Opinión

La gente identifica al PRO como un partido liberal cuando en rigor no lo es y se esfuerza por no parecerlo

"Una vez que ha hecho presa en el ser humano, la avaricia no conoce límites".  - Henning Mankell

Mauricio Macri no quiere repetir la historia de Fernando de la Rúa y de todos los presidentes civiles no peronistas, ninguno de los cuales pudo completar su mandato en los últimos 70 años.

Más allá del enfoque que cada uno tenga sobre las políticas que se están llevando a cabo, es indiscutible que el Gobierno de Cambiemos está enfrentando todos los problemas que componían la larga herencia kirchnerista y acaso otras más antiguas.

Para los ultrakirchneristas, las acciones que el Estado tiene en 46 compañías a través del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la ANSES son un preciado “botín” que el Gobierno de Mauricio Macri se apresta a devolver a esas empresas.

Desde el año 2004 el Observatorio de la Deuda Social de la UCA (Universidad Católica Argentina) viene alertando que la pobreza aumenta sin cesar y alcanza a más de un tercio de la población.

Macri cumple esta semana seis meses en el poder, con un balance positivo y un conjunto de problemas a resolver. Su imagen externa, tanto en lo político como en lo económico quizás sea su activo más importante.

Más allá de la vehemencia o la elocuencia a veces exasperada, la diputada de Cambiemos encarna el espíritu con el que, en todas las épocas, mujeres y hombres lúcidos advirtieron las consecuencias que se derivan de abrir una brecha entre la ética y la política

Para estupefacción del establishment o, para usar la expresión que fue popularizada por Mauricio Macri, el “círculo rojo” internacional, en casi todos los países occidentales la gente –el pueblo o las masas de tiempos ya idos– está rebelándose contra el statu quo.

La filosofía comunicacional del Gobierno se evidenció zigzagueante.

        

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