Política

Para el candidato oficialista, el problema no es lo que él como ministro no pudo resolver, sino la amenaza que representan las soluciones opositoras: igual que con los pasajes de tren, nos dice que lo votemos para tener poca nafta, pero “barata”, porque con Milei no podremos pagarla. 

El desabastecimiento de combustible de estos días en el país es el telón de fondo más expresivo que podría tener la confrontación entre Sergio Massa y Javier Milei. 

La negación y la descalificación del adversario, la construcción del rival como amenaza y enemigo, buscan obligar a la ciudadanía a optar por uno u otro, sin matices.

El ex presidente y el candidato arman equipo para el balotaje.
La líder de la Coalición, por una banca en el Senado.

El triunfo de Massa reagrupó al antikirchnerismo. Hay radicales que juegan abiertamente para el peronista y otros que se hacen los distraídos. Con dos candidatos no puede haber tres posiciones.  

Por qué la suerte de Juntos por el Cambio está echada.
Cómo interpreta el oficialismo la apuesta del expresidente.

Tanto Kirchner como Macri vislumbraron antes el escenario de tres tercios. Pero Cristina vio dos tercios populistas y Macri dos liberales. El balotaje dirá cuál de los dos acertó. CFK y el resto del peronismo se sostuvieron en circunstancias adversas. Macri y el espacio del cambio -por disidencias- perforaron su piso. 

Un sector importante de la sociedad argentina sufre una depresión aguda desde el domingo pasado. Sergio Massa y Javier Milei convocan al amor o al odio, a la adhesión o al rechazo. No hay grisura posible en la relación de la sociedad con ellos.

El estallido de Juntos por el Cambio fue una gran noticia para el ministro-candidato. Ocultó la crisis económica que empeora. Parece una ayuda para el balotaje contra Milei. Disimuló diferencias políticas con la vice, en caso de que triunfe en noviembre. 

Para muchos, misión imposible: recortar y superar los 6 puntos de diferencia que han distanciado a Sergio Massa de Javier Milei en el último cotejo electoral. Si fuera cine, el cometido no sería quimérico: el intrépido Tom Cruise enfrentaría con éxito el desafío al tiempo que intentaría otras arriesgadas misiones imposibles. Pero Milei no es el famoso actor, ni se le parece, apenas comparten altura y cierta confusión religiosa, uno entre la bipolaridad judía y la católica, el actor inclinado ante una secta desarrollada en Hollywood, la cienciología.

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