Opinión

Los hechos se reiteran con una exasperante y acongojadora monotonía. Los escenarios, los protagonistas y los objetos en juego se parecen.

 

En medio del paso por la Asamblea General de las Naciones Unidas que en el gobierno califican sin eufemismos de "rutilante", Mauricio Macri sorprendió con una afirmación a la distancia. Dijo estar "absolutamente convencido" de que el oficialismo ganará las elecciones legislativas del año que viene.

 

Extraño destino el de la Argentina. Luego de décadas de brindar la impresión de ser un país resuelto a depauperarse por razones que fronteras afuera nadie entendía, se ha dotado de un gobierno comprometido con un ideal que es llamativamente prosaico: la normalidad.

 

Se asume como un reclamo sentido, pero uno que no tiene solución a la vista.

 

La pregunta es: ¿qué quieren los políticos, cobrar más impuestos o crear puestos de trabajo vía inversiones?

 

En un reciente encuentro en el Vaticano del Instituto del Diálogo Interreligioso, en que tuvimos el honor de ser recibidos por Su Santidad, el papa Francisco, reflexionamos sobre la idea de casa común que postula la encíclica Laudato Si.

 

Luisa y Javier forman una joven pareja que vive en una populosa villa miseria del Conurbano de Buenos Aires. Ambos cursaron el secundario en un colegio local. Con el título de educación media, Luisa consiguió un buen trabajo; Javier ya lo tenía.

 

Actualmente es muy difícil separar la  política del estudio de los comportamientos humanos.

 

Macri sigue adelante con su política de "reconectar" la Argentina con el mundo desarrollado, pero el encuentro con la primera ministra británica mostró un error diplomático de significación.

 

 “Puerta giratoria” es un concepto nefasto y muy peligroso. En los últimos días lo han repudiado desde el presidente Mauricio Macri hasta los encargados de la seguridad de la Nación y de la Provincia.

 

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