Miércoles, 21 Abril 2021 05:53

La primera batalla - Por Sergio Crivelli

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El enfrentamiento entre el gobierno y la oposición por el funcionamiento de las escuelas en la ciudad de Buenos Aires es la primera batalla de una larga campaña que finalizará en 2023. Falta mucho para ese choque, pero hoy Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof son los dirigentes con más probabilidades de encabezar las boletas de sus respectivos espacios políticos en las próximas presidenciales.

El formidable desgaste de Alberto Fernández lo sacó hace rato de carrera y Kicillof es el preferido de Cristina Kirchner en vista de que los índices de imagen negativa de su hijo Máximo resultan ilevantables. Fantasear con su candidatura no pasa de ser un deber militante.

Rodríguez Larreta, en tanto, es el único dirigente de Juntos por el Cambio con una posición de poder en condiciones de asegurarle la candidatura. Maneja la estructura política y el presupuesto del distrito más rico del país y se mueve en la vidriera mediática con más luces. No en vano los dos últimos presidentes no peronistas fueron jefes del gobierno porteño.

Este súbito reordenamiento de la mesa de arena explica la furia de los cruces, los insultos, las descalificaciones y la manera en que medios y redes reprodujeron la pelea en torno a la presencialidad de las clases en CABA, planteándola en algunos casos como un alzamiento de los ciudadanos frente a los abusos del poder "K'' y en otros como la más irresponsable muestra de manipulación de la salud pública.

Ambas interpretaciones son, sin embargo, erróneas porque omiten lo central: la pandemia es una cuestión sanitaria, pero, en primer lugar, política. O puesto, en otros términos, es la cuestión política más importante desde su aparición y de cómo se resuelva dependerá el nuevo balance de poder.

El primero en detectar la formidable oportunidad política que representaba el coronavirus fue el propio Fernández. En marzo de 2020 se propuso a sí mismo como el conductor de todos los argentinos en épocas de peligro. En un primer momento hasta convenció a Rodríguez Larreta y Mario Negri de la conveniencia de plegarse a su cruzada. Empezaron las clases magistrales sobre Covid por TV y el encierro colectivo que le permitía manejar la única fuente de ingresos del 80% de la población: el Estado.

Pero el experimento fracasó, el virus se acerca a los 60 mil muertos y la economía se hundió. Hoy Fernández carece de autoridad, de poder, de credibilidad y de futuro. El piloto de tormentas no podría ni remar con alguna posibilidad de llegar a la orilla en el lago de Palermo un día soleado.

El único beneficiado de esto es Rodríguez Larreta por eso desde el oficialismo le quitan recursos y lo hostilizan con cada medida que toman. Pero al mismo tiempo lo están becando para un curso acelerado de candidato a la vez que desplazan del centro de la escena a Mauricio Macri, el adversario ideal del peronismo. Y el jefe de gobierno dio los primeros pasos sin equivocarse: interpuso entre él y la furia "K'' a la Justicia. Si gana, el éxito será propio. Si pierde, la culpa recaerá sobre el desprestigiado Poder Judicial.

Sergio Crivelli
Twitter: @CrivelliSergio

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