Miércoles, 03 Mayo 2023 05:38

Los “stand up” de la vice - Por Sergio Crivelli

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Tras la derrota de 2021 Cristina Kirchner ha desarrollado una estrategia de preservación personal que consiste en monólogos recitados desde la Patagonia hasta el Chaco con distintas excusas: recibir doctorados “honoris causa” de ignotas universidades amigas, dar clases magistrales o participar de la inauguración de algún modesto gimnasio en Avellaneda para festejar entre amigos el mundial de fútbol, ya que los campeones de Qatar no quisieron ni siquiera acercársele. 

trató de celebraciones que intentaron reemplazar las cadenas nacionales y las arengas a La Cámpora en los patios internos de la Casa Rosada de su época de presidenta. Nostalgia de aquellas largas homilías nacionales y populares que cada vez interesan a menos gente. 

Sin embargo, sus apariciones son anunciadas con gran despliegue por los medios para instalar la expectativa de un oráculo. Un oráculo que sin embargo termina limitándose a enviar mensajes a la dirigencia peronista y cuyo interés general es cero. Si incluyen la hecatombe económica que asuela al 80% de la sociedad lo hacen para señalar a culpables que cambian según la ocasión y para deslindar cualquier responsabilidad.

La vice está cercana a cumplir 16 años en el poder sin haber hecho una sola autocrítica, ni ensayado siquiera un cambio mínimo en las políticas que han empobrecido a la sociedad. Y difícilmente lo haga porque se trata de una decadencia consentida por el grueso de los votantes y los factores de poder.

El principal objetivo de los espectáculos que monta consiste por lo tanto en mantener vivo un liderazgo que entró en el ocaso. Apunta a mostrar la apasionada fidelidad de una feligresía que vive del Estado; de una maquinaria que no padece las estrecheces de los votantes más pobres del conurbano, de los que meten en el sobre la boleta peronista, pero que están empezando a dudar porque ya no llegan ni a mediados de mes.

Fue extraordinario el contraste entre la “militancia” que ocupaba las butacas del Teatro Argentino el jueves pasado y el cada vez más empobrecido trabajador que tiene que viajar todos los días a la ciudad de Buenos Aires en condiciones inhumanas para ganar unos pesos que se pulverizan a velocidad creciente. Resultó llamativa la desconexión de la vice con esos votantes a los que les habla del FMI y de su inocencia respecto de una inflación devastadora. Si alguna vez entabló con ellos una relación de hada protectora, ese pasado difícilmente regrese.

Habla para que la aplaudan los funcionarios, legisladores, intendentes, concejales, punteros y otros ejemplares de la “casta”. Los convoca para que la ovacionen y le canten qué grande sos como hacía el fundador del movimiento. A la legión de pobres que la votan no tiene qué decirles.

Por eso las representaciones no modificarán el escenario electoral que enfrenta. Es consciente de que no tiene solución para los problemas que la arrinconan; sólo intenta mantener vivo un protagonismo que declina ante una realidad funesta. El consuelo que le queda es que por lo menos en esa difícil tarea los medios le dan una gran mano.

Sergio Crivelli
Twitter: @CrivelliSergio

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