Lunes, 17 Octubre 2022 07:59

La quiebra del oficialismo causa una insólita inversión de roles - Por Sergio Crivelli

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Sergio Massa necesita el apoyo de Georgieva en el FMI, de JxC en el Congreso y de los “gordos” de la CGT en las paritarias. El kirchnerismo las va de opositor, pero sin soltar las “cajas” 

La idea de Cristina Kirchner en 2019 de armar un gobierno con la persona que tiene el poder en segundo plano y como presidente a otra que no tiene un solo voto ha tenido a la larga como consecuencia un cambio de roles con algunos ejemplos extraordinarios. 

En la Cámara de Diputados, por ejemplo, Juntos por el Cambio analiza si  firmar o no el dictamen de comisión sobre el presupuesto 2023, aunque el gobierno acepte sus demandas. ¿Por qué? Porque si como todo permite suponer, la facción encabezada por Máximo Kirchner rechaza el proyecto de Sergio Massa por cumplir las exigencias del FMI, Juntos por el Cambio quedaría como el copartícipe necesario del ajuste.

Hoy los opositores están ante un dilema: no quieren votar en contra del presupuesto como hicieron en 2022 para no parecer obstruccionistas, pero tampoco quieren hacerse cargo de un texto con proyecciones macroeconómicas falaces.

La tropa de la vice, en cambio, no tiene ese problema porque cultiva una lógica en la que el principio de contradicción es visto como un prejuicio de clase: critican la política económica de su propio gobierno mientras retienen importantes fuentes de financiamiento como las “cajas” del PAMI, la Anses, Aerolíneas Argentinas, etcétera.

Otra inversión de roles nunca vista es la del FMI respecto del peronismo. Su directora, Kristalina Georgieva, se ha convertido en activa defensora de Sergio Massa, aunque no cumpla las metas pactadas. Elogia en público el compromiso y seriedad del funcionario al tiempo que denuncia la resistencia de facciones del oficialismo y de sectores de la población que se oponen al ajuste.

Confirmó involuntariamente su diagnóstico el camporista Larroque al declarar que el acuerdo con el FMI está caído y que nunca funcionó justo cuando Massa estaba por partir a los Estados Unidos.

El Fondo sabe que Massa no podrá hacer ningún ajuste parecido al necesario para frenar un descalabro como el de 2001 y colabora con su estrategia de transferir al siguiente gobierno el aumento de tarifas, el achique del gasto, las reformas de fondo a los sistemas laboral, previsional, arancelario, etcétera.

De todas maneras el apoyo del organismo podrá dar resultados políticos, pero no los está dando económicos. La principal batalla de Massa es contra el dólar y la va perdiendo como quedó en claro con el dólar “cultural” y otras artimañas contraproducentes que terminaron disparando la cotización del “blue”. Las estrategias de parche duran poco no importa quien las patrocine. Massa también pierde contra de la inflación: el 6,2% de septiembre y el 84% anual no necesitan comentario.

Los peronistas que decían que el candidato del FMI era Mauricio Macri y que por eso le había concedido el préstamo de US$ 45 mil millones para la campaña 2019 deberían admitir ahora que la entidad está jugando a favor del plan “aguante” del peronismo. Espectáculo sorprendente el de un peronismo ayudado por el FMI; la bestia negra convertida en un compañero más.

Un tercer ejemplo del “reino del revés”: el líder metalmecánico Ricardo Pignanelli dijo en el coloquio de IDEA que a los empresarios no se les puede sacar más de lo que pueden pagar. Una muestra de racionalidad a imitar por el sindicalismo K y sus aliados de izquierda, activistas que radicalizan los conflictos hasta paralizar industrias que subsisten con dificultad en medio del desierto económico.

A toda esa confusión suma su aporte el propio equipo del ministro de Economía. El secretario De Mendiguren aseguró a los empresarios que en la actualidad hay más apertura económica que antes y que la industria local tiene el nivel de protección que se merece, mientras Massa les pedía que “cedieran beneficios”, es decir que dejaran de cazar en el zoológico protegidos por los altos aranceles a la importación.

Más allá de la contradicción, lo fantástico es que los políticos que hora piden competitividad fueron los que históricamente hicieron “lobbie” para conseguir a los empresarios los beneficios de los que gozan. Esos políticos son la pareja perfecta de los capitalistas “expertos en mercados regulados” y que dejaron su impronta en la tristemente célebre causa “de los cuadernos”.

En este controvertido escenario no figura el presidente, porque su incidencia en la situación económica y política tiende a ser nula. Nombra ministras para aparentar una autoridad que no tiene y un manejo de la gestión que perdió desde la asunción de Massa. La vice, en tanto, se mantiene en silencio, el mejor servicio que le puede hacer al nuevo ministro, aunque deberá fijar posición a la hora en que el presupuesto sea votado por el Congreso. Nada, sin embargo, indica que vaya a optar por la confrontación: a ella también le conviene que el plan “aguante” de Massa no vuele por el aire.

Sergio Crivelli 
Twitter: @CrivelliSergio

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