Miércoles, 12 Octubre 2022 06:45

Gobierno sin respuesta, oficialismo en dispersión - Por Sergio Crivelli

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Una nueva crisis de gabinete acaba de barrer a tres ministros irrelevantes para reemplazarlos por otros tres también irrelevantes. Esos cambios revelan que el presidente Alberto Fernández está aislado y sin respuestas; que la alianza en el poder está en vías de disolución y que el desastre económico seguirá intacto, imperturbable. 

La crisis económica es producto de una irracional praxis populista que entre otras cosas destruyó la moneda. Si a eso se suma un sistema de toma de decisiones fragmentado por falta de liderazgo la situación no tiene salida. 

Esto lo comprendió hace rato la vicepresidenta Cristina Kirchner que intenta tomar distancia para salvar sus votos del conurbano y, a su modo, también lo entendió Fernández, cuya única estrategia consiste en tratar de llegar al final del mandato.

Para elegir a los reemplazantes de los ministros echados, el Presidente no consultó a la vice porque ésta ya no quiere hacerse cargo de una gestión calamitosa.

Los múltiples parches en el elenco ministerial en dos años y medio sólo sirvieron para ahondar los problemas del gobierno. Siempre tuvieron como promotora a Cristina Kirchner que, con su ataque inicial a los "funcionaros que no funcionan", acosó a su propia creación a poco de ubicarlo en la Casa Rosada.

FUEGO AMIGO

Después vino la decapitación de Martín Guzmán, la disparada de la inflación y la jubilación anticipada del presidente subrogante en provecho del proyecto personal de Sergio Massa. Ahora Massa es el que recibe el fuego amigo.

El hijo de la vicepresidenta lo acusó de "poner de rodillas" al país por conceder un dólar más realista a los productores agrícolas. Se trata del mismo Máximo Kirchner que renunció a la presidencia del bloque de la coalición gobernante y que votó en contra del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.

En síntesis, ya nadie cree en la ficción de un Frente de Todos que muestra cada vez con mayor claridad su condición de simple reagrupamiento ocasional en torno de Cristina Kirchner para ganar las presidenciales de 2019. Una alianza que entró en proceso de disolución después de chocar con la crisis y de sufrir una aplastante derrota electoral el año pasado. Lo único que queda de ese acto de prestidigitación de CFK es un presidente sin poder real que convierte en ministros a dirigentes de cuarta fila.

El ejemplo más elocuente de la magnitud del deterioro de Fernández la dio la ex ministra de género, Elizabeth Gómez Alcorta, al acusar en su renuncia al gobierno de violar los derechos humanos de presuntos mapuches.

Ante esa imputación grave y descalificadora, el Presidente cerró la boca. Nadie del gobierno tampoco la respondió, porque entendieron su verdadero sentido: el de una provocación y una excusa para abandonar un barco con el timón roto y cada vez más escorado.

Sergio Crivelli 
Twitter: @CrivelliSergio

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