Domingo, 24 Octubre 2021 07:27

A falta de soluciones Fernández se dedica al reparto de culpas - Por Sergio Crivelli

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En un clima de creciente desorden no hay gestión, sino un intento de trasladar responsabilidades a terceros. Crece además la incertidumbre sobre las consecuencias de una nueva derrota.

Los responsables de la inflación son los empresarios, el de la profanación de las piedras dejadas en Plaza de Mayo en homenaje a las víctimas del Covid es Rodríguez Larreta, el de poner límites a la barbarie mapuche en el Sur, el gobierno de Río Negro.

La lista de chivos expiatorios que armó el oficialismo en el último tramo de la campaña es una muestra perfecta de su incapacidad para gestionar, de las tensiones internas que lo paralizan y de su constante desorientación. El doble comando frente a la crisis está derivando en marchas y contramarchas y en expectativas cada vez más desalentadoras.

El intento de Alberto Fernández de trasladar a otros los problemas que no puede resolver es una especie de "Ah, pero Macri" generalizado. A tres semanas de las elecciones insiste con una estrategia que fracasó notoriamente en las PASO.

De allí la inédita cantidad de errores no forzados que comete; también la extendida percepción de que no se sabe quién toma las decisiones en una administración fragmentada.

Un indicio de esta anarquía en progreso pudo detectarse el jueves en el Senado con la firma de un dictamen para cuadruplicar el mínimo no imponible del impuesto a los bienes personales. El propio autor del proyecto admitió no conocer su impacto fiscal, ni la opinión del ministro de Economía, Martín Guzmán, al respecto.

Solo 24 horas más tardes del episodio del Senado Guzmán fue citado a la Cámara de Diputados para que exponga sobre el presupuesto 2022 que había remitido a los legisladores un mes y medio antes.

No sólo es insólita esa demora, sino también el hecho de que, si bien el debate de la "ley de leyes" comenzará esta semana, el ministro fue invitado a participar de la reunión de la Comisión de Presupuesto y Hacienda el 19 de noviembre, esto es, después de las elecciones. ¿Seguirá en el cargo para entonces?

Las diferencias entre Guzmán y el kirchnerismo más duro tuvieron un capítulo especial con el conflicto por los precios máximos. Nadie ignora que esa estrategia no frena la inflación, pero pusieron un nuevo secretario en el área para que cargue contra los empresarios, algo que su antecesora, Paula Español, se había abstenido de hacer.

Así el objetivo electoral, quedó cumplido. Se puso en la picota a los comerciantes como responsables de la carestía disparada por la emisión. El objetivo económico, en cambio, parece más difícil de lograr. La experiencia histórica es abrumadora al respecto. Conflictos de esta naturaleza terminan fatalmente en desabastecimiento.

Además, la movida deja mal parado a Guzmán que en sus interminables tertulias con el FMI deberá explicar ahora una medida anacrónica e incompatible con el espíritu de cualquier acuerdo. Cepos, precios máximos y otras regulaciones draconianas alimentan la sospecha de que el kirchnerismo ya optó por no llegar a un entendimiento con el organismo.

El uso de los precios máximos como estrategia de campaña obedece no sólo al desborde inflacionario, sino también a que el oficialismo carece de alternativas para ofrecer a los votantes. Para dar vuelta la elección sólo maneja un par de ideas y ninguna nueva.

La primera es la de pasar lista a los que se ausentaron en el conurbano, excluyente preocupación del kirchnerismo. Intendentes y militantes barriales despliegan una intensa actividad para identificarlos y recordarles la necesidad de apoyar al Gobierno del que reciben cuantiosos subsidios. Confían en que esa cosecha les permitirá mejorar los números de las PASO.

Con ese objetivo la plana mayor kirchnerista se reunió a media semana con el consultor español Gutiérrez Rubí para oír sus consejos de campaña. No recibieron ninguna revelación; simplemente les comunicó la necesidad de "salir a defender la gestión a la calle".

Pero algunos de los presentes objetaron la propuesta por las reacciones adversas de los vecinos frente a los candidatos que han salido de recorrida por los barrios más pobres. El único que lo hace sin riesgo es el Presidente, trasladado en una "burbuja" de encuentros previamente pactados con simpatizantes seguros.

La otra "idea" para recuperar votos fue la del aumento de sueldos a los empleados públicos y más dádivas como en La Matanza, capital nacional del peronismo. En La Pampa, donde están en juego tres bancas del Senado y el PJ perdió en las PASO se resolvió perdonar la deuda a los usuarios que no pagaron el gas. Esto después de haber subsidiado el precio y haber promulgado una ley de más subsidios en "zonas frías", lo que pone en evidencia que el problema con las tarifas es consecuencia del empobrecimiento generalizado y no se arregla con precios "políticos", sino con crecimiento y estabilidad, algo que no figura en la agenda del Gobierno. 

Sergio Crivelli
Twitter: @CrivelliSergio

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