Viernes, 28 Abril 2023 05:25

FdT: el Fracaso de Todos - Por Daniel Santa Cruz

Escrito por Daniel Santa Cruz

“Es una práctica permanente de la derecha argentina. Primero instalan rumores en la mañana, operan durante todo el día y, cuando termina la tarde, retiran su rentabilidad del mercado cambiario y lastiman el ahorro de la mayoría de los argentinos y argentinas”, sostuvo el presidente Alberto Fernández para justificar la estrepitosa suba del dólar del martes en una jornada para el olvido para la economía argentina. También cargó contra la oposición a quien acusó de “ir al extranjero a hablar contra los gobiernos populares”. 

Estas declaraciones merecen dos observaciones, la primera es sobre el abuso de excusas y reparto de culpas (a Macri, la derecha, la justicia, al FMI, la pandemia, la guerra, etc.) que caracteriza a este gobierno que desde que asumió jamás se hizo cargo de nada y nunca le puso el cuerpo con responsabilidad a la innumerable cantidad de errores de gestión. Y la segunda, y quizás más importante: este no es un gobierno popular. El Frente de Todos está formado por un grupo de personas que tienen más disensos que encuentros, que no respetan sus propios acuerdos internos, que están absorbidos en una constante endogamia que les impide mirar hacia la sociedad, al pueblo, como les gusta denominar a la gente para que la que supuestamente gobiernan, lo que les otorgaría esa impronta de sentirse “populares”, que casualmente es el sector de la sociedad que más sufre todos los desatinos que forjan sus decisiones. Perdieron el norte hace rato, tampoco recuerdan el camino de regreso al punto de partida, que fue la búsqueda de impunidad para la Jefa, ya condenada por corrupción, algo que era el común denominador que convocaba a todos los actores que armaron este frente político pero que, por los enfrentamientos internos, hoy dejó de ser la causa que los une, al contrario, mientras algunos infantilmente quieren disfrazar una condena judicial por una insostenible proscripción política, otros la señalan como la responsable principal del fracaso deseándole, hasta públicamente, que se arregle sola frente a sus causas judiciales. 

Cristina Kirchner es la principal responsable del fiasco oficialista, su falta de compromiso con la gestión fue característica desde el inicio. Recordemos que al comienzo de la pandemia estuvo ausente durante meses, sus caprichos sobre las decisiones económicas, sus discursos lacerantes que desestabilizaban políticamente al gobierno de quien fue su elegido, Alberto Fernández, el comportamiento de sus legisladores más fieles, que dejaron solo al presidente que prácticamente rogó en la Asamblea Legislativa 2022 que lo acompañaran en el acuerdo con el FMI con Cristina a su lado, y el acuerdo salió gracias a los votos de la oposición que le dio vida a un gobierno que se desinflaba sin pausa. Su accionar egoísta, que solo la tuvo activa para franquear sin costo las causas de corrupción que acosan a ella y a sus hijos, se ve resumida en el acto de hoy, donde hace un lugar a su agenda para brindar una pretenciosa clase magistral en el Teatro Argentino de La Plata titulada “La Argentina Circular: El FMI y su histórica receta de inflación y recesión. Fragmentación política y concentración económicas”. Si tiene todas esas recetas ¿por qué no se las acercó al gobierno enfermo y en crisis por esas causas, que parece conocer tan bien, al que ella pertenece institucionalmente y lidera políticamente? Ella y sus más fieles, algunos ministros y funcionarios de alto rango quieren lograr lo imposible: ser opositores al gobierno que integran. Sólo en esta Argentina de hoy se puede esperar semejante paso de comedia política.

Alberto Fernández no es víctima, ni de la supuesta derecha ni del kirchnerismo duro. Su credibilidad duró solo unos meses, por más que ahora se emocione porque recuerda que una señora le agradeció que sus padres murieron de Covid en una cama digna de un hospital, vale aclarar que el sistema de salud con el compromiso de sus profesionales, es por muchísimas décadas prexistente a su presidencia, no lo creó su gestión, su palabra y autoridad quedaron deterioradas y sin retorno luego del escándalo de la fiesta de Olivos, el vacunatorio vip, la tardía compra de vacunas y test, y la pésima administración de la pandemia con un deterioro económico brutal, un costo educativo irrecuperable, y con violaciones a los DDHH y civiles incluidas. Desde allí su palabra nunca tuvo retorno, perdió poder y credibilidad. Le tocó, por suerte, una oposición que, con todas sus limitaciones y errores, que los tiene y muchos, jamás buscó desestabilizarlo institucionalmente como hizo el PJ con el gobierno de Fernando de la Rúa en 2001. Alberto Fernández lo sabe, estuvo en los dos lados del mostrador, pero jamás lo reconocerá. Con estos antecedentes inmediatos, con su imagen en picada que hizo no le “diera el cuero” ni siquiera para presentarse a competir en una PASO ¿Con qué liderazgo podría afrontar una crisis económica o una corrida bancaria? Ni siquiera tuvo la entereza de hacerse cargo de la misma situación de inestabilidad que él mismo creó.

Sergio Massa es el otro gran responsable, porqué pasó de comprometerse a “barrer a los ñoquis de La Cámpora” o decir públicamente a que con “el kirchnerismo nunca más”, a ser el hombre que pretende salvar el gobierno de los Kirchner y La Cámpora, solo con el afán de salir airoso y cimentar su carrera política que le abra chances presidenciales. En este gobierno, no hay mártires ni ninguno que ofrezca su vida política por una causa. Massa también es responsable de su gestión: cuando asumió en Economía heredó una inflación por encima de 7%, dijo que, para abril de este año, y luego de recortes presupuestarios en áreas sensibles y de quitarle el pie a las tarifas de servicios, estaría promediando el 3%. Bueno, algunas consultoras estiman que la inflación estará cerca de 8% y que la inflación en alimentos alcanzará los dos dígitos. Era de esperar, el 3 de agosto de 2022 cuando asumió el dólar libre cotizaba $298, esta semana rozó los $500. Toda culpa de la derecha, claro.

Párrafo aparte para los gobernadores peronistas que acompañaron con silencio cómplice todas y cada una de las medidas adoptadas por este gobierno y que hoy, alertados por el posible desastre electoral que se avecina, no dudan en despegar la elección de su provincia de la boleta nacional. Claramente, se llaman Frente de Todos, pero donde cada uno hace la suya. Como la CGT, que parece que recién estos días despertaron luego de que les sonara el despertador en la calle Azopardo que les recordó que hay cientos de miles de trabajadores formales que tienen ingresos que los ubican por debajo de la línea de la pobreza y en un gobierno peronista.

Los movimientos sociales oficialistas también comparten responsabilidad, porque en lugar de buscar salidas económicas y laborales a sus representados, se dedicaron a administrar una caja que distribuía con más criterio electoral que social, porque los fortalecía políticamente para salir a pelear espacios de poder, intendencias y cargos legislativos en el armado de listas de un frente que, paradójicamente, los hizo más pobres. Algunos de ellos, como el Movimiento Evita, deberán dar explicaciones a la Justicia por denuncias de malversación de esos recursos públicos. También lo es Juan Grabois, que hoy podrá alzar su voz, gritar y mostrar sus intenciones revolucionarias que, por supuesto, tiene todo el derecho de pregonar. Lo que nunca se entendió es cómo conjugaban sus ideas con los hechos de corrupción pública. Es imposible imaginar a los Báez bajar de Sierra Maestra con la maquinita contando dólares en su mochila o a José López con bolsos pesados con millones de billetes verdes.

Hoy, culpar a “la derecha” es solo una manera de sostener un discurso que contenga al núcleo duro de seguidores. Lo dijo Leopoldo Moreau: “la gente me para y me dice que si no se presenta Cristina va a votar a Milei”. Todo tiene una intención, salvarse individualmente o al menos poner a flote la balsa de su microespacio para rescatarla del naufragio. Por eso sería injusto poner toda la culpa en uno o en varios, es notorio que más allá de sus diferencias o rencillas internas, que mucho hicieron para alcanzar este triste presente, la historia deberá ser justa y recordar que, entre todos los que armaron y participan de este gobierno, más que un “Frente”, construyeron un “Fracaso”.

Daniel Santa Cruz

Top
We use cookies to improve our website. By continuing to use this website, you are giving consent to cookies being used. More details…