Lunes, 27 Febrero 2023 09:39

La oposición ya está en campaña mientras el PJ sigue paralizado - Por Sergio Crivelli

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Mientras Rodríguez Larreta daba el paso inicial de su larga marcha a la Rosada, el presidente trasmitía la viva imagen de su soledad desde la Antártida y la vice perdía cuatro senadores 

Ajenos a la crisis y enzarzados en sus luchas de poder, el peronismo y la oposición arrancaron la campaña con distinto ritmo y expectativas. En Juntos por el Cambio puso primera Horacio Rodríguez Larreta, pero de manera llamativa no lo hizo con un discurso de crítica al gobierno, sino con una embestida contra su principal adversaria interna, Patricia Bullrich. La caracterizó de estafadora. 

En el Frente de Todos, entretanto, siguió la interminable pelea entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner. No los detiene ni la gravedad de la situación económica, producto de una inflación que será un factor clave en las urnas.

El presidente se limita a resistir y amenaza con un proyecto reeleccionista inviable. Trata de ganar tiempo en medio de un aislamiento creciente.

La imagen más patética de su situación la dio con el mensaje que trasmitió desde la Antártida, parado solo en medio de un desierto helado sin siquiera un pingüino de compañía. Ante su fracaso todos los sectores del oficialismo le escapan, no sólo la vice.

Cristina Kirchner sufrió también el desgaste de la mala gestión de quien llevó a la presidencia. Por primera vez un grupo de sus senadores armó bloque aparte con el apoyo de los gobernadores de Córdoba y San Luis.

Aunque se trate de una secesión más simbólica que operativa, el mensaje fue fuerte: la vice está lejos de ser la dama del látigo a la que se sometían sin protestar los caciques provinciales del PJ. Hay gobernadores, como el de Santa Fe y el de San Juan, que no sumaron sus legisladores al grupo disidente, pero que también temen que el desastre del desgobierno nacional los perjudique más que cualquier operación de la Cámpora en sus distritos. Ven a la vice débil y a su “militancia”, piantavotos.

Por falta de liderazgo en el oficialismo, el Senado estuvo paralizado los últimos tres meses. No sesionó durante la prórroga de ordinarias y la Cámara de Diputados tampoco pudo hacerlo durante el período extraordinario. Receso forzado por la anarquía.

Sólo funcionó el juicio político a la Corte Suprema, un intento “K” de amedrentar a la Justicia, combinado con una “vendetta” de los gobernadores peronistas por el fallo del alto tribunal contra la quita discrecional de fondos a la Ciudad de Buenos Aires. Pero esa jugada tampoco tendrá un resultado positivo para la vice: al final el trámite legislativo se extinguirá por falta de votos. Su único objetivo es degradar a jueces y fiscales que no fallan según el gusto y las necesidades del peronismo.

En suma, el PJ está inmovilizado. El presidente arma actos todos los días para simular que está en funciones, Sergio Massa salió del radar porque los números macro están peor que cuando asumió y la vice tiene una botonera en la que cada vez hay más teclas fuera de servicio. Ni siquiera las abuelas de Plaza de Mayo se quieren ya mezclar con ella.

Se espera, no obstante, que retome la iniciativa en marzo con un acto contra su “proscripción” en el que podría anunciar la candidatura a senadora por a provincia de Buenos Aires. Parece haber caído en la cuenta de que su anuncio de abstención electoral fue el disparador del presente caos oficialista. También generó un vacío que se han propuesto llenar en principio Juan Manzur y Daniel Scioli. Si bien tienen perfiles apaciguadores y dialoguistas la llegada de cualquier de ellos a la presidencia significaría la desaparición a corto plazo del kirchnerismo.

En la coalición opositora, en tanto, arrancó la carrera Horacio Rodríguez Larreta, con un discurso agresivo contra Patricia Bullrich. La acusó (también elípticamente a Milei) de “estafadores” por polarizar, es decir, por sostener una propuesta política diametralmente contraria a la de él.

Más allá del estilo confrontativo de su discurso (que significativamente no usa con sus rivales populista), su estrategia dejó en evidencia que está más identificado con el “statu quo” que con el cambio. Si la campaña va a ser una puja entre principios básicos él estará del lado de una suerte de continuidad con retoques. Su propuesta de “diálogo” con la dirigencia política, empresarial y sindical que es la columna vertebral del modelo que está colapsando a la vista de todos es garantía de una gestión conservadora antes que rupturista. Cambiar de caras para que nada cambie.

Por eso la orientación del próximo gobierno no se definirá en las generales, sino en las decisivas PASO de la oposición, esas elecciones que Rodríguez Larreta está confiado en ganar sin sobresaltos.

Será la primera vez que el modelo instalado en 1946 juegue su destino en una interna ajena.

Sergio Crivelli 
Twitter: @CrivelliSergio

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