Opinión
Patricia Bullrich y Javier Milei son dos dirigentes muy distintos pero complementarios
Cuando los resultados generan asombro entre votantes y votados - Por Rogelio Alaniz
Escrito por Rogelio AlanizSe habló hasta el cansancio del hartazgo del electorado con los políticos. Pues bien, ese hartazgo se expresó. El capítulo decisivo aún no se ha escrito, pero los posibles desenlaces tienen nombre y apellido.
Algunos líderes políticos cultivan el arte de la jactancia con admirable disciplina. Su enunciado estándar suele arrancar con “no me equivoqué cuando dije…”, giro apenas atemperado en ocasiones con el uso de una monárquica primera persona del plural. “No nos equivocamos cuando dijimos que si se hacía tal cosa pasaría lo que ahora está pasando”. En el repertorio de Alberto Fernández, por ejemplo, el molde se alterna con otras combinaciones gramaticales igualmente destinadas a felicitarse, en la actualidad su actividad más exigida.
El voto popular, quizás, esté sustituyendo una pesadilla por otra, que lo será también para muchos de los votantes del propio Milei.
Cómo nos convirtieron en una peligrosa nación tumbera - Por Jorge Fernández Díaz
Escrito por Jorge Fernández DíazHoy el padre de Mafalda tendría un empleo precario, la madre estaría trabajando en el servicio doméstico y la familia entera haría ingentes esfuerzos para mantenerse a flote; sus hijos irían a la escuela, pero no todos terminarían el secundario. Y tratarían de evitar que Mafalda quedara embarazada tempranamente y que el hermanito se metiera en la droga. Vivirían en un barrio donde se teme salir a la calle por la atroz inseguridad, y donde probablemente habría un supermercado chino: Manolito trabajaría allí.
El domingo 13 (13/8/2023) llegan las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, PASO. El resultado es impredecible ya que las encuestas no son creíbles. El condicional como tiempo de verbo es inevitable. Barajando posibles y variadas teorías, las probabilidades son muchas.
“El destino, que es ciego a las culpas, suele ser despiadado con las mínimas distracciones”.
- Jorge Luis Borges
Los cuatro errores que nos trajeron hasta aquí - Por Fernando Iglesias
Escrito por Fernando IglesiasNo importa desde qué lado de la grieta se lo mire, el año 2001 marcó un antes y un después en la política argentina. La caída de la Convertibilidad y el derrocamiento de De la Rúa configuraron una nueva era. En la anterior, el Partido Justicialista y la Unión Cívica Radical habían sido los protagonistas de un sistema bipartidario que definía y distribuía las opciones de poder. En la que siguió a aquel diciembre sangriento, tomaron su relevo el kirchnerismo y el PRO, dos novedades que subordinaron a los dos grandes contendientes dentro de esquemas y alianzas impensables pocos años antes.
Reclamar por la muerte de la pequeña Morena Domínguez es un acto humanitario de justicia. Poner en el mismo nivel la muerte de Facundo Molares, es un acto miserable de manipulación política.
En las últimas horas del próximo domingo tendremos una radiografía seria y cierta de dónde está parado electoralmente nuestro país. Sabremos, sin lugar a dudas, cual es la musculatura real de cada uno de los candidatos que anhelan sentarse en el sillón de Rivadavia a mediados de diciembre. Podremos evaluar qué encuestas merecen ser tenidas en cuenta de cara a los comicios generales del mes de octubre y cuáles se habrán hecho acreedoras a una deshonrosa jubilación.
Más...
Votar o Elegir - Por Carlos Mira
Escrito por Carlos MiraEl salvaje asesinato de Morena cometido en Lanús cuando la chiquita de 11 años llegaba al colegio, inmediatamente desenpolvó varios hechos, que si bien habían tenido trascendencia en su momento, ayer recobraron una indignación generalizada.
La política se resigna a no ser un fenómeno de masas - Por Sergio Berensztein
Escrito por Sergio BerenszteinMichael Foucault examinó la “microfísica del poder”: cómo se manifestaba capilarmente en sofisticados mecanismos de control derivados de diseños institucionales que en sí mismos reflejaban sistemas de poder y de ese modo reproducían su influencia. La sensación predominante en esta opaca campaña de cara a las PASO que tendrán lugar el domingo es la inversa: vemos una resignación de la política a ejercer el poder y a plantear debates con densidad, profundidad y ambición proporcionales a la gravedad de la decadencia secular en que está inmerso el país.
En las elecciones presidenciales de 2019, la fórmula del Frente de Todos que encabezó Alberto Fernández obtuvo casi 13 millones de votos y la de Juntos por el Cambio, que postulaba la reelección de Mauricio Macri quedó más de 2 millones de votos debajo de ella. En términos porcentuales la distancia se disimulaba un poco: 48 contra 46,3 por ciento. Aquel año votaron 27.525.103 ciudadanos, el 81,3 por ciento de los empadronados. Es muy improbable que en el ciclo de comicios que se inicia el próximo domingo con las PASO se alcancen esas cifras.
Afirmar que la Argentina no tiene arreglo, que en la Argentina todos los políticos son lo mismo o que lo mejor que se puede hacer es tomar la ruta de Ezeiza, no solo es una simplificación, un error, sino también una manera cómoda de desentenderse de los problemas del país, de lavarse las manos con excusas disfrazadas de afirmaciones tan coléricas como livianas, tan contundentes como equivocadas, tan escatológicas como injustas.