Opinión

A propósito de Juana Azurduy, escribió la historiadora británica Claire Brewster sobre el papel de las mujeres en la Independencia: "Lo que la historia de Azurduy demuestra es que el rol de algunas mujeres en la lucha por la Independencia fue más que pasivo. En esos tiempos inciertos, la guerra ofreció oportunidades a las mujeres para buscar la iniciativa, y en este caso, aunque sea por un tiempo, hombres y mujeres por igual reconocieron el mérito de Azurduy".

A dos siglos de la Declaración de la Independencia debemos recoger el espíritu de aquel Congreso reunido en Tucumán.

Una cuota de verdad poseen los cada vez más acongojados y afligidos kirchneristas cuando sostienen que los sucesivos escándalos de corrupción perpetrados por el sedicente gobierno nacional y popular les vienen como anillo al dedo a Macri para aplicar lo que consideran las detestables políticas de ajuste, entrega y hambre.

El mensaje del Papa por el Bicentenario de la independencia llegó unas horas antes del 9 de Julio: “Celebramos doscientos años de camino de una Patria que, en sus deseos y ansias de hermandad, se proyecta más allá de los límites del país: hacia la Patria Grande, la que soñaron San Martin y Bolívar. Por esa Patria Grande también rezamos hoy en nuestra celebración: que el Señor la cuide, la haga fuerte, más hermana y la defienda de todo tipo de colonizaciones”.

Desde el momento en que fue derrotado el kirchnerismo, la voz convocante de la reconstrucción sobre un lodazal ineficiente y corrupto ha sido el regreso de la Argentina al mundo y a una reinserción internacional en busca de inversiones. Si nos atenemos a las giras y mensajes, tal resulta ser uno de los objetivos centrales de la presidencia de Macri.

La renuncia del ministro de Cultura porteño, Darío Lopérfido, es un absurdo en el doble sentido de la palabra: es contraria a la razón y es difícil de entender.

El Presidente, en su giro, fijó los ejes del Gobierno a largo plazo, que conviven con los límites de la gestión diaria.

A Cristina siempre le ha encantado ocupar el centro del escenario. Aun cuando el papel sea el de la mala más mala de la gran película nacional, se esfuerza por desempeñarlo con profesionalismo.

Los desfiles del 9 y del 10 de Julio le devolvieron al país su ejército. Una patria no está completa sin su ejército y menos aún si tarda 34 años en honrar a sus ex combatientes.

Pasó el segundo Bicentenario y Cambiemos le imprimió su sello, menos faccioso y excluyente que el de seis años atrás. Aunque la discusión por la herencia recibida gravitó demasiado en el discurso presidencial.

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