Opinión

Paradójicamente, a medida que se aproximan las elecciones y se hacen cada vez más evidentes el fracaso del superministro y la inoperancia del Gobierno, las críticas a la oposición se hacen más fuertes. La primera acusación que se le hace es la de no dedicarse a “la agenda de la gente”, preocupada por miles de problemas cotidianos que le dificultan la vida y le impiden llegar a fin de mes. Tienen razón.

El Papa polaco conocía los oprobios del comunismo. Los había vivido en su Polonia natal, dominada bajo el control del imperio soviético

Cuando se promueven acciones políticas que solo reflejan el tenor de ciertas emociones personales, aquellas permanecen dentro del ámbito estrecho de la voluntad de disponerlas, sin posibilidad alguna de ser trasladadas con éxito a la realidad.

Confieso que este comentario referido al discurso del presidente en el Congreso para inaugurar un nuevo periodo de sesiones ordinarias es uno de los más difíciles que me ha tocado escribir desde que The Post tiene contacto con ustedes.

La exposición del presidente fue una monocorde reiteración de cifras falsas, que no despertó ni siquiera el entusiasmo de los legisladores oficialistas

La apertura de sesiones ordinarias del poder legislativo ocurrida el último miércoles fue seguramente la más desolada en cuatro décadas de democracia.

“No dejamos a nadie sin vacunas durante la pandemia” dijo el presidente Alberto Fernández en la apertura de sesiones del Congreso de la Nación. Fue la primera de, al menos, una treintena de mentiras y falsos relatos expuestos ayer en su alocución, tan extensa como superficial, provocadora, con graves signos de autoritarismo.

A primera vista la comparación podría parecer desatinada. Pero -salvando las diferencias insalvables que existen entre los tres hechos- hay un elemento común que los enlaza y refleja el profundo cambio, en términos de la relación de fuerzas, que ha ocurrido en los últimos meses.

El presidente se trasladó a Chaco, la que él definió como la provincia modelo para la Argentina (la que reproducía en pequeño lo que el peronismo sueña para el país todo) para inaugurar el ciclo lectivo 2023.

Entre Rosario y sus urgencias dramáticas y la Antártida y su potencial para inspirar promesas vanas, el presidente Alberto Fernández eligió el continente casi deshabitado de ciudadanos para lanzar una invitación a utopías futuras y heladas estilo Borgen, incumplibles la mayoría, como, por ejemplo, su candidatura presidencial. Fue el mismo día en que los vecinos de Rosario se movilizaron bajo la consigna “Rosario sangra”.

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