Miércoles, 08 Marzo 2023 08:14

El crecimiento de Bullrich - Por Sergio Crivelli

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En la Fiesta de la Vendimia Patricia Bullrich se sacó una foto rodeada de los más importantes dirigentes del radicalismo. Esa imagen pegó fuerte en la interna del PRO, porque excluía a Horacio Rodríguez Larreta. Un influyente senador de la UCR explicó la situación con pocas palabras: a Patricia la apoya el 80% del radicalismo. 

Con esa solidaridad política que les es tan propia, los larretistas salieron a explicar a los medios amigos que el único perjudicado por esa situación era Gerardo Morales, porque quedó en evidencia que no conduce a su tropa. Pero en realidad la foto fue una perdigonada contra los antimacri y antibullrich de Juntos por el Cambio. Entre ellos Martín Lousteau que quiere ser jefe de gobierno porteño de la mano de Rodríguez Larreta. Lousteau fue, hasta la desastrosa guerra del kirchnerismo contra el campo, ministro de Cristina Kirchner y Morales, en 2007, candidato en una fórmula presidencial con Roberto Lavagna. 

Conclusión: los amigos radicales de Sergio Massa están pasando por un mal momento a manos de “la derecha”.

Pero al margen de cualquier interpretación la imagen de Bullrich en Mendoza ilustra su avance en la interna del PRO y el retroceso de los “antigrieta”. Ese hecho no debería asombrar: la polarización crece a medida que el gobierno peronista fracasa, se deteriora y fragmenta.

En el comienzo de la pandemia cuando Alberto Fernández tenía 70% de popularidad, algo de esa bonanza inesperada se derramaba sobre Rodríguez Larreta. Hoy, que tiene 10%, ocurre un fenómeno similar, pero en sentido negativo: Rodríguez Larreta comparte las pérdidas con su discurso de apaciguamiento al estilo Neville Chamberlain. Una amplia mayoría agobiada por la crisis opina que el desastre en curso reclama un cambio drástico. Bullrich pretende capitalizar ese reclamo, por eso elige un discurso más parecido al de Churchill.

Además el progreso de Bullrich no es sólo producto del oportunismo. El fin de semana demostró que sabe construir políticamente, algo que Mauricio Macri le había exigido en privado. Hasta ese momento era ella sola contra todo el aparato del PRO y de los radicales. Algo así como una suerte de Milei sin gritos ni convulsiones. Ahora Morales y Rodríguez Larreta son los que deberán recalcular su estrategia.

Quedó por otra parte en evidencia que los “aparatos” sin liderazgo tienen un poder limitado, aun en las internas partidarias. Los gobernadores y dirigentes de la UCR se fotografiaron con Bullrich porque saben de primera mano lo que ocurre en sus distritos. Van detrás de sus votantes, no delante.

El voto antipopulista ha sufrido un importante trasvasamiento desde 2007 con la aparición de Macri. Los radicales perdieron a manos del ex presidente su bastión histórico en CABA y vieron como la provincia de Buenos Aires iba a parar a manos de María Eugenia Vidal en 2015. La imagen positiva de Macri en Córdoba es la más alta de cualquier político opositor en la provincia. Los distritos centrales del país siguen pintados de amarillo. A esa realidad se debería acomodar Morales que no mueve el amperímetro y corre el riesgo de terminar como Carrió. Sus correligionarios ya están empezando a hacerlo.

Sergio Crivelli  
Twitter: @CrivelliSergio

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