Economía

El vencimiento del plazo autoimpuesto por el ministro de Economía para canjear los bonos de la deuda externa tuvo una respuesta similar a la que ocurría en los vuelos sobrevendidos antes de la pandemia de Covid-19.

 

Un primer trimestre sin COVID-19 ya negativo para el fisco nacional. La recaudación tributaria nacional fue de $1.440.000 millones en el primer trimestre, el equivalente al 4,42% del PBI anual.

 

La inestable situación de la economía impacta en todos los ámbitos.

 

En Wall Street insisten en que el camino elegido por el ministro para renegociar la deuda sólo conduce al fracaso y puede llevar a una derrota a Alberto Fernández.

 

A algunos dirigentes políticos con posiciones afines al populismo, es probable que se les haga agua la boca al imaginar que, durante tres años, la Argentina dejaría de pagar amortizaciones de capital e intereses por los bonos sujetos a legislación extranjera incluidos en la propuesta de renegociación de la deuda, a cuyos tenedores se les ha dado plazo hasta hoy para informar si aceptan o no la agresiva oferta de canje formulada por el gobierno de Alberto Fernández.

 

Mientras países de la región como Perú, Chile, México y Paraguay colocan deuda en el mercado a tasas de interés entre 2,5% y 4,5% para financiar las políticas compensatorias y paliar los efectos del coronavirus sobre la economía y el empleo, Argentina inventa malabares para evitar que se le dispare más la brecha cambiaria (hoy en 80%) frente la enorme expansión fiscal y crediticia que intenta financiar con un BCRA descapitalizado y sin credibilidad.

 

El principal acreedor de la Argentina no es el fondo de inversión Blackrock, ni Templeton, ni Fidelity ni PIMCO.

 

En mi columna de principios de abril me preguntaba si el fin justifica los medios. Porque no hay que dar muchas vueltas para que nos pongamos de acuerdo en que tanto la salud como la economía deben preservarse sanas y que, por lo tanto, no es cuestión de tomar cualquier medida económica por más que se las piense como "transitorias" y "so pretexto" de las urgencias.

 

Mil empresas presentaron la documentación requerida para poder volver a fabricar y vender sus productos. El presidente de la Nación decidirá, en cada caso, si otorga la respectiva autorización.

 

Es extraño el juego de roles que el presidente Alberto Fernández practica con su ministro de Economía.

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