claro que -más allá de lo que pueda ocurrir en términos del conteo a simple pluralidad de sufragios- las dos principales fuerzas políticas se verán en figurillas para arrimarse a los porcentajes de votos obtenidos hace cuatro años.

Por extraño que parezca, lo más seguro es que el Frente de Todos, aun ganando la pulseada bonaerense en punto a la cantidad de votos, no sea capaz de retener y menos de incrementar el número de diputados que tiene actualmente en representación de los votantes de ese distrito. Ello en virtud de que para lograrlo debería orillar 53 % de los sufragios. Algo casi imposible.

De la misma manera Juntos por el Cambio, en su bastión por excelencia, la Capital Federal, a los efectos de conservar los diputados que renueva tendría que arrimarse a casi 60 %. Lo cual resulta poco probable. La razón que explica esta aparente paradoja es que, en el territorio bonaerense, en 2017, Cristina Kirchner y Sergio Massa no querían verse ni en figuritas y fueron en listas separadas. Hoy son lo mismo, con lo cual su techo es mucho más alto que el de entonces. En lo que hace al distrito porteño, en aquella oportunidad Horacio Rodríguez Larreta confrontó contra Martín Lousteau. Ahora son parte del mismo equipo. Cuanto es necesario entender en unos comicios como los que se disputarán en septiembre y -más aún- en noviembre es que no importa tanto la cantidad de votos como el porcentaje medido contra 2017.

Hay unas encuestas que pasan de mano en mano e inducen a un error extendido en el cual incurren por igual los titulares de algunos diarios como también ciertos comentaristas políticos. Que a nivel país el kirchnerismo registre 38 % contra 29 % de Juntos por el Cambio no dice nada respecto de lo que se halla en juego. Esta no resulta una elección presidencial, en donde el que saca un voto de ventaja se lleva todo lo que se encuentra en juego.

Son 24 elecciones diferentes de diputados, dos de gobernadores y ocho de senadores a las que es menester considerar por separado y contar al final cuántos diputados y senadores expuso cada uno de los partidos y cuántos ganó o perdió. Así de sencillo y así de complicado.

Vicente Massot

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